APRENDEREMOS JUNTOS

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Se le queda observando atónita como sus ojos miel llenos de brillo le sonríen. No pudiendo creer que él estuviese pronunciando aquellas palabras.

-Yo. . . yo no entiendo- le dice intentando averiguar si escucho mal.

-Es sencillo. Quiero que seas mi novia- le acaricia el puente de la nariz con la suya.

-Pero. . .yo. . .

-No me niegues la dicha Martha, no lo hagas por favor- susurra junto a su boca- no podría soportar que me rechaces.

-Es que no sé cómo. . .

-Aprenderemos juntos- le sonríe- yo te enseñaré lo que necesites saber y tú me enseñarás a amar de la manera más bonita que jamás había experimentado.

-Tengo miedo- le dice con el corazón desbocado, las manos sudorosas y los labios temblando.

-No debes temer- le toma del mentón y la obliga a mirarlo- sé que esto es nuevo para ti, pero juntos lo lograremos Martha, no hay nada que deseé más que estar a tu lado.

-No lo sé. . .

-Quizás si te beso dejes de dudar- le sonríe con picardía antes de apoderarse de sus temblorosos labios. Cuando sus bocas entran en contacto Martha, exhala un suspiro de satisfacción. Besar aquella boca era su mayor bendición. 

Se estremece al sentir como la lengua de él se desliza dentro de su boca, tomándola por sorpresa y arrancándole un gemido. Sus largas manos se enroscan alrededor de su cuello, obligándolo a inclinarse más sobre ella, era lo malo de tener tanta estatura.

Martha sintió como su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho, haciéndole sentir un inmenso calor fluir a través de su cuerpo.

Wladimir, cortó el beso pero dejó su boca junto a la de ella.

-¿Ya tienes una respuesta?

-Sí. . . – suspiró sin aliento.

-¿Si?. . . ¿si tienes una respuesta o la respuesta es sí?

-Ambas- le responde agitada y mordiéndose el labio- tengo una respuesta y es sí.

-Eso es genial- le dedica una hermosa sonrisa de satisfacción- creo que es ahora cuándo me das mi primer beso oficial de novios.

-Los que quieras- respondió ella apoderándose nuevamente de su boca- no dejes de besarme nunca.

Después de unos diez minutos de besos, miradas y tiernas caricias, Martha decide que es la hora de partir.

-Quiero acompañarte mi amor.

-No Wladimir- le dice suspirando- quédate tranquilo, no tardaré ni diez minutos en llegar.

-Bien- respira resignado- algún día te acompañaré ¿sabes?

-Si- le dice y lo besa rápidamente para luego marcharse.


Llega a su casa con una gran sonrisa.

-La cena está lista hace mucho.

-Lo siento madre, se me pasó el tiempo estudiando- mintió y es que no podía decir la verdad, su madre no entendería que a tan temprana edad tuviese novio.

-Me agrada que seas tan aplicada en los estudios- le acarició la mejilla- pero debes descansar un poco.

-Gracias madre.

-Quizás después de cenar puedas ir a casa de Ana- Martha, sintió como dejaba de respirar- ha venido a buscarte unas tres veces

-No madre, estoy cansada– le dice mintiendo nuevamente y odiándose por ello- hablaré con ella mañana.

-Como lo prefieras cariño.

Allí estaba de nuevo, ese sentimiento de culpa y traición. ¿ debería hablar con Ana y contarle que ahora Wladimir era su novio?, ¿ cómo se tomaría ella aquella noticia?

Supo que no se la tomaría nada bien, ya que cuando la relación entre ellos se acabó porque no lograban entenderse. Ana, había llorado a mares, lamentando la pérdida del hombre que quería y Martha había sido su pañuelo. No era nada lindo ponerse frente su amiga-vecina y decirle; "Ahora yo soy el amor del hombre por el que tanto sufriste"

No entendía los juegos del destino y que hubiese terminado enamorada del ex de dos de sus amigas y además el primo de su mejor amiga.

¡¿En qué te has metido Martha?!

Se preguntó inquieta.

Aquella noche soñó con los besos de Wladimir, con su dulce boca y luego con Ana,  llorando por sentirse traicionada. 

MI TIERNO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora