Capítulo 2: Torpeza

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Narra Neville:

Las primeras semanas de clase pasaron muy lentamente, siempre que coincidíamos con los alumnos de Ravenclaw trataba de acercarme a hablar con April, pero rara era la vez que no iba rodeada de sus amigas.

Los jardines de Hogwarts estaban ya cubiertos de hojas y mientras Hermione, Harry, Ron y yo caminábamos hacia la cabaña de Hagrid, éstas crujían a nuestro paso. Cuando llegamos, nuestro profesor nos esperaba con una gran caja en las manos y de pie junto a unos grandes troncos que nos servirían de asiento.

—Por fin han llegado los libros, me ha costado mucho encontrarlos, pero os aseguro que la espera ha merecido la pena —dijo con una gran sonrisa—, Hermione, ¿te importaría ir repartiéndolos, por favor? Gracias —añadió cuando ella se levantó—. Bien, cuando los tengáis, abridlos por la página 11, yo enseguida vuelvo.

Me senté en uno de los troncos que se encontraba vacío. Hermione me dio un libro y me fijé en que la tapa estaba cubierta de pelo, le quité la correa que lo rodeaba y lo abrí. En ese instante, aparecieron dos ojos rojos y saltones en la portada, y unos colmillos surgieron de entre las páginas. El libro se agitaba tratando de morderme, tanto se movía, que perdí el equilibrio y caí hacia atrás. Quedé tumbado en el suelo mientras los alumnos de Ravenclaw y algunos de Gryffindor estallaban a carcajadas.

April apareció entonces frente a mí y me tendió su mano ayudándome a ponerme en pie, acto seguido tomó el libro entre sus brazos y le acarició el lomo, en ese instante éste dejó de moverse y gruñir

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April apareció entonces frente a mí y me tendió su mano ayudándome a ponerme en pie, acto seguido tomó el libro entre sus brazos y le acarició el lomo, en ese instante éste dejó de moverse y gruñir.

—Acariciándolo así, evitarás que te muerda —dijo mientras me lo devolvía abierto por la página 11.

Me disponía a ofrecerle asiento, cuando sus amigas la llamaron para que fuera a sentarse con ella. April se despidió de mí con una sonrisa y no pude decir nada.

Los días a partir de entonces comenzaron a pasar con rapidez. Poco después, llegaron los alumnos del colegio Durmstrang y Beauxbatons para participar en el Torneo de los Tres Magos.

Una mañana, salí de la clase de pociones al borde de las lágrimas, había hecho desaparecer mi caldero por error y la poción me había provocado ampollas en la piel, así que Snape me había mandado a la enfermería. Caminaba con la cabeza gacha y choqué con alguien, al alzar la vista vi a April en el suelo, el contenido de su mochila se había esparcido por el suelo, y en su rostro había una mueca de dolor.

—Que torpe soy, lo siento April —mascullé tendiéndole mi mano.

—No te preocupes, ha sido culpa mía, andaba distraída.

—Deja que te ayude —dije agachándome a recoger sus libros.

—Neville, ¿qué te ha pasado? —preguntó señalando mi enrojecida mano.

—Se... Se me ha derramado una poción encima, iba a la enfermería —dije atropelladamente.

—Te acompaño —me ofreció con una sonrisa.

Tras recoger lo que quedaba en el suelo, caminamos en silencio hasta la enfermería, allí la señora Pomfrey me untó las manos con una crema pegajosa que alivió mi dolor. 

—Neville —comenzó diciendo una vez estuvimos fuera—, Hermione me ha dicho que a ti se te da muy bien la Herbología, verás, tengo un examen la semana que viene y esperaba que pudieras echarme una mano.

—Claro —murmuré.

—¿En serio?

Yo asentí.

—Muchas gracias —dijo dándome un pequeño abrazó, mi corazón se aceleró en aquel momento—. Yo ahora tengo clase de Adivinación, pero podemos vernos después de comer.

Al otro lado del espejo➳ Neville LongbottomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora