Capítulo 8: La Sección Prohibida

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Narra Neville:

Hacía ya una semana desde la última vez que April y yo habíamos hablado, desde que casi nos besamos había estado evitándome, y yo era demasiado tímido como para hacer algo al respecto. Sin embargo, cuando salía de mi última clase del día, la vi apoyada en el marco de la puerta.

—¿Podemos hablar? —preguntó.

Yo asentí y mi corazón comenzó a latir con más fuerza. Caminamos en silencio hasta los jardines, donde nos sentamos en un banco.

—Necesito tu ayuda —la decepción debió de verse reflejada en mi rostro, ya que se detuvo y me miró a los ojos con seriedad—. Soy consciente de que tenemos que hablar de lo que sucedió, pero aún no me siento preparada...

—Lo entiendo —murmuré.

Ella me miró unos instantes más con preocupación antes de continuar.

—Hermione, Ron y yo estamos tratando de ayudar a Harry a superar la segunda prueba, tendrá que pasar una hora entera bajo el agua.

La miré sin comprender por qué me necesitaba.

—¿Recuerdas las primeras tardes ayudando a la profesora Sprout?

—Sí, pero no entiendo que tiene eso que ver con la segunda prueba...

—Ella nos mencionó en una ocasión unas plantas llamadas branquialgas.

—Es verdad, no quiso terminar de explicarnos su uso —dije.

—Pareció arrepentirse de habernos hablado de ellas, creo que esas plantas podrían ser lo que necesitamos —concluyó.

—No creo que quiera resolver nuestras dudas al respecto —murmuré.

—Pero seguro que cualquier libro de la Sección Prohibida puede —respondió con una pícara sonrisa.

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Narra April:

Cuando el reloj dio las 10 en la sala común de Ravenclaw, comenzaron a entrar los pocos alumnos que aún quedaban por los pasillos. Me aseguré de que nadie me viera salir y esperé al pie de las escaleras la llegada de Neville, que no tardó en aparecer bajo una capa de invisibilidad, tal y como habíamos acordado, pues no teníamos permitido estar fuera de nuestras habitaciones a aquellas horas.

—¿Listo para la aventura? —pregunté mientras me metía bajo la capa.

—Eso espero —murmuró.

Caminamos muy juntos y en silencio a través de los oscuros pasillos. Tardamos bastante en llegar a la biblioteca, pues se encontraba en el otro extremo del castillo. Una vez dentro avanzamos hasta el final de la estancia, donde había una puerta de madera con un letrero dorado que rezaba: Sección Prohibida. La bibliotecaria se encontraba junto a la puerta sentada, pero se había quedado dormida.

Alohomora —susurré, tras esto, la puerta se abrió con un ligero chasquido.

Entramos en una sala diminuta con apenas unas estanterías, las recorrimos en silencio hasta llegar a la que correspondía a la asignatura de Herbología. Nos quitamos la capa invisible y comenzamos a buscar.

Lumos —conjuré. Neville tuvo que intentarlo varias veces antes de que su varita iluminase correctamente.

—Lo he encontrado —anunció él tras una hora de exhaustiva búsqueda.

Me acerqué rápidamente con la varita en alto, apenas alcancé a leer la palabra branquialgas cuando unos ruidos al otro lado de la puerta nos hicieron detenernos. Neville cerró el libro, ambos apagamos la luz de nuestras varitas, y nos metimos bajo la capa de invisibilidad justo antes de que la bibliotecaria irrumpiera en la estancia.

Rodeamos las estanterías, salimos sigilosamente por la puerta que había dejado abierta mientras inspeccionaba la habitación y caminamos por el oscuro castillo en dirección a la sala común de Ravenclaw.

—¿Nos vemos mañana después de comer? —pregunté al llegar.

—Claro, te espero junto al lago.

—Hasta mañana —susurré antes de salir de debajo de la capa.

Al otro lado del espejo➳ Neville LongbottomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora