Al otro lado del espejo➳ Neville Longbottom

Capítulo 11: Recuerdos

Narra April:

Me tumbé en mi cama con una boba sonrisa en la cara, Neville y yo iríamos en unas horas a devolver el libro a su sitio, pero hasta entonces, necesitaba descansar.

Abrí mi baúl para coger algunas ranas de chocolate y toqué algo frío al fondo de éste, lo saqué para descubrir que se trataba del espejo que usaba para comunicarme con mi madre, hacía tanto que no hablábamos que había olvidado por completo el plan.

Volví a tumbarme, toda mi felicidad acababa de esfumarse, comenzaba a dudar que aquello fuera buena idea. <<Me ha prometido que no le pasará nada>> me repetía una y otra vez para tranquilizarme. <<Pero, ¿realmente puedo fiarme de ella?>> decía otra voz tratando de imponerse en mi cabeza sin mucho éxito.

Di vueltas por el colchón y los recuerdos comenzaron a acudir a mi mente...

—Oye April, ¿por qué no vienes al instituto con nosotras? —preguntó una voz a mis espaldas mientras caminaba por los pasillos del orfanato.

Me giré para encontrarme con un grupo de chicas que me miraban con desconfianza.

—¿No lo sabes ya, Jane? April no va a clases porque no podría seguir el ritmo de los demás alumnos —le respondió una de ellas con malicia—, es algo corta de mente la pobre.

Las demás le rieron la gracia, pero yo seguí mi camino sin prestarles demasiada atención. Al principio, volver de Hogwarts y pasar las vacaciones de verano en el orfanato era para mí un tormento, pero había aprendido a no permitir que sus insultos me afectaran.

Entré en mi habitación y me tumbé en la cama; sin embargo, al ver que algo brillaba entre mis pertenencias, me levanté de un salto y rebusqué hasta dar con un pequeño espejo cuya superficie emitía destellos. Ya sabía lo que era, el profesor Snape me lo había entregado antes de marcharme de vacaciones, aunque no lo había usado hasta entonces.

Tracé una runa sobre el cristal frío y el demacrado rostro de mi madre apareció en él.

—Hola... —fue lo único que pude decir.

—Hola, hija mía, me alegra ver que estás bien... Han pasado ya 15 años, si tu padre pudiera verte...

Permanecí en silencio y contuve las lágrimas.

—Voy a salir de aquí dentro de poco, pero necesito tu ayuda, así podremos volver a abrazarnos.

—Haré lo que sea —murmuré.

—Bien, el Señor Tenebroso volverá a alzarse y yo, como su más leal sierva, lo haré también. Este curso se celebrará en Hogwarts el Torneo de los Tres Magos, con la única diferencia de que habrá cuatro competidores, Harry Potter entre ellos. De él se encargará mi señor, pero es necesario que te ganes la confianza de un muchacho llamado Neville, Neville Longbottom —hizo una pausa, como si le costase pronunciar aquel nombre—. Aún no puedo darte más detalles, pero nos mantendremos en contacto gracias al espejo, no lo pierdas de vista.

Traté de que mi voz no temblara al hablar:

—No puedo formar parte de esto si no me prometes que no le haréis daño a Neville.

—No le haremos daño, pierde cuidado, tú solo asegúrate de que confía en ti.

—Está bien.

—Debo dejarte, volveremos a hablar —dijo antes de que su imagen se desvaneciera.