Capítulo 6.

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Harry

Luego del emotivo encuentro entre mi mejor amigo de la infancia y la adolescencia; lo invité a subir a mi hogar y poder charlar con más tranquilidad sobre lo que sucedió. Estaba muy nervioso, en la vida sólo me importaban 3 personas; mi padre, mi hermana y Niall. Quería que volviéramos a la amistad que habíamos perdido.

Salimos del gran elevador que el edificio poseía y caminamos hacia la pent-house.

- Woah... - Exclamó Niall cuando abrí la puerta.

El rubio miró a su alrededor, y sus ojos sumamente expresivos mostraban admiración. 

- Es un lugar hermoso, Harry. Muy... lujoso - Dijo con su mirada paseándose por el salón.

Me sentí orgulloso se su opinión. Yo había diseñado la decoración de ese lugar y me ponía orgulloso de que a alguien le gustara tanto.

La mezcla de colores beige, marrón, ocre, bordó y negro dominaban el lugar. Dándole un toque de estilo y masculinidad al espacio.

- Gracias - Sonreí - Toma asiento ¿Quieres beber algo? Tengo whisky, vodka, cerveza...

- ¿Tienes Pepsi? - Me interrumpió.

- Emm... si. Ya te traigo. - Le dije y me dirigí hacia la cocina. 

Me pareció curiosa su petición, y cómica a la vez. Así que llené un vaso de cerveza y otro con Pepsi, y me dirigí de nuevo al salón.

Niall se encontraba en el sofá más grande, y mi favorito debería añadir. Yo me senté en un sofá más pequeño a su costado; para que pudiéramos hablar mejor.

- Toma - Le tendí su vaso con la bebida gaseosa.

- Oh, gracias - Dijo y tomó un sorbo muy grande.

Yo por mi lado apenas toqué mis labios con la cerveza, de repente ya no me apetecía.

- ¿A qué te dedicas Harry? - Dijo y luego añadió riendo levemente - Digo, esta casa no podría mantenerse por sí sola.

Estaba a punto de decirle lo que le decía a todas las personas que me lo preguntaban, "trabajo con mi padre en su empresa". Pero, ¿para qué mentirle? Lo que yo buscaba era tratar de volver a ser lo que éramos antes, para no volver a estar solo. La amistad es confianza, así que de nuevo mi pregunta ¿Para qué mentirle?

- Yo no... trabajo. Mi padre me compró este lugar. - Le cnfesé y me quedé observando su reacción.

Yo estaba absolutamente consciente de que era una injusticia, sabía que muchas personas se mataban trabajando todos los días para conseguir un cuarto de lo que mi padre me daba cada mes. Pero en este momento no quería encontrar trabajo, no era mi prioridad.

Así que esperé a ver que decía Niall, esperaba algo de desprecio por ser yo tan rico y sin haber hecho nada.

- Oh vaya, eres un suertudo. - Rió musicalmente el irlandés.

Yo también reí, con un tono aliviado.

- ¿Tú a que te dedicas? - Le pregunté.

- Yo trabajo en una tienda de música, que queda en el centro de Londres. Prácticamente lo que hago es atender a los clientes y afinar guitarras. Tal vez no sea una carrera profesional; pero me gusta y me alcanza para el mes ¿Qué más se puede pedir? - Se encogió de hombros.

- Tienes razón - Sonreí.

Ambos tomamos un gran sorbo de nuestros vasos, y mientras tomábamos vi que la cara alegre de Niall se ensombreció. Bajé mi vaso de mi cara y lo miré desconcertado.

- ¿Qué pasa? - Le pregunté.

- Tu muñeca. - Respondió mirando mis ojos fijamente, su mirada era tan expresiva que podía ver claramente que estaba triste y algo enojado.

Miré mi muñeca y efectivamente se trataba de lo que supuse. Mis cicatrices.

- ¿Todavía lo haces? - Dijo Niall, pero ahora logró que sus expresivos ojos azules tomaran un aspecto neutro. Me pregunté mentalmente como lo hacía, pero luego me centré en el tema.

- Yo... - ¿Para qué mentir? - Sí, todavía lo hago.

- Y debería suponer que también sigues inhalando droga ¿estoy en lo correcto? - Prosiguió.

Suspiré. Necesitaba descargarme con alguien.

- Sí, todavía hago todo eso. No lo puedo evitar Niall, creéme que lo he intentado. Pero me siento solo. Duele mucho. Todas las personas que se acercan a mí son unas hipócritas, que quieren un poco de mi dinero. Yo... - Hablé rápidamente, y maricón como siempre, se me cayeron unas lágrimas.

- Cállate Harry - Niall se levantó rápidamente para darme un abrazo. Otro abrazo. ¿Cuándo fue la última vez que recibí un abrazo consolador? 

- Yo...

- Cállate. - Me miró a los ojos y ahora pude notar desición - Si tu problema es la soledad, ya no estarás más solo. Tan simple como eso. Estaré tanto tiempo contigo que te cansarás de mí. Así que, ex-mejor amigo, ahora oficialmente eres mi nuevo mejor amigo.

Lo miré en silencio y una sonrisa creció en mi rostro.

- No quiero ser una carga ni una obligación para ti Niall.

El rubio resopló.

- Cuando nos conocimos a los 6 años, yo ya había asumido la responsabilidad de cuidarte. 

Ambos nos sonreímos.

Al poco tiempo estábamos con nachos sentados en el sofá, viendo películas de comedia y riéndonos como maníacos.

Había recuperado a mi mejor amigo.

¿Podrás Rehabilitarme? | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora