Capitulo 20

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ALEXANDER

Mi cuerpo dolía y mi cabeza también. La luz del día entraba por la ventana y yo apenas podía abrir los ojos. Efectivamente era mi cama y mi habitación, pero no estaba solo.

Lo primero que vi cuando desperté era el cuerpo de una chica. Era Anna y estaba completamente dormida a mi lado. Una de sus manos estaba apoyada en mi pecho sosteniendo una bolsa llena de agua. Con una de mis mano toque mi rostro y enseguida sentí el dolor de un golpe.

Podía recodar algunas de las cosas que habían pasado anoche, entre ellas porque me encontraba en este estado.

FLASHBACK

Una rubia se sentó a mi lado y me sonrió. Era bonita y sus ojos me miraban como si esperara que yo diera el primer paso. Pedí un trago más para mí otro para ella.

-Gracias.- me dijo cuándo lo recibió.

-¿Qué hace una chica como vos sola en una bar como este?- le pregunté antes de tomar un trago.

-Quizá no vine sola...- me hizo una sonrisa pícara y se acercó más a mí. -Pero veo que vos si estás solo, y creo que todos esos tragos que tomaste se los dedicaste a alguna mujer ¿O me equivoco?-Reí de su comentario.

-Puede ser que sean para una mujer pero no por lo que estás pensando. Es un poco más complicado.- le contesté.

-Tengo tiempo para escucharte.-

FIN FLASHBACK

Tomamos varios tragos y tengo que admitir que pese a mi interés por las morochas esta rubia me gustaba. Pero todo se complicó cuando llegó su novio (algo que creo que olvidó de mencionar en nuestra charla) bastante territorial luego de amenazarme junto a sus amigos decidió golpearme en la puerta del bar. Hubiese podido defenderme si al menos hubiese tenido fuerzas pero estaba lo suficientemente borracho como para ser el blanco perfecto de esos tipos.

Recuerdo el rostro de Anna lleno de preocupación y de sus esfuerzos por traerme a casa. Ahora estaba tan quieta y tan cómoda que no quise despertarla  y sabía que tendríamos suficiente tiempo para hablar.

La deje en la cama y me fui a dar una ducha. Podía sentir como mi cuerpo crujía debajo del agua pero también como se aliviaba con el frio. Cuando termine de vestirme salí a dormitorio y vi que estaba despertando.

-Buenos días.- dije y ella me miró.

-Me quede dormida ¿Qué hora es?- me preguntó mientras se levantaba dela cama.

-Tranquila son apenas las 10 de la mañana y es sábado asique no tenes que escapar a ningún lado.-

-De hecho sí estoy apurada y ni siquiera tendría que estar acá.- quiso encarar para las escaleras pero no la deje.

-Anna no te vayas así. Tenemos que hablar o al menos yo si tengo cosas que decirte.-

-¿Qué?- me preguntó y se cruzó de brazos -¿Qué es lo que tenes que decirme?-

Pasé una mano por mi cabello y bufé. Era difícil para mí admitirlo pero tenía que hacerlo...

-Quiero agradecerte lo que hiciste por mí.- dije sin saber dónde mirar.

- Estabas golpeado y tirado en una calle, no podía hacer otra cosa. Lo haría por cualquier persona que necesitara mi ayuda.- se acercó un poco más mí. -¿Cómo te sentís?-

-Bien. Algo dolorido pero voy a estar bien.- le contesté.

Era raro estar frente a ella y no pelear pero no estaba mal. Sabía que pese a todo ella estaba preocupada por mí y hasta fue capaz de quedarse, y eso era más de lo que estaba acostumbrado a recibir de una chica.

Casada con mi EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora