¿ESTAS SON HORAS?

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Martha. . .

Corro a toda velocidad con la fría brisa noctambula acariciándome la cara, con una sola frase en mi cabeza.

¡Mi madre va a matarme!

¿Cómo diablos se hizo tan tarde sin que lo notara?, ¡medianoche!, ¿medianoche?, por los santos cielos, mi madre iba a matarme.

Cuando llego frente a la casa, me detengo abruptamente y espero unos minutos, intentando calmar mi respiración.

¡Ojalá tuviera a dónde ir y no tuviese que enfrentar a mi madre!

Pienso y sin más me lleno de valor para entrar.

-¡Qué bonito!- me dice cuando entró. Está sentada en el sofá con cara de pocos amigos. Guardaba algo de esperanzas de haber llegado primero que ella, pero evidentemente no tengo tanta suerte.

-Madre. . .

-¿Estas son horas de llegar, señorita?

-Lo siento madre, yo. . . se me pasó la hora hablando y ni me fijé.

-¿Se te pasó la hora?- dice con ira reprimida- pasa de medianoche Martha.

-No lo sabía madre.

-Tuve que ir a buscarte donde Carolina.

-Lo siento- digo bajando la mirada al suelo.

-Estaba muerta de angustia pensando que te había pasado algo y a ti se te da por quedarte hablando con la muchachita esa.

-No sé qué más decir madre. . . de verdad lo siento.

-Yo bajé y no te vi- me dice cruzándose de brazos.

-Yo bajé por donde la señora Carmen.

-Y de paso bajas por la parte más lejana- parece a punto de estallar.

-Estaba más alumbrado que por el otro lado, madre. Como se me había hecho tarde y venía sola no quise tomar el lado oscuro- dije una verdad a medias.

-¡Estoy muy enfadada!

-Lo siento madre, no volverá a ocurrir.

-Por supuesto que no volverá a ocurrir Martha. Estás castigada.

-Pero mamá. . .

-Al menos hasta que se me pase el enojo, sabes perfectamente que cuando no duerno temprano se me descontrolan los nervios, paso el día con palpitaciones aceleradas y mal humor. Así que te sugiero que guardes silencio y no tientes más tu suerte, asumas tus consecuencias con madurez y te vayas ahora mismo a la cama. Tu cena está en el microondas- y dicho aquello se da media vuelta dejándome sola.

¿Castigada?, ¡En serio?

Pensé frustrada, ¿cómo vería a Wladimir, estando castigada?

Mi corazón se oprimió de tristeza sabiendo que aquella llegada tarde tendría que pagarla con creces, porque me estaba saliendo muy cara.

MI TIERNO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora