ANNA
-Alex.- no sabía que decir. Se suponía que tenía que darle algún tipo de respuesta a algo que todavía no podía procesar.-
Pero en ese momento mi teléfono sonó y él se alejó un poco cuando vio que lo tomé para responder la llamada.
-Anna. – fue lo primero que oí.
-Sí ¿Quién habla?-
-Anna soy Martha, la madre Nora ¿Cómo está mi hija?- no había reconocido su voz.
-Señora Martha que sorpresa. Nora está fuera de peligro y estuvo despierta hasta hace un rato.- le contesté.
-Todavía no puedo creer lo que pasó, estoy totalmente desesperada. Pretendo tomarme el primer avión a Argentina en cuento pueda pero todo es muy difícil acá en África. Quiero estar con mi hija y me aterra saber que está sola.-
-No se preocupe, Nora no está sola. Somos muchos los que la queremos y no vamos a dejarla. En cuanto despierte le digo que la llame así se queda tranquila.-
-Perdón Anna, quizá no medí mis palabras. Sé que estas al lado de ella y que no vas a dejarla pero como madre no puedo evitar pensar en que debería estar allá en este preciso instante.- me dijo y pude sentir sus ganas de llorar.
-Lo entiendo totalmente y de verdad no se preocupe, solo fue un susto horrible pero Nora está mejor y estoy segura de que sabrá entender porque no puede llegar.- le dije para tranquilizarla.
-Muchas gracias Anna, de verdad en estos momentos agradezco que tengan una amistad tan hermosa. Solo te pido que me mantengas informada por favor.-
-Así va a ser. Que tenga un buen viaje- le contesté y terminamos la conversación.
Martha era una mujer muy especial, después de que se separó del padre de Nora se fue a viajar por el mundo, creo que no podía superar el hecho de que su marido se haya ido con una mujer de la misma edad de su hija.
Mi mirada volvió a Alex y él estaba observándome. Sé que esperaba una respuesta pero en este momento no podía dársela. Pareció entender lo que sentía porque nuevamente se acercó a mí.
-Anna...-quiso hablar pero no lo deje.
-¿Alex que es lo que estás haciendo? – le pregunte con indignación.
Unas voces se acercaban por el pasillo y pude imaginar quienes eran. Celesta, Natalie, Lola y Simón venían en camino.
-¿Qué es lo que vos estás haciendo con lo que teníamos?- me preguntó
-¿Por qué? –le pregunté sin apartar mis ojos de los suyos. Buscaba alguna respuesta, pero una que fuera sincera y eso no podía encontrarlo en sus palabras.
-Esta noche te espero acá.- me entregó una tarjeta. –A las 8. La mesa está a mi nombre.-
-¿Qué?- ni siquiera podía entender que me hablaba.
-Anna.- era la voz de Lola.
- Nos merecemos una charla. Después podrás elegir que hacer y prometo que no me voy a oponer.-
-¿Vas a contestar todas mis preguntas?-
-Todas.- me dijo.
-¿Anna que fue lo que pasó?- me preguntó Natalie apenas llegó hasta mí.
-Está bien. Nos vemos ahí.- le contesté.
Justo en ese momento todos terminaron de acercarse, y se incomodaron cuando vieron quien me estaba acompañando. Alex me sonrió con alivió.
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Casada con mi Enemigo
JugendliteraturElla es todo lo que él cree que no necesita... El es todo lo que ella no quiere recordar... Esta es la historia de un reencuentro inesperado que le cambiara la vida a dos jóvenes que juran odiarse pero, como dice el refrán: " Del odio al amor hay un...