Capítulo 4: El baño de los prefectos

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Narra April:

Desperté junto a una lápida en un oscuro cementerio, me puse en pie con dificultad y lo que vi me dejó horrorizada. Alcé la vista justo a tiempo para ver como un hombre, cuyos rasgos me recordaban vagamente a los de una rata, se cortaba la mano con una daga y dejaba caer su carne en un caldero. Comencé a caminar en dirección al agua burbujeante, que ahora estaba teñida de rojo por la sangre, traté de detenerme, no quería acercarme, pero una fuerza invisible me obligaba a seguir avanzando. Cuando solo unos centímetros separaban mi rostro del agua, una voz tenebrosa me envolvió haciéndome sentir aún más indefensa. Entonces, pillándome de improviso, unos brazos pálidos y esqueléticos emergieron del interior del caldero, sus uñas se clavaron en mi espalda con fuerza, traté de impedirlo, pero acabó arrojándome dentro.

Me desperté en mi cama con la respiración agitada, a pesar de estar destapada tenía mucho calor. Me senté en el borde del colchón tratando de calmarme, y pude ver por la ventana que aún no había amanecido. Sabía que solo había sido un sueño, pero todo parecía tan real, que no pude evitar palparme la espalda, esperando encontrar las heridas que las uñas me habían producido. Cuando mis dedos se deslizaron sobre mi piel lisa, me sentí estúpida por haber pensado que había sido algo más que un sueño.

Volví a tumbarme, pero no conseguí conciliar el de nuevo el sueño, en el fondo tampoco quería. Me puse en pie, me colgué mi mochila al hombro y me dirigí al baño de los prefectos. Hacía dos años, una chica mayor que yo me había revelado su ubicación y ahora iba allí cuando necesitaba relajarme.

Llené la gran bañera de agua y me desvestí, en la mochila estaba el huevo dorado, aún tenía que resolver la adivinanza. Lo abrí de nuevo y, tal y como me había pasado la primera vez, el huevo se me cayó por el ruido que provocaba, solo que esta vez se había hundido en el agua. Me metí en la bañera y pude escuchar una bella melodía que decía: 

Donde nuestras voces suenan, ven a buscarnos, que sobre la tierra no se escuchan nuestros cantos.Y estas palabras medita mientras tanto,pues son importantes, ¡no sabes cuánto!:Nos hemos llevado lo que más valoras,y para encontrarlo tienes una hora. Pasado este tiempo ¡negras perspectivas!demasiado tarde, ya no habrá salida.Ya ha pasado media hora, así que mas vale que te apresures porque lo que se queda aquí siempre se pudre.

Saqué la cabeza del agua y frente a mí, una sirena en el interior de un cuadro se cepillaba el pelo, entonces, la adivinanza cobró sentido. Llevada por la repentina emoción, estuve a punto de salir corriendo a hablar con Hermione, pero recordé que era muy temprano y que estaba desnuda y volví a la bañera.

 Llevada por la repentina emoción, estuve a punto de salir corriendo a hablar con Hermione, pero recordé que era muy temprano y que estaba desnuda y volví a la bañera

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Al otro lado del espejo➳ Neville LongbottomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora