Capitulo 11

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ANNA

Alex seguía reteniendo a la empleada, que parecía muy entretenida con la conversación. Realmente es un experto en eso, lástima que yo le conozca todos los trucos.

Estaba terminando de acomodar los demás libros para que nadie notara la diferencia. El mío estaba mucho más cerca de la ventana, ahora sería mucho más fácil que llamara la atención de los clientes.

-¿Qué estás haciendo con mi novia, imbécil?- un grito me sacó de lo que estaba haciendo. Me giré para ver qué pasaba cuando vi a un hombre bastante grande y tatuado golpear a Alex de una forma tan brutal que lo tiró al piso.

-¡Alex!- grité al instante y sin pensarlo corrí hasta arrodillarme a su lado. Su labio sangraba, él intentaba levantarse pero por su cara podía ver lo dolorido que estaba.- ¿Estás bien?- le pregunté, mientras lo ayudaba a pararse.

-Voy a romperte todo los huesos, hijo de pu...- y ya no pude escuchar más.

Me acerqué hasta él y lo increpé -No vas a golpear a nadie porque te aseguro que llamo a la policía.- estaba realmente enojada ¿Cómo puede haber personas que vayan por la vida pegándoles a otras así como así?

-Ese tipo estaba encarando a mi novia, y vos no vas a decirme que tengo que hacer con él.- intentó desviarse pero volví a ponerme en su camino. La violencia es algo que jamás tolere, detesto a las personas que creen que pueden solucionar las cosas lastimando a otros, ese es uno de mis grandes problemas con Alex porque, de hecho, él es ese tipo de personas pero ahora eso no viene al caso.

-Ese "tipo" es mi novio y no vas a tocarlo ¿Por qué mejor no vas a reclamarle a tu noviecita? Porque hasta donde yo vi, estaba siendo demasiado... -no sabía que palabra usar para no herir su susceptibilidad- ... amable para tratase de una empleada que solo quiere atender a un cliente. - tenía que defenderlo, después de todo Alex se ganó ese golpe por ayudarme y a pesar de que debería sentirme un poco satisfecha con su sufrimiento, como ya dije no me gustan las injusticias y esto no se lo merecía.

-¡Miriam! ¿Es verdad lo que está diciendo? ¿Te le estabas tirando a ese tipo?- Bueno, parece que Miriam tiene un novio muy celoso y un tanto territorial.

-Por supuesto que no ¿Cómo se te ocurre creerle más a una desconocida que a mí?- pero que mentirosa, que acepte que ella también puso de su parte.

Unas manos rodearon mi cintura y un susurro retumbó en mis oídos -Vamos Anna. Salgamos de acá.-

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Terminé de envolver algunos hielos en la servilleta. Estábamos en el departamento de Alex, después de todo lo que pasó pensé que lo mejor sería que volviera a su casa y descansara un poco. Honestamente me sentía un poco culpable por todo lo que pasó.

Me acerqué hasta donde se encontraba, estaba sentado en el sillón con la cabeza hacia atrás. Me senté a su lado con cuidado.

-Toma, esto va a ser que no se te hinche tanto la cara.- y le ofrecí el hielo. Lo tomó y se lo puso en la boca. Un escalofríos me recorrió el cuerpo, hasta golpeado se veía sexy ¿Por qué tenía que ser tan idiota?

-Siempre que quiero ayudarte alguien termina golpeándome.-  una risita escapó de mí, la verdad que tiene un poquito de razón, soy como un imán de problemas cuando estoy al lado suyo. - No es divertido Anna.-

-Ya lo sé. En realidad te quería pedir disculpas, nunca quise que pasara esto.- él se acomodó mejor y me miró.

-Por lo menos ¿pudiste hacer lo que querías?- sus ojos oscuros me hipnotizaban, no podía dejar de mirarlos... Anna tenes que contestarle.  

Casada con mi EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora