17- Días jugosos

294 32 2
                                    

—Ah... Sólo espera un momento...
Doña ñoña se quejaba, suspira y objetaba, pero Aleix volvía a arrastrarla de vuelta a él, cubriéndola de besos y caricias obsesivas.
Se notaba, que alguien había estado "olvidado" durante meses... Y ahora reclamaba todo de golpe.
Marlene ya estaba de rastros, dejándose sólo ser "amada", sin corresponder ni moverse. Ya estaba al límite... Se sentía tan abatida, como si hubiera estado corriendo la vuelta al mundo. Un término bastante exagerado, pero que Marlene veía como el más acertado.
¿Cuántas veces habían hecho el amor en tan sólo una noche?... ¿Cuántos besos se habían dado ya? Ni idea... Su cabeza daba vueltas, pero lo que si sabía es que su cuerpo estaba entumecido y que sus labios le reclamaban una buena dosis de crema.

—Aleix... Salgamos... —Suplicó Marlene, entre poniendo sus manos entre ellos —Vayamos a la playa...
Marlene había acabado por darle a Aleix, aquellos días de relax que él antes le había pedido. Se encontraban en un hotel, en la zona de playa. Se suponía que iban a tener unos días de vacaciones, pero... Aleix se veía poco interesado en abandonar el lecho; en despegarse de Marlene...

—¿A la playa? —Aleix se mostró interesado —Pero si no vas a ir al agua...
Volvió a hundir sus dientes en el cuello de la susodicha, quien sacudió los brazos, agobiada.
—Iré, ¡Prometo que iré! —Exclamo bien alto.
El susodicho levantó la mirada con ojos brillantes como perlas y rápidamente abandonó la cama de un salto.
Marlene pudo respirar al fin...

—Te compre este bikini hace un tiempo —Sacó de la maleta, un bikini rosa con flecos — Pensé en que te sentaría de maravilla.
Marlene vio aquel bikini con cierto disgusto —Demasiado cuerpo expuesto... Prefiero un bañador.
—Eso es para viejas —Sentenció enseguida, acercándose a la joven peligrosamente —Vas a ponértelo, si o si.
—¿No tengo derecho a un abogado? —Marlene se arrastró para atrás, viendo con cierta palidez aquella prenda —No me gusta ese bikini... Aleix... ¡No!

***

—Me arrepiento de haberte dicho tantas cosas melosas —En aquel instante, incluso podría declarar que lo odiaba.
—Anda, mi pequeña, estas hermosa —Aleix iba de un lado a otro, presionando el botón, tirándole fotos a su esposa en exceso.
Era un acosador nato... Un sucio vicioso, que estaba violando a la joven con sus ojos...

Marlene tomó la cámara y la arrojó a la arena —¿Vamos a nadar o vas a seguir con la sesión fotográfica?
—Ten mucho cuidado —Aleix se aferró a la cámara como si fuera una reliquia —Que tiene contenido de alta importancia.

Sin nada de paciencia, Marlene corrió, abandonando a marido, yendo directo al mar.

<<Pedazo bubis tiene mi esposa>>

Pensó con dicha, observando como las nalgas de su amada esposa, rebotaban suavemente, a cada movimiento ejercido.
Dejo rápidamente la cámara y se unió a ella en el mar.
O al menos esa fue su intención...
En un momento dado la había perdido de vista...

—¿Marlene? ¡Oye, Marlene! —La buscó de un lado a otro con la mirada —Mar- ¡ah!
La buscada se hallaba bajo él, con apenas la mirada de fuera, viéndole con ojos afilados.
—Estaba aquí yo pensando... En qué tal vez tengas la ocurrencia de tratar de quitarme el bikini... —Lo acusaba ya con antelación.
—¿Y dejar que más hombres vengas tus bellos limones? No, gracias —Sacudió la mano, mostrando una mirada asesina.
—¿Podrías de dejar de llamarlos "limones"? No se si sabes, pero me molesta bastante —Hizo burbujas con la boca.
—Marlene... —Se le puso un aire enigmático —Los limones son vida... Son amor, son pasión...
—Cariño, estás como una cabrá —Le acribilló sin piedad.
—¡Vamos a jugar! —Comenzó Aleix con el típico juego de los salpicones.
Marlene cerro los ojos al instante y demostró cierto enfado en su mirada.
—¡Con que esas tenemos!
Comenzó a salpicarle con insistencia, hasta que lo empujo haciendo que se comiera el mar entero.

—¡Y la ganadora es, Marlene! —Se declaró a si misma, con un aire de victoria.
—Tramposa... —Aleix se quejó como un niño, y salpicó una ves mas a su esposa.

Marlene se paro al lado de su enfadad marido, al que acarició su anatomía y dio un beso suave en la comisura de sus labios.
—Soy una tramposa con mucha suerte —Esbozo una sonrisa llena de calidez —Aunque... —Gimoteo —Solo espero que mi marido no sea tan activo cuando llegue a viejo...
—Querida Marlene —Movió el dedo esbozando una sonrisa pícara —La actividad hace parte de mi cuerpo. Habrá diversión en mi vida, hasta que está misma finalicé.
—¿Será legal castrar a mi marido salido?...

Me volví adicta a ti #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora