H I P O X I F I L I A || NamMin

Capítulo VII

Esa noche me fue imposible conciliar el sueño entre tantas cosas que tenía que pensar. Varias nuevas preguntas estaban arremolinándose en mi cabeza en ese momento que ni siquiera pasó por mis planes la idea de dormir. Incluso el cansancio físico y emocional se disipó después de aquella charla que mantuve con el líder.

¿Cómo era posible que él sintiera eso por mí? Y más importante aún; ¿cómo es que no me di cuenta antes?

La relación que tenía Namjoon conmigo era diferente a la del resto de los miembros, pero fuera de eso no había nada excepcional que se pudiera remarcar en su comportamiento. Las sonrisas tiernas, los roces despistados, las palabras bonitas y hasta las bromas subidas de tono eran algo cotidiano en el líder, no sólo para mí, sino para todos los miembros por igual. Esa era su manera de ser y de tratarnos, tan simple como eso. La única gran diferencia conmigo era que él era menos estricto cuando estaba en su papel de líder, no lo suficiente, porque también me exigía, pero era muy notorio que siempre tuvo más comprensión cuando se trataba de mí, y que se mostraba un poco (sólo un poco) más atento conmigo. Quizás esa era su manera inconsciente de demostrar lo que sentía.

No podía dejar de recrear en mi mente mis recuerdos en los que estaba con él, buscando encontrar algún pequeño detalle o una pista que haya pasado por alto, algo que demostrara que yo realmente le gustaba, pero no había nada. Si pasó todo este tiempo ocultándolo lo había hecho muy bien. Ni siquiera me pareció raro cuando rompió la puerta del baño sólo por preocupación, eso era algo normal en él, siempre se preocupaba por nosotros aunque casi nunca de manera tan drástica como aquella vez, pero estoy seguro que lo hubiera hecho de igual forma con cualquiera de los chicos. ¿O lo haría sólo por mí?

Sólo con pensarlo podía sentir cómo mi estómago se retorcía casi de la misma forma en la que lo hacía siempre que me emocionaba. Había algo diferente, sin embargo, ésta no era una sensación placentera del todo, pero no era desagradable. Era más fuerte, hasta el punto en que llegaba a ser dolorosa y causaba una sensación extraña en mi cuerpo, pero era grata de experimentar, tanto que me gustaría sentirla de nuevo.

Y conseguirlo no fue difícil, en realidad, bastaba con volver a pensar en lo que pasó en la tarde de ayer para sentir de nuevo una revolución en mis entrañas, pensar en las palabras del líder y en ese corto pero significativo beso que depositó en mis labios. Se volvió una sensación tanto adictiva como arriesgada, porque cada vez que sentía aquello no podía evitar pensar también lo que implicaba; los sentimientos de Namjoon hacia mí.

Llevaba varios años sin ser pretendido por alguien —al menos hasta donde yo sé— y nunca fue demasiado relevante en mi vida, pero ahora se trata de un compañero de trabajo, un hombre con el que vivo y, justamente eso, un hombre. Nunca me dejé llevar por los comentarios y las crianzas homofobicas de la sociedad, no tengo por qué discriminar a quienes, al igual que yo, tienen gustos "diferentes", pero eso no significa que alguna vez haya sentido atracción sexual hacia un hombre.

Esa sólo era otra de las razones por las que no podía asimilar la situación y por las cuales me había desvelado en toda la noche. Lo único que pudo empeorar mi tortura fue escuchar cuando comenzaban a sonar los despertadores de mis compañeros, haciéndome saber que, en efecto, no había dormido ni por un minuto.

Rápidamente me levanté de mi cama, ya resignado a no dormir, para ser el primero en tomar un baño y esperar que eso sirva para despertarme un poco. No había tantas actividades programadas para el día de hoy, sólo ir a practicar y ejercitarnos como siempre, nada de presentaciones o grabaciones, por suerte, pero aún así tengo que tener energía suficiente para no quedarme dormido a medio ensayo.

Ya tenía pensado que este día no sería nada bueno, pero mis sospechas sólo se vieron confirmadas cuando me topé con Namjoon en el pasillo. Él no era uno de los que se despertaban primero, nunca lo era, pero claro que éste día tenía que suceder.