Martha. . .
Con los días descubrí que no solo eras atractivo, inteligente y bueno, sino que además eran un chico sumamente dulce. Te preocupabas tanto por mí y por ayudarme siempre en lo que no comprendía en mis estudios.
Las visitas en tu casa fueron cada vez más frecuentes, debo confesar que aprovechaba la más mínima excusa para estar cerca de ti. Comenzaba a sentir cosas tan fuerte que me estaban asustando, necesitaba verte cada mañana, caminaba los largos pasillos del institutos ansiando desesperadamente toparme con tus hermosos ojos ámbar, por las tardes rogaba tener matemáticas, física o química, o sencillamente que Catherine me pidiera que estudiásemos juntos cualquier cosa. . . o que tú mismo me invitaras a tu casa para repasar las cuentas.
Siempre terminábamos conversando y riendo de todo, nos la pasábamos muy bien y yo me sentía cada vez mejor a tu lado. Sin embargo en el instituto tenía miedo de que mi compañera nos viese juntos, o que fueras a buscarme a mi casa y Ana, nos viera, no sabía cómo reaccionarían al saber que tú y yo no veíamos, no es que fuésemos novios. . . Obvio que no, pero. . . era tan maravilloso cuando íbamos a despedirnos y tú "por casualidad" rozabas mis labios en un beso tan ligero que me dejaba con la sensación de cosquilleo en los labios y las ganas de repetir aquel beso que me habías dado, aunque siempre que buscabas mi boca era yo quién desviaba el rostro.
Tenía tantos conflictos emocionales que me sentía frustrada.
-¿Nos veremos hoy?- tu voz me sobresaltó y tu aliento acarició la sensible piel de mi oído, cierro los ojos intentando calmar a mi descontrolado corazón. Espero un par de segundo y me giro.
-Hola. . . ¿cómo estás?
-Muy bien, ¿y tú cómo estás, hermosa?
-Yo. . .bien, ya por irme a casa.
-¿Nos vemos esta noche?, puedo ir a tu casa.
-No. . .
-¿No nos vemos o no voy?
-No. . . no vayas, yo voy a tu casa a eso de las seis. Me gustarías que me ayudaras con química, claro. . . si no es molestia.
-Por supuesto que no. Me complace poder ayudarte. A las seis entonces, te estaré esperando.
Lo veo alejarse y vuelvo a respirar con normalidad. No sé hasta cuándo seguirá esta situación. ¿hasta cuándo se acelerará este loco que da brincos en mi pecho cada vez que lo ve?, aspiro profundo cerrando los ojos y lleno mis pulmones de su aroma, esa colonia, ese olor que siempre relaciono con él.
Cuando llego la casa está silenciosa y desde el porche parece que no hay nadie, solo una tenue luz ilumina el interior.
-Hola- le llamo- soy Martha. . . Wladimir, ya llegué. . .- no me atrevo a entrar, así que llamo otra vez, hasta que él aparece y sus hermosos ojos miel me miran.
-Hola- me sonríe y todo se ilumina para mí- adelante, te estaba esperando.
-Pensé que no había nadie.
-Tenía un poco de dolor de cabeza y. . .
-Puedo irme y volver después.
-No. No es eso lo que quiero- sonríe nuevamente con una sonrisa que llena sus ojos de un brillo especial-quiero que entres y nos ocupemos en tus tareas.
-Gracias. . .
La siguiente hora se va entre números, cuentas y elementos de la tabla periódica, afortunadamente para mí y como siempre termino entendiendo todo lo que él me explica.
-Bueno. . .debo irme- digo- ya ha caído la noche.
-Te acompaño- dice él.
-No es necesario- sonrío- estoy cerca de verdad y apenas son un poco más de las siete.
Caminamos hasta quedar cerca de la puerta. Una de tus manos toma la mía y me obliga a girarme, te veo a los ojos y abro mi boca para preguntar qué sucede, pero de inmediato tira con fuerza de mí y golpeo contra su pecho. Alzo mi cabeza para poder verlo ya que goza de tan prodigiosa estatura. Mi cuerpo vibra expectantes.
-Wladimir. . .
-Te necesito Martha, no hay un minuto que no recuerde el dulce sabor de tu boca. Anhelo desesperadamente que me beses, sentir tu boca contra la mía.
-Pero. . .
-Te has colado en mí, sin ningún permiso. De día te pienso a cada hora, de noche te sueño. . .sueño con tu boca, con tus besos- su cara desciende hasta quedar muy carca de la mía, siento que lo único que puede escucharse es el latir de mi desbocado corazón- no me tortures más Martha, te lo pido. . . bésame.
No puedo soportarlo ni un minuto más y me arrojo contra tu boca, mis labios se mueven anhelantes, desesperados por sentirle, porque el suplicio no ha sido solo suyo, su recuerdo también me ha torturado. Me aferro a su cuello, como si de un salvavidas se tratase mientras entrego y recibo el néctar del amor, de allí de su dulce boca.
Cuando el beso se termina, él decide unir nuestras frentes mientras ambos permanecemos con los ojos cerrados, intentando regularizar nuestras respiraciones.
-Martha. . . sé mi amor. . .- susurra contra mi boca.
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AQUÍ LES DEJO NUEVO CAPÍTULO, PERDÓN POR LA DEMORA. LES DEJO BESAZOS.
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MI TIERNO AMOR
KurzgeschichtenHe descubierto que es cierto lo que dicen ; no hay amor más tierno, dulce, y grande que el primer amor. Ese que te abre camino en el mundo de los sentimientos más profundos, ese que te hace soñar despierta. Te invito a que me acompañes en esta avent...