Harry
Louis y yo nos encontrábamos juntos en el bar al que lo llevé la última vez que salimos, uno de mis lugares favoritos.
El motivo por el cual nos encontrábamos allí era para que me dijera exactamente lo que le estaba pasando. Y quería ignorar a la voz en mi cabeza de que me estaba ocultando cosas. Pero la cuestión era: ¿Por qué me angustiaba tanto que él no me contara todos los detalles de su vida? Lo conocía hace bastante poco tiempo, era de esperarse que no tuviera toda su confianza en mí.
Tampoco podía reclamarle nada, yo no le había contado nada sobre mi familia ni mis problemas.
- Un vodka de naranja. - Pidió a la camarera haciéndome salir de mis pensamientos.
- Lo mismo. - Le dije a la chica. En realidad no quería tomar nada pero no me sentiría bien si ocupaba un asiento del local sin pagar absolutamente nada.
La chica asintió y se fue, dejándonos solos brevemente hasta traer las dos bebidas iguales. Louis y yo no mencionamos nada en ese breve lapso de tiempo, yo no quise interrumpir el silencio por la mirada de Louis. Se notaba algo perdido y triste, mirándo fijamente la madera de la mesa.
Él agarró su vaso y tomó un poco de su contenido, luegó suspiró.
- Lamento estar tan ausente, Harry. - Me dijo componiendo una pequeña sonrisa, pero ésta no llegó a sus ojos.
- No te preocupes. - Dije tratando de sonar reconfortante. - Algo te tiene mal.
Él asintió.
- ¿Quieres contarme? - Le dije. No lo presionaría, pero yo quería saber.
Él bajó la mirada, creo que se decidió a decirme.
- Está bien, para eso vinimos, ¿no? - Dijo simplemente y tragó saliva.
Louis no me había contado de su vida en Doncaster, ni mucho de su familia. Podría suponer que era algo sobre eso.
Así que tomé de mi bebida y me preparé para escuchar su problema. Sentía unas ganas inmensas dentro de mí de ayudarlo, como fuera posible.
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Hace 3 horas desde que estábamos sentados en la misma mesa, con nuestros vasos ya recargados una cuarta vez.
Estaba frío y rígido mientras la suave voz de Louis me contaba todo lo que había tenido que vivir. El abandono de su padre, la enfermedad de su madre, la muerte de sus hermanitas, sus intentos desesperados por conseguir dinero para mantener a su familia en pie.
Su mirada demostró mucha vergüenza cuando me contó que vendía su cuerpo como una manera desesperada, a mí se me hizo un nudo en la garganta con tan solo imaginar a Louis, tan hermoso y angelical, siendo tocado por manos desconocidas.
En ese momento nos encontrábamos abrazados, porque Lou no pudo contener su angustia y se le escaparon algunas lágrimas.
Era admirable como él parecía tan fuerte, tan alegre, tan vital. Pero ahora sabía la verdad, que detrás de su sonrisa se ocultaban muchos miedos. La desesperación de no poder salvar a su madre, de no poder darles una vida feliz a sus hermanas, de nunca crecer como persona... Su frustración al no poder hacer nada que ayude con su situación.
Y para empeorar las cosas, la alegría de empezar una nueva vida se había esfumado al ver como el cáncer de su madre la estaba consumiendo.
Oh, Louis...
- Perdón por esto, Harry. - Dijo despegándose de mis brazos.
- ¿Por qué me pides perdón? - Mi voz sonó algo así como estrangulada, me dolía ver su dolor. Y fue ahí donde me di cuenta de que lo que sentía por Louis era más fuerte de lo que creía.
- Por deprimirte y por hacerte perder el tiempo. - Dijo enderezándose y tratando de componer una pequeña sonrisa. Ese último acto me rompió el corazón al saber como eran las cosas en realidad.
- El tiempo me sobra. - Miré el piso. - Además ya estoy deprimido ¿no?
- Supongo, pero no sabría decir si los motivos de tu depresión son menores que los míos. Tu también has tenido una vida dura. - Dijo y al instante abrió mucho los ojos, como dándose cuenta de que habló de más.
Y ahí una pregunta surgió en mi mente: ¿Cómo sabe mis motivos?
Él pareció entender la causa de la reacción de mi rostro, y quiso explicarse.
- Sé lo que te pasó. - Me dijo mirándome fijamente a los ojos, cosa que para mí era casi imposible.
- ¿A qué te refieres? - Dije. Aunque sabía perfectamente a que se refería.
- A lo que viviste en tu casa, cuando tenías 15 años. - Dijo.
Ambos nos quedamos en silencio.
- ¿Cómo? - Dije con un hilo de voz. No sé por que me sorprendí tanto, la noticia de lo que me sucedió fue una gran noticia nacional. Pero ya habían pasado años desde lo sucedido, no esperaba que nadie se acordara.
- Yo... lo leí en internet. - Dijo. - Una noche no podía dormir y se me ocurrió googlearte, ya sabes. No era con ninguna intención en específico, en serio. Pero apareció esa noticia y... bueno.
Me sentía algo avergonzado, apenado y expuesto; pero hubo algo de emoción en mi pecho al enterarme que me buscó en internet en su insomnio.
- ¿Quieres hablar sobre eso? - Me dijo suavizando su voz, y al mirarlo no parecía el chico que acaba de contarme todas las desgracias de su vida y haber llorado en mi pecho; parecía un chico normal que quería ayudar a su amigo con problemas. No bromeaba cuando pensaba que lo admiraba.
Suspiré, realmente necesitaba contarle todo a alguien a quien le tuviera confianza. Y así empezó mi relato, desde aquel día hasta el día de hoy.
Cuando empecé a hablar, mi boca no quería parar. Le conté todo, absolutamente todo. Desde mis cortes y llantos interminables hasta mis fiestas desenfrenadas y el sexo ocasional para tratar de no sentirme solo. Louis era esa clase de personas que te dan una seguridad lo suficiente grande y te hacen sentir demasiado seguro, como para contarles todo.
No sé cuanto tiempo pasó, pero la camarera nos avisó que en media hora cerraban.
Antes de irnos, nos quedamos sentados unos minutos más, recuperando las fuerzas luego de horas desquitándonos el uno con el otro.
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- ¿Louis? - Le dije antes de que saliera de mi auto cuando lo fui a dejar a su departamento.
- ¿Si? - Se volteó hacia mí.
- ¿Te importaría que algún día visitara a tu madre y a tus hermanas? Tengo ganas de conocerlas. - Le dije.
- Claro que no. - Me sonrió y algo en sus ojos se iluminó.
- Gracias por todo lo de hoy, lo necesitaba. - Le dije, y luego quise arriesgarme un poco. - Te quiero.
Louis sonrió aún más. La verdad no tenía idea de como había dicho eso.
- Yo también, amigo. - Me dijo y se bajó del auto.
Ignoré que me dijo "amigo", y empecé a conducir a mi casa pensando en lo hermoso y especial que era. Esa noche pensaría en cómo ayudar a Louis lo más posible.
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¿Podrás Rehabilitarme? | Larry Stylinson
FanficEn la vida hay altas y bajas, luz y oscuridad, momentos buenos y momentos malos. Pero en la vida también hay fe y esperanza. Tal vez para encontrar la felicidad, hay que encontrar a alguien para compartirla. No importa cuán mierda estén las cosas;...