Capítulo 15: El baile

4.8K 610 200
                                    

Narra April:

Aquella tarde subí a la Torre de Gryffindor, Hermione y yo habíamos quedado para arreglarnos juntas.

—¿Consiguieron pareja al final Ron y Harry? —le pregunté.

—No lo sé, no hemos vuelto a hablar del baile —contestó desviando la mirada.

—Bueno, lo descubriremos dentro de poco.

—Abróchame la cremallera, por favor —me pidió apartándose el pelo.

Hice lo que me pedía y comenzamos a peinarnos. Esa parte fue muy divertida, ya que decidimos hacerlo empleando la magia, lo cual no era fácil hasta que te acostumbrabas.

—Hermione, ¡mira mi pelo! —exclamé.

—Parece que hayas metido los dedos en un enchufe, April —contestó entre risas.

Desistí en mi intento de emplear la magia y me recogí el cabello en un moño algo despeinado. 

—A Viktor se le van a caer las bragas cuando te vea —afirmé.

—A veces me sorprendes con esta clase de comentarios —dijo riendo con fuerza.

—Bueno, no todo en mí podía ser dulzura y abrazos.

Nos miramos al espejo una última vez antes de salir de la habitación y bajar las escaleras de la torre de Gryffindor.

  ϟ  

Narra Neville:

Esperaba nervioso e impaciente a April junto a la entrada del Gran Comedor, Viktor, Ron y Harry estaban junto a mí. Padma y Parvatti llegaron y entraron con sus respectivas parejas. Hermione bajó poco después y tomó del brazo a Viktor.

Era el único que quedaba al pie de las escaleras, sabía que esos últimos días no me había portado demasiado bien con April, pero esperaba que aun así bajara y pudiera hablar con ella. La profesora McGonagall me instó para que acudiera a la fiesta; sin embargo, cuando me disponía a marcharme, una voz a mis espaldas me detuvo.

—¿Pensabas que te había abandonado, Longbottom?

Iba a responderle, pero al verla me quedé sin palabras. Llevaba un vestido corto, justo por encima de la rodilla, de gasa azul que creaba un bonito contraste con su oscuro pelo. Siempre la había visto como una chica muy guapa, pero aquella noche parecía un ángel.

—Dime algo o pensaré que te han lanzado una maldición —dijo golpeando mi hombro con suavidad.

—Estás preciosa —conseguí mascullar sin que me temblara la voz.

Ella sonrió ampliamente ante el cumplido y sus ojos brillaron con intensidad.

—Tú tampoco estás nada mal, solo una cosa —añadió mientras me despeinaba un poco el pelo con los dedos—. Perfecto. ¿Entramos ya?

—Claro —respondí y ella tomó mi mano.

Bebimos algo de ponche y charlamos animadamente con Hermione y Viktor; sin embargo, Ron y Harry nos miraban con caras largas desde el otro lado de la sala. Cuando comenzó a sonar una música algo más lenta, April me lanzó una mirada suplicante.

—Haré el ridículo...

—¿No sabes bailar?

Yo negué con la cabeza.

—No te preocupes, lo harás bien —me guió hasta la pista de baile donde había algunas parejas más—. Pon tu mano en mi cintura y dame la otra, ahora simplemente acércate a mí y cálmate —hice lo que me pedía y pronto comencé a pasarlo bien.

Cuando terminó la canción, salimos a los jardines un rato para pasear y despejarnos.

—April, te debo una explicación —ella se detuvo y me miró con atención—. Verás, esto que te voy a contar no lo sabe nadie en Hogwarts, y espero que siga siendo así.

—Prometo no contar nada.

—Bueno, ¿has oído hablar de la Orden del Fénix?

—Sí, Harry me explicó lo que era y me contó que sus padres habían pertenecido a ella.

—Mis padres también, se enfrentaron tres veces a Voldemort y vivieron para contarlo, tras su caída, cuando todos se sentían ya a salvo, dos mortífagos los torturaron hasta llevarlos a la locura —hice una pausa, hablar de aquello me estaba costando mucho—. Ahora se encuentran en San Mungo, ni si quiera me reconocen. Mi abuelo falleció en una explosión cuando yo tenía ocho años, así que ha sido mi abuela la que se ha encargado de criarme.

April no respondió, simplemente me miró con afecto y ternura y apretó mi mano en señal de apoyo.

—Me sorprendió la noticia de la fuga como a todos, pero descubrir que había sido Bellatrix Lestrange la que había escapado, hizo que me hirviera la sangre de rabia. Ella y su marido son los culpables del estado en el que se encuentran mis padres. Verla entre rejas, pagando por lo que había hecho, era mi único consuelo.

El semblante de April quedó pálido al escuchar aquel nombre.

—¿Estás bien? —pregunté preocupado.

—Sí, no te preocupes. Es solo que no sé cómo, después de vivir todo esto, sigues pudiendo sonreír como si nada. Neville, eres más fuerte de lo que tú mismo piensas.

Al otro lado del espejo➳ Neville LongbottomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora