Capítulo 7: La poción

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Narra April:

Caminé con rapidez por los jardines hasta la entrada del castillo, las mejillas me ardían y no entendía el porqué de mi reacción. Anduve pensativa, dándole vueltas a lo sucedido cuando me crucé con el Trío de Oro, como a mí me gustaba llamarles.

—April, vamos a probar la poción, ¿te vienes? —preguntó Harry.

Tardé en comprender a qué se refería, durante las vacaciones habíamos estado preparando una poción para ayudarle en la prueba, solo que aún no habíamos tenido ocasión de probar sus efectos.

—Está bien —respondí, quería olvidar por un rato lo que acababa de pasar.

Nos dirigimos a la orilla del lago, una vez allí, Hermione sacó un gran frasco que contenía un líquido azul brillante. Harry bebió un poco y se lanzó al agua.

Permanecimos expectantes, esperando ver los efectos de la poción; sin embargo, Harry salió del agua tosiendo y escupiendo.

—Esto no funciona, casi me ahogo ahí abajo —masculló con ceño fruncido.

Yo le apunté con mi varita y murmuré un hechizo que hizo que su ropa quedara seca. Hermione se apresuró a sacar un libro de pociones de último curso de su mochila, y pasó las hojas con rapidez hasta dar con la página que buscaba.

—No entiendo que hemos podido hacer mal —musitó—. Dejamos reposar la poción el tiempo suficiente y la conservamos a la temperatura indicada.

—Déjame ver —le pedí—. No hemos tenido en cuenta —dije tras unos instantes—, que esta poción solo sirve en agua salada...

—Un mes entero de trabajo para nada —masculló Ron.

—Tampoco es que tú hayas hecho mucho, Ronald —le reprendió Hermione.

—Encontraremos otra cosa que nos sirva —dije tratando de animarles.

—April, hemos mirado prácticamente en todos los libros, incluyendo los más avanzados —respondió Hermione.

Volvimos al castillo algo desilusionados y entramos en el Gran Comedor a cenar, esta vez me senté en la mesa de Ravenclaw. Hannah escuchaba embelesada a Jacke, enrollando un mechón de su cabello en su dedo. Contuve una mueca de disgusto y me serví un poco de sopa. El chico, que no parecía muy interesado en la conversación que mantenía con mi amiga, se giró hacia mí y la cortó en mitad de una frase. 

—April, ¿sabes que un pardillo de Gryffindor ha intentado colarse en nuestra sala común? —me preguntó poniendo los ojos en blanco—. Decía que no se marcharía hasta hablar contigo.

—¿Estás seguro de que era alguien de Gryffindor?

—Sí, sí, era el inútil de Longbottom. Pero tranquila, un par de puñetazos bastaron para que se largara, además, le dije que ya estabas interesada en otro.

—Espero que ese otro no seas tú —casi escupí cada palabra. Estaba realmente enfadada, aquel chico no tenía derecho a decidir sobre mí.

—Claro —respondió con una media sonrisa—. He visto como me miras Williams, estás loquita por mí, todas lo están.

—Eres realmente gilipollas —bufé levantándome de la mesa. Estaba muy cansada y prefería marcharme de allí antes de decir algo peor. Luego caí en la cuenta de que aquel era un insulto muggle y que, probablemente, no lo conocería.

Al otro lado del espejo➳ Neville LongbottomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora