Ariel estaba impaciente, quería llegar cuanto antes al cuarto que compartía con Obito. Ya habia retrasado mucho las cosas, debía hacer algo y ahora era un buen momento.
Despues de que salieran de la cueva con el pergamino más peligroso del mundo ninja en sus manos, ella se habia decidido a contarle todo a Obito. Ya era momento de abrirse completamente y la mejor manera era contarle todo al Uchiha, aunque eso significara suicidio. Porque sí, ella estaba conciente del peligro que significaba contar aquello, por más que fuesen pareja y ella lo amara con toda su alma, corría el riesgo de que el hombre al que se entregó en cuerpo y alma la matara, mandando todo por lo que habían pasado por un caño.
Se obligaba a ser optimista, pensando que la reacción de el uchiha no sería mala, pero el miedo estaba allí, presente como nunca antes.
Lo mantenía firmemente agarrado de la mano mientras se dirigían al cuarto, y en cuanto cruzaron el umbral Ariel cerró la puerta tras ella.
Obito no sabía lo que estaba pasando por la mente de la fémina. Pero por la exprecion que ella mostraba en su rostro supuso que debía de ser importante, por lo que se sentó en la orilla de la cama y se quitó la mascara respirando profundo el aire que la mascara no le permitía.
Ariel se acomodo en el centro de la cama sentada y con la espalda recargada en la cabecera de la misma.
—Cuando tenía siete años, mi madre compró una Televisión para mi habitación. Por lo que siempre que no tenia que hacer tarea o no tenía clases de dibujo, la usaba.—Para este punto Obito se había quitado las sandalias ninja y se habia colocado a su lado en la misma posición que ella.
El Uchiha debía admitir que le encantaba que ella hablara de su mundo, habían tantas cosas que diferenciar con las del suyo que le parecia un mundo de Fantasía moderna de donde ella provenía.
—Recuerdo que un Martes, despues de volver de clases, me encerré en mi habitación. Había peleado con mi madre por que tuve problemas en la escuela.-Una sonrisa amarga se dibujó en su rostro y Obito estuvo tentado a decirle que ya no hablara más.—Despues de llorar una hora, prendí la Televisión. Quería olvidarme de lo que habia pasado, despues de todo ya había pasado....
》Entonces, al prender la tele me sorprendí. Un rubio de ojos azules saltaba de rama en rama con una mirada de miedo. Alguien lo perseguía, alguien que decia que él era un monstruo por tener algo dentro suyo. En ese momento yo me pregunte, entonces yo tambien soy un monstruo?. El sujeto le decia que tenia algo malvado, perverso y monstruoso dentro suyo. Yo sentia que dentro de mi había algo, algo que queria salir. No se si habrá sido Kuro quién quería salir pero... hasta dia de hoy se que Naruto lo unico que hizo fue enseñarme que por más que me dijeran cosas horribles yo sabía quien era. No importa si el obstaculo es grande, nunca debo rendirme.
》Mi madre al enterarse de lo que miraba, por alguna razón que desconosco, odia que lo mire. No le gusta que mire a Naruto ni nada que sea relacionado con ninjas. Pero por más que hiciere lo que hiciere, siempre miraba a Naruto. No importa lo que ella hiciera.
Obito miraba un punto fijo en la habitación, estaba ensimismado con el relato. Realmente le interesaba lo que ella contaba, pero sabía que a algo queria llegar, por lo que apartando la mirada hacia ella tomó su mano.
-Se que quieres decirme algo importante.—La miró a los ojos y acarició su mejilla.—Solo dejalo salir.—Susurró contra sus labios antes de besarla dulcemente.
Ariel sintió que con eso, el uchiha le habia dado el pase libre a hablar de su pasado y que no se enojaria en absoluto por lo que tuviera que decirle. En pocas palabras, estaba confiando en ella.
ESTÁS LEYENDO
¿¡Como Llegué Aquí!? [TERMINADA]
RomanceAriel es una chica de nuestro mundo, pero un día, un portal se presenta ante ella y sin querer viajará al mundo que la acompañó durante su infancia, Naruto. Allí vivira aventuras junto a los Akatsuki y a su amor platónico, Obito Uchiha. Que sucederá...