21- Ser madre, "lo más bonito del mundo"

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—Sufrirás tanto, que desearás incluso morir; y no te digo nada de lo horrible que te verás frente al espejo, llegando al punto en que te odiaras a ti misma; y mucho más a tu pareja.
Alguien sonaba aterradora, diciendo aquellas palabras, haciendo gestos con las manos, haciendo que todo pareciera todavía más horrible y provocará más temor, en la oyente, quien se suponía que sería la siguiente en sufrir todas las consecuencias, que se supone ser madre.
—Así es —añadió; como si aún no fuera suficiente —Esa milonga que ser madre es lo más bonito del mundo, es lo más horrible del mundo, cuando este por nacer..  Y aún, sigue después de su nacimiento... Vas a andar cambiando la compresa a cada momento, sintiendo que te vas a desangrar y andar de pantalón manchado por la calle. Y ni se ocurra ponerte ropa blanca, entonces eso si sería una menor vergüenza. Y...
Entonces, una mano se paro de relámpago en la cabeza de la ñoña eufórica de Marlene, quien incluso ya había comenzado a mostrar emoción en su mirada.
Si... Estaba disfrutando con aquello...
—¡¿Qué haces?! —Se quejó a su marido, frotándose la cabeza con frustración.
—Éstas provocando temor a Blanca... Mira la que tiene... —Mostró incluso preocupación.
En verdad... El rostro de la joven se había teñido de una gruesa capa de blanco y eso... Que antes sonreía con todo el entusiasmo del mundo, feliz por la noticia de saber que sería madre. Sin embargo... Ahora parecía ser diferente.
—No... No me importa —habló finalmente con la voz temblorosa —Yo estoy muy feliz por finalmente ser madre.
Eso lo decía queriendo parecer convencida de que era así... Pero seguía tan blanca como la cal, temblando con tremenda ansiedad...
—Sin embargo, hay algo bueno en esto y por lo que deberías estar radiando de felicidad —Habló Marlene esbozando una sonrisa.
En Blanca surgió una sonrisa y vio a su amiga con emoción, esperando escuchar de ella un halagó "al fin".
—Que siendo hijo de Adler; un lector fiel, tiene posibilidades de heredar sus genes —Dijo Marlene con ojos rebosantes de brillo, los cuales dictaban claramente " que aquella era su esperanza de un lector".
Blanco sacudió la cabeza, viendo con ojos agrios a la ñoña come libros y después soltó un enorme suspiro, encajando la mirada en la figura sentada en la butaca, toda torcida y encogida, enfocado en seguir leyendo, pasando de todo lo que pasaba a su alrededor.
—¿No es hermoso?... —Soltó Marlene junto a un suspiro lleno de pasión e admiración, viendo a su "mejor amigo".
—Aleix... ¿Qué hemos hecho para merecer este castigo? —Vio al joven, ese mismo que compartía su sufrimiento.
—El corazón, que es muy traicionero —Soltó en una breve carcajada que término en una mueca repleta de pesadez.

Fue mal poco tiempo de llegar, que ambos fanáticos lectores, que de alguna forma - que parecía imposible - se metieron ambos en la butaca, todos pegados y torcidos, agarrados por el libro que cada uno que portaba en manos. Sonreían a cada momento, reían, esbozaban satisfacción entre otros miles de expresiones... Otras tan raras que hasta ambos esposos, se preguntaban... Como podían existir personas que hicieran aquella expresión y más... Como ellos habían terminado casándose con ellos.
Blanca había conocido a aquel alemán y enseguida había nacido la chispa.
Se había dejado hipnotizar por sus ojos azules, y sus cabellos de un rubio casi blanco... Por aquella complexión delgada; pero no exagerada... No tenía aquel cuerpo bien atribuido y formado como el de Aleix, ni tampoco era alto como él (mide 1.74), pero... Había sido algo especial, como un lazo que le había conllevado a hablar con él enseguida.
Con aquel alemán, en aquel día que pasaba por aquel pueblo remoto, en una excursión junto a su familia. Ese... Que parecía una persona sociable y sin duda muy cariñosa e interesante, pero le habló con una sonrisa preguntando por el camino, pero que... Cuando el tiempo lado y terminaron siendo novios (por iniciativa de ella) pues..  Acabó descubriendo que su novio era como una copia de Marlene, pero en masculino...

—Esos dos si que se entienden... —Comentó Aleix, tomando un jugo de piña junto a Blanca, mientras vigilaba a la menor que jugaba fuera.
—Así es... Al parecer no escogimos correctamente con quien casarnos... —Comentó esbozando un sonrisa, y se rascó la mejilla.
—Oh, Marlene... ¿Ya te cansaste de leer? —Interrogó sorprendido por verla ya allí, cuando apenas había pasado hora y media leyendo...
—No —Respondió y se hizo lugar en el regazo de su marido, en el cual se encogió, subiendo las piernas y exponiendo una vez más las letras ante sus ojos —pero decidí cambiar de lugar...


Me volví adicta a ti #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora