¡ESA BOCA!

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Los días fueron avanzando y yo estaba cada vez más prendada de ti, de esa hermosa sonrisa que parecía iluminar hasta mi día más oscuro, de esos hermosos ojos color ámbar, de ese cabello, de tu olor. . .

¡Rayos, tu olor!

Tu colonia era lo más maravilloso que había podido oler jamás, siempre que pasabas a mi lado, dejabas una estela de ese olor que te caracterizaba, suave pero impregnaba el ambiente, varonil y realmente sexy. Siempre solía bromear con que sabía que tu habías pasado por el olor que dejabas y aunque las chicas se lo tomaban como tonterías, lo cierto es que tu olor me acompañaba todos los días. Se había adherido a mi olfato de tal manera que podía imaginar que estabas conmigo durante todo el día.

Comencé a mostrarme más femenina, un poco de labial, a veces me aplicaba un poco de creyón de ojos, sonreía mucho y me enfocaba en mis estudios. Sin embargo las materias que tenían que ver con números y cuentas solían ser mi talón de Aquiles, era realmente horrible, porque por más que me esforzara nunca entendía del todo.

-No es tan complicado- dijiste un día y yo bajé la mirada avergonzada, sintiéndome tonta- solo necesitas a alguien que te explique con paciencia, los profesores suelen mostrarse indiferente a las necesidades individuales del grupo, ellos atacan más de manera colectiva. Pero es fácil.

-Lo es para ti que estás por terminar la preparatoria, a mi aun me faltan dos años y los profesores me quieren volver loca.

-¡Soy todo tuyo!- dijiste y yo me ruboricé, mirándote con ojos enormes, pero lo peor fue que cuándo viste mi desconcierto estallaste en carcajadas lo que solo ocasionó que me pusiera más roja todavía- Es una metáfora Martha- dijiste entre risas- quiero decir que puedes aprovecharme y hacer uso de todo mi conocimiento- sonreíste de medio lado- yo te enseñaré.

-Pero. . .

-No acepto excusas, debes graduarte con excelente notas y eso lo lograrás estudiando. Te espero en casa de Catherine, a las seis.

-Gracias- dije avergonzada.

-Nada que agradecer guapa- me diste un beso en la mejilla y te alejaste sonriendo.

¡Soy todo tuyo! Esas palabras estuvieron en mi mente todo el día.

A las cinco menos diez llegaba yo a casa de tu prima, pero tu estabas fuera, parecías serio.

-Hola- te saludé- ¿qué sucede?

-No hay nadie- te encogiste de hombros- absolutamente nadie en casa.

-Yo. . .bueno, no te preocupes, podemos estudiar otro día.

-No Martha, necesitas estudiar y prometí que te ayudaría.

-Pero si tu tía no está. . .

-Podemos ir a tu casa.

-No, mi madre es algo complicada con los chicos, ella piensa que estaré estudiando con Cathe- dije avergonzada.

-La mamá gallina cuidando de su pollita- me dijiste y me encogí de hombros- no hay problemas Martha, vayamos a mi casa, no está lejos y podemos estudiar cómodos.

-No quisiera molestar.

-Tú nunca molestarás Martha. . . nunca.

Wladimir era realmente maravilloso explicando, hacia parecer todo tan sencillo. Una hora más tarde estaba clara con los objetivos del día siguiente. Seguramente me iría bastante bien en la prueba y todo gracias a él.

-Gracias, he comprendido todo de maravilla, ni me puedo creer que sea tan fácil.

-Siempre estoy a tu orden hermosa- me sonreíste y yo correspondí al gesto.

-Creo que llegó la hora de marcharme.

-¿Te ofrezco algo antes de que te vayas?

-No, estoy bien.

-Te acompañaré- me dice.

-No hace falta, no estoy lejos.

-Igual te acompañaré, ya está oscuro y no es bueno que una niña de su casa ande caminando sola.

-Eso sonó como dicho por mi abuelita- dice con un gesto que te arrancó una fuerte carcajada.

Salimos en silencio de tu casa y caminamos hasta el jardín principal, abriste la puerta para que yo saliera y así lo hice, luego saliste detrás de mí.

-Espera un momento Martha. . .

-¿Qué sucede?- pregunté nerviosa. Me miraste fijamente y me removí incómoda.

Sentí cómo me rodeaste la cintura con tus manos, luego me estrechaste acercándome más a ti, levanté mi rostro buscando tus ojos, que alto eres, me cuesta mirarte cuando estamos más cerca. Veo como desciendes y mi corazón se acelera. . . vas a besarme. . .sí, vas a besarme.

Tus labios entran en contacto con los míos. Son suaves, delgados pero incitantes. Aunque nunca haya tenido novio, no eres el primer chico que me besa, pero sí el primero que lo hace de esta manera, tan íntima, tan profunda. Nuestras labios se mueven en un silencioso compas, tu boca se apodera de la mía dejándome sin respiro, cierro los ojos y soy transportada a otro lugar, un lugar donde solo estamos tú y yo. . .

Tu lengua invade mi boca y me estremezco al sentir tanto placer. Me dejo arrastrar por eso que despiertas en mí y sin poder evitarlo, un gemido muere en mi garganta al sentir como me oprimes con fuerza y deseo. Poco a poco el beso va bajando de intensidad, hasta que tus labios están sobre los míos, dejando delicados besos, y luego pequeños mordiscos.

-Moría por besarte Martha, ya no podía soportarlo un momento más.- no supe que responder, había un maremoto de emociones dentro de mí- tu boca es tal y cómo la imaginaba. . . ¡qué beso Martha. . . que beso!- me sonrojo con violencia mientras tu sonríes y vuelves a besarme rápidamente.

-Yo. . . .Creo que lo mejor será que. . .que me vaya sola.

-Yo te acompañaré.

-No es necesario. Hasta mañana- dije y salí corriendo, haciendo uso de las habilidades que tenía, corrí rápidamente y me perdí e n la oscuridad.

Cuando llegué frente a mi casa no sabía cómo sentirme, venía turbada y confundida.

¡Esa boca!

-¡Hey Martha!, ¿ has visto un fantasma?- la voz de Ana me devuelve a la realidad y es ella justamente la última persona que necesitaba ver en ese momento. Mi amiga, esa con la que había compartido, esa amiga de hacía años. . . si antes no sabía cómo sentirme, en ese preciso momento lo descubrí. . . me sentía como una traidora.

MI TIERNO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora