04- Eufórica Marlene

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Mavis desato en una pequeña risa —No, no —Negó con la mano —No me gusta nadie, pero... —Mostró ojos soñadores —Me parece algo tan bonito, eso de estar enamorado...
—Pues la verdad no lo veo —Negó su amiga, mostrando una cara bien larga —El amor es tan sólo... Un sentimiento pasajero, que va de puerta en puerta... —Ajustó sus lentes como una intelectual —Aunque... —Su sonrisa volvió a asomarse —Es divertido meterse con la gente cuando se enamora, porque ponen caras realmente estúpidas.
Mavis vio de lado a su amiga y le soplo en la cara.
—¿Qué insinuas? ¿Buscabas reírte a mi costa?
La amiga singular, negó con sus hombros como quien no quiere la cosa y se llegó un golpe en el hombro por parte de Mavis, quien después junto a ella desato a reír.

—Mis padres están siempre acaramelados. Mi papá, esta siempre rondando a mi mamá, ¿No te parece lindo?
Mavis hablaba con toda aquella emoción. Quizás... Porque su mente aún era tan inocente que no comprendía, el porque de tanto empeño por parte de su padre.
—¿Lindo? —Arrugó la contraria el ceño y negó con la cabeza —Mas bien es un salido a secas, pobre de tu madre...
—Oh, pero mi mamá es feliz siempre que le den un libro. Es divertido, porque si mi papá le ofrece un libro, ella no dice que no a nada.
—Que familia más rara la tuya... Por mi padre, mis padres son los típicos divorciados... Mi mamá ya está en su segundo matrimonio y mi padre cada día con una novia diferente... Osea, lo típico —La joven de cabellos castaños, tomó su jugo y bebió un poco por la pajita. Mavis fue testigo de un aire misterio en plan detective.

***

Abandonaba el Instituto, finalmente llegada la hora, y tras despedirse de su mejor amiga, caminaba campante en dirección a su hogar. Dijera lo que dijera su poco convincente amiga, ella estaba segura de que el amor era de verdad un sentimiento increíble, pues era testigo a diario de que dicho amor existía de verdad.

—Oh...

Mavis detuvo su paso, cuando halló a unos metros de ella, lo que parecía un tremendo escándalo, y curiosa se acercó a la muchedumbre, y descubrió en medio de toda esta, a un famoso que había venido al parecer a firmar autógrafos, y quien Mavis reconoció de inmediato.
Él era Hector Rivera, un famoso escritor; el mayor según su madre. No había libro de él, que no tuviera.

—Que raro... —Murmuró ojeando a los presentes.
Conociendo a su madre, se suponía que ella debería de estar en primera fila, pero... La susodicha, una fanática del escritor no se encontraba allí.

***

—¡Buenas, mamá, papá! —Anunció Mavis con enorme energía, dejando su mochila sobre una mesilla en la entrada.
De pronto, fue sorprendida por un grito súbito y con la presencia ajetreada de su madre, quien se metía unos pantalones vaqueros con torpeza, en un intento de hacerlo deprisa.
—¿Qué sucede, mamá? —Mavis se quedó sorprendida, y entonces temió enseguida que algo malo hubiera sucedido —¡¿Es papá?!
Se llevó la mano al corazón. No podía ser que...

—Marlene, lo siento —Y el mencionado salía de su habitación en boxers —Juro que no hacía idea, de verdad que...
—¡Calla! —Marlene había comenzado a ganar aquel color propio de su cólera —¡Por tu culpa no podré ver a mi amado Hector!
Las lágrimas habían comenzado a asomarse en sus ojos. Ciertamente en aquel momento, Marlene se ganó el arrepentimiento de su esposo, quien estaba disgustado por verla así.
—Tranquilos —Mavis se interpuso en la discusión acalorada y le tendió a su madre una hoja —Yo vi a Hector y le pedí una firma para ti, mamá.

Los ojos angostos de la ñoña volvieron a tiritar y sus manos se aferraron al papel, que apego bien a su pecho.
—¡Gracias, hija mía! —Agradeció como una niña a su mamá —¡Gracias a ti conseguí su autógrafo! Aunque... —Vio de lado a su marido con lo que pareció odio —No pude ver a Hector en persona...

Aleix bajo la cabeza, sin nada que objetar en su defensa y se resigno en un largo suspiro, abandonando a continuación la estancia.
—Que idiota es... —Hizo Marlene una mueca, viéndolo marchar.
—Vamos mamá, no estés más enfadada —Dijo su hija en un intento de calmarla, posando su mano sobre su hombro —Habrá más eventos este mes cerca, así que podrás verlo.

A Marlene se le subió ambos extremos de sus labios, y eufórica levantó un papel que estaba sobre la mesilla del salón, haciendo presentes todos los días mencionados en que su amado escritor se hallaría cerca.
—¡Lo se! ¡No pienso perderme un día más!

Era obvio que... Marlene ya tenía conocimiento de esos días...

//Buenas mis queridos lectores. Espero que les guste otro capítulo más. Los quiero 😊

Me volví adicta a ti #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora