Capítulo 3:

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Capítulo 3:

Dos días después:

Está enfrente de la galería que da al salón de la persona a la que está espiando, son las cuatro de la mañana y desde hace dos días lleva haciendo lo mismo, observar a esa persona detrás de los matorrales de su jardín con un arma en la mano.

Se levanta temprano para ir a esa casa y esperar el momento adecuado que nunca parece llegar.

De repente escucha movimiento en la planta de arriba, los gritos de un niño pequeño que está llorando, las luces de una habitación se encienden, posiblemente sean de su dormitorio, pasan dos minutos, las luces del pasillo de abajo también se encienden y su objetivo pasa por el descansillo rápidamente, lo ve por la puerta del salón que observa a través de los cristales de la galería y lo ve hacer el mismo recorrido hacia el piso de arriba con un biberón en la mano derecha, poco después los gritos cesan.

Transcurren un par de minutos más y por fin las luces del piso de arriba se apagan,un bostezo escapa de entre sus labios, posiblemente una noche más haya perdido su tiempo aquí, mañana volverá y una vez más esperará el instante para actuar en el momento adecuado.

Alex:

Decidió ver una película en su portátil mientras esperaba por Justin que se había ido a hacer una entrevista de trabajo que había conseguido por medio de una aplicación que había descargado en el teléfono para encontrar trabajo.

Estaba tardando demasiado y eso le preocupaba se había ido sobre a las ocho y media de la noche y ya eran casi las dos de la mañana y aún no había regresado, le había enviado ya varios mensajes a las doce, pero aún ni tan siquiera los había visto.

Por fin se decidió a apagar el portátil, dejando la película a medias ya que era demasiado aburrida y no conseguía que su preocupación por Justin menguase.

"Seguro le han dado el trabajo y se ha ido a festejarlo, pero no tiene dinero... entonces puede ser que lo estén ayudando a situarse en el nuevo empleo, si es lo más probable"

Cerró los ojos e intentó dormir, pero le fue imposible, estuvo dando vueltas por media hora en la cama hasta que volvió a encender la luz, miró hacia el techo mantuvo a sí la vista durante un par de segundos y volvió a apagar la luz, a ese pasó mañana sería incapaz de despertarse para estar en clase a las ocho de la mañana.

Se tapó la cara con la almohada como si eso le fuese a ayudar y comenzó a contar para ver si funcionaba eso de contar ovejas. Iba por la número treinta y siete cuando escuchó algo próximo a su ventana.

Encendió la luz y miró a Justin entrar, después miró la hora en su teléfono eran casi las tres de la mañana.

—Joder, ¿Y estás horas?

—Me dieron el trabajo, hoy empecé, el turno es de nueve de la noche a dos y media de la mañana, libró los domingos, pero no... —Bostezó.—... los festivos, quinientos euros me van a pagar y me toca dos veces por semana quedarme a limpiar el local con algún...—se le escapó otro bostezo.—... compañero. Por cierto alguien le tiene que decir a tu vecino de la casa de al lado que hay que ir dejando de fumar, tres cigarrillos seguidos se fumó el cabrón en la ventana, así no pude subir antes. Siento haberte despertado.

—No, no lo has hecho, te estaba esperando.

Justin arrugó el entrecejo eso le pareció extraño.

—No hacía falta...

—Tardabas mucho y estaba preocupado.

—Perdón, supongo que debí llamarte.

Se hizo un silencio entre los dos, Justin aprovechó para desvestirse, primero se quitó los zapatos, después los pantalones y por último le siguieron los calcetines.

Prepárate para caerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora