ALEXANDER
-Ya casi ni se nota el golpe de tu ojo. Seguro para mañana nadie lo note- me dijo Max mientras trotábamos por las calles bastante desiertas. Este es uno de los tantos rituales que tengo con mi amigo, todos los domingos por la tarde salimos a hacer algo de ejercicio para arrancar bien la semana.
-Más vale que para mañana no queden rastros. Tenemos la reunión de directorio y no tengo ganas de estar dando explicaciones.- me puse la capucha, empezaba a lloviznar.
-Hablando de reunión, mañana tenemos a una invitada muy especial.- doblamos en la esquina, estábamos a dos cuadras de mi edificio.
-Ni me lo digas, ya de solo pensarlo me molesta. No tengo ganas de verle la cara a la mojigata.-
-¡Que feo que hables así de tu futura esposa! Deberías ser más cariñoso con ella.- dijo con gracia. La palabra "esposa" me pone furioso y más si tengo que asociarla a la mujer más desesperante que conocí.
-Y vos deberías cerrar la boca.- espeté.
-Bueno perdón. Pero es que todavía no puedo creer que mi amigo el cazador de mujeres vaya a casarse. El viernes por la noche antes de ir a tu casa estabas muy seguro de que nada te convencería de renunciar a tu vida.-
Paré de golpe y lo miré - Primero, el hecho de me case es solo algo circunstancial y no significa que este renunciando a mi vida. Pienso seguir siendo el mismo de siempre, ninguna mujer va a atarme a su vida como un perro faldero, soy Alexander Gabbanna el hombre que disfruta de las mujeres pero que nunca se enamora. Segundo, estaba convencido hasta que vi a esa manga de locos en mi casa absolutamente decididos a hacer cualquier cosa para conseguir ese matrimonio, entonces entendí que era mucho más fácil actuar por unos meses, dejarlos a todos contentos y conseguir lo que quiero.-
-Está bien, ya entendí: el cazador sigue al asecho.- dijo levantando las manos en señal de rendición y comenzó a correr de nuevo.
Cuando entramos a mi departamento, tiré las llaves en la mesa que se encontraba al lado y me tiré en sillón completamente rendido. La reunión de mañana me tuvo preocupado todo el fin de semana, las ventas cayeron en el último trimestre y no tengo idea a que se deba.
Max se sentó al lado mío y me tiro una botella de cerveza. Cuando la abrí tomé un largo trago, estaba sediento.
-No podes negar que esta buena.- me dijo mientras tomaba de su botella.
-¿De qué estás hablando?-
-De Anita, tu prometida.- otra vez su tono gracioso. - Los años la cambiaron mucho, ya no es la quinceañera que nadie conocía en la escuela.- no le conteste, seguí mirando un punto fijo - Alex, te estoy hablando.-
-Y yo te dije que no quiero hablar de ella ¿Qué queres que te conteste? Sí, está buena, está muy buena pero cuando abre la boca lo arruina todo.- dije fastidiado.
-Yo hable con ella y es bastante agradable. Me contó que estuvo estudiando afuera, se nota que es una chica muy inteligente. Tus padres si se lucieron buscándote una novia.-
-Max... ¿Por qué seguimos hablando de esto?-
-Pero es que no podes negarlo. Te buscaron una chica de buena familia, inteligente, exitosa y lo más importante de todo es que está buenísima; ahora no solo vas a ser el empresario más exitoso del país sino también el más envidiado por los hombres ¿Qué más queres hermano?-
-Quiero que todo el mundo me deje de joder con este tema.- Me levanté de una vez y fui hasta la barra de la cocina. - Desde el viernes que no puedo tener un minuto de paz porque todos me la recuerdan, hasta Jennifer.- ¡Carajo! Parece mentira que hace tres días que llegó la rubia y ya revolucionó a todos.
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Casada con mi Enemigo
Teen FictionElla es todo lo que él cree que no necesita... El es todo lo que ella no quiere recordar... Esta es la historia de un reencuentro inesperado que le cambiara la vida a dos jóvenes que juran odiarse pero, como dice el refrán: " Del odio al amor hay un...