Capitulo 7 (parte 1)

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ANNA

Un escalofrío me recorrió el cuerpo, me moví y... ¡Ay! Como me duele la cabeza. De a poco empecé a abrir los ojos y la luz de la ventana me cegó por unos segundos ¿Dónde estaba? No recuerdo nada.

De a poco fui recuperando la vista y pude observar el lugar. La habitación era amplia, con un gran ventanal a un costado por el que se podía ver la gran ciudad. Los pisos eran de una madera oscura mientras que las paredes tenían un color gris que resaltaba con los muebles modernos. La cama era grande y tengo que admitir que muy cómoda, con un respaldar alto e imponente que definitivamente era el protagonista del lugar.

¿Qué hago acá? Me miré, el vestido lo tengo puesto así que no puede haber pasado nada de lo que me pueda arrepentir. Bien en frente de mi había una puerta... Vamos Anna tenés que saber dónde estás y salir lo más rápido posible, todos se deben estar preguntando como estás.

Me bajé de la cama, el piso estaba frio ¿Dónde estarán mis zapatos? Caminé hacia la puerta con desconfianza, buscando alguna pista de quien podía ser el dueño.

Estaba llegando a la puerta cuando un torso desnudo apareció frente a mí... Alex. Estaba mojado y una toalla colgaba alrededor de su cintura. No podía dejar de míralo, hombros anchos, brazos fuertes, en uno de ellos lucía un tatuaje bastante grande y además....¡Su six pack!

Anna por favor tenes que ser fuerte, has estado mucho más cerca de hombres mejores ¿A quién le quiero mentir? Nunca había visto algo así... en realidad solo en las películas.

-Disfrutando la vista- me dijo con una sonrisa en su rostro mientras se cruzaba de brazos.

-¿Cómo llegué acá? ¿Qué fue lo que pasó?- fue todo lo que pude decir y con un hilo de voz.

Él caminó hacia mí y yo sin pensarlo empecé a dar pasos hacia atrás, no quería que se acercara más a mí y menos así, me pone muy nerviosa. Mi espalda chocó con la pared y supe que ya no podía escapar, me encerró con su cuerpo y colocó sus brazos a los costados de mi cabeza.

-Podes tocar si queres - y acercándose a mi oído susurró -no me gusta que se queden con las ganas.- su aliento tocó mi cuello

-Lo único que quiero es que te alejes de mí y me digas que pasó anoche ¿Por qué me trajiste acá?-dije en tono de reproche. Podía sentir el calor que emanaba su cuerpo, él no se movió ni un centímetro.

-Encima que te salvo me tratas así... Anita deberías ser más agradecida después de todo soy tu héroe.- me miró con seguridad.

-Vos no podes salvar a nadie, estas demasiado ocupado en vos mismo y si hiciste algo por mi será porque también te beneficiabas- pude ver como se cara se transformaba - no soy estúpida Alex. Ahora aléjate de mí.-

-¿Y si no quiero? ¿Qué vas a hacer Taponcito?- acercó su cara aún más a la mía, nuestras narices se tocaban y nos fulminábamos con la mirada mutuamente.

-Si no lo haces mando todo este estúpido plan a la mierda-

Me miró por unos segundos más, no soy adivina pero su cara mostraba lo mucho que lo paralizó lo que le dije. Esto es tan importante para él como para mí. Se alejó unos pasos de mí y empezó a buscar ropa en su armario.

-Va a ser mejor que me vaya- dije mientras me separaba de la pared.

-Tus zapatos están debajo de la cama. De más está decir que vas a tener que ponerle una excusa a tus padres, está bien que quieran que haya algo entre nosotros pero no estoy muy seguro de que quieran que la mojigata de su hija vaya tan rápido.- se dirigió al baño sin siquiera mirarme y con algo de ropa en la mano. Él tenía razón algo iba a tener que inventarle a mis padres.

Casada con mi EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora