Capítulo 57

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—Juguemos a este juego —apuntó la pistola a la sien de Sorena—. La ruleta rusa —sonrió cínicamente mientras veía a James y Sorena soltaba una lágrima.

Patrick dió vuelta al pestillo y sacó el gatillo, Sorena soltó otra lágrima y Patrick disparó.

—¡Noo! —gritó James y Sorena abrió los ojos.

La bala no había salido, había fallado el tiro y Patrick suspiró victorioso.

—Ya ven... Yo no juego y menos si se trata de acabar con la vida de alguien —soltó bruscamente el pelo de Sorena y sollozó en el suelo.

—¡Sorena! —gritó James—. Vuelves a tocarle un solo cabello y ya verás lo que te pasa, imbécil. 

—¿Qué me harás? —Patrick se acercó a James y colocó su pistola en la sien de James y disparó, pero la bala no salió—. Veo que hoy es tu día de suerte, cara bonita —le dió una leve bofetada y Jesse lo sentó junto a Zayn.

—Espero que te guste tu estadía aquí, porque será muy larga —sonrió cínicamente Jesse y miró a Bridgit quién desviaba su mirada de la de Jesse.

[...]

—¿Ahora te haces la que no me recuerda? —Kendall la miró negando con la cabeza—. Que cinismo el tuyo.

—Erin, no entiendo —Jane miró a Erin—. ¿Quién es este hombre, y por qué me habla así? —preguntó.

—¿En verdad no recuerdas a Kendall? —preguntó nuevamente Sergimer.

—¡Maldita sea! ¿¡Quién demonios es Kendall!? —gritó Jane mirando a Sergimer.

—¡Yo! —gritó Kendall y bajó totalmente las escaleras—. Yo soy Kendall, el hombre con quien jugaste y utilizaste a tu imagen y semejanza.

—¿De qué rayos hablas? Yo nisiquiera te conozco —se alejó de Erin y Sergimer—. Erin, lo siento. No me voy a quedar en un lugar donde dicen algo que yo no he hecho.

Se dió media vuelta y tomó el pomo de la puerta hasta que escuchó la voz de su hija.

—¿Mami? —Jane se volvió hacia Olivia—. ¿Por qué estás peleando con Papi?

—Olivia —susurró Jane y corrió hasta donde se encontraba su hija para abrazarla y besarla con todo ese amor de madre que tenía—. Mi amor, te he extrañado tanto.

—¿Mamá? —apareció Sebas con una gorra de béisbol puesta en su cabecita y un pequeño sweater.

—Sebas —tomó la mano de Sebastián y lo jaló hacia ella y los abrazó a ambos con todas sus fuerzas.

—Esto es increíble —Kendall apretó los dientes y se cruzó de brazos.

[...]

—Sí, yo puedo ser tu padre, Alex —se puso a la altura de éste—. Yo puedo darte un hogar, puedo llevarte a la escuela, puedo comprarte ropa y...

—Muchas gracias pero —Alex lo miró—, no puedo aceptar su oferta.

—¿Por qué no? —Niall frunció el ceño.

—Porque yo soy un niño de la calle, un vagabundo, un pordiosero, un niño que necesita pedir limosna para poder comer.

—No, no digas eso. Yo quiero ser tu padre por otra razón. Yo quiero, que aprendas a vivir la vida como se debe, sin estar en la calle escondiéndote de los policias, de los del orfanato.

—Muchas gracias, Niall, pero no puedo aceptar.

—No me iré hasta que aceptes mi propuesta.

—Pues entonces no diré nada y tendrás que seguirme a donde vaya —Alex lo miró desafiante

Los Gemelos | Kendall Schmidt. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora