Si me quisieras lo demostrarías,
si me quisieras me conocerías,
y si quisieras quererme,
intentarías conocerme,
¿Has hecho algo de eso?
A que no.
¿Qué era eso que me dices siempre?
Las acciones hablan más que las palabras.
Pues tus acciones han estado hablando
y digamos que está bastante claro,
no me quieres,
y no te molestes,
nunca serás mi madre aunque lo intentes,
y no intentes ser algo que no eres,
solo te digo ese consejo,
no porque te quiera,
sino porque me das pena,
y soy humana,
y me das tanta lástima...
A, no, lo siento,
no me compadezco de gente como tú.
Llámame monstruo, diabla,
no me importa,
porque es verdad,
soy la reina de mi infierno,
de mis propios demonios.
Soy la dueña
de esta oscuridad que rodea
mi alma torturada y encerrada.
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Poemas de un alma rota
ŞiirPoemas personales deprimentes sobre el desamor, el dolor y la tristeza.