22- Día de pareja

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—Uhm... Aleix... —Marlene dejó caer la cabeza en el borde de la cama, ojeando a su marido él cual leía el periódico.
—¿Si?
—¿Y que paso con tu amigo? Ya sabes, ese Ghost —Comentó Marlene con interés.
—Oh, Ghost... ¿No te lo dije? Ese tipo ya esta saliendo con aquella chica.
—¡¿Qué?! —Marlene salto como un gato sobre el regazo de su marido y le sacudió eufórica —¡¿Cómo hizo ese tipo para salir con ella?!
—Pues... Siguió con el acoso diario... Hasta que un día por accidente término encima de la chica... Es curioso, pero ella también ya se había fijado en él y bueno... Él se le declaró en plan colegiala tímida y bueno... Así comenzó su dichosa relación...
Aleix lo contó con poco interés, al parecer nada feliz por la relación de su compañero...
—¿Tienes celos? —Le acribilló ella con la mirada.
Aleix torció la nariz —¿por qué habría de estarlo?
—A ti te gustaban sus melones...
Aleix depósito su mirada en los limones de Marlene por la conversación y una sonrisa mal intencionada se delineó en sus labios...
—Vale... Fui tonta al preguntar...
Abandonó el regazo de su marido y se derrumbó después en la apretada butaca, junto a su amigo lector que seguía allí, empeñado en seguir con la lectura...
—Oye... ¡Adler!
El individuo se digno con cero ganad a dirigir su mirada a Aleix, quien le veía con seriedad.
—¿Sucede algo? —Una voz atrofiada y con asentó alemán salió de sus labios, que parecían poco gustosos de aquel "movimiento físico".
—Estaba pensando, en que podríamos ir a dar una caminata por el lago, los cuatro.
Aleix tenía aquella sonrisa toda vivaz y dispuesta a abandonar aquellas cuatro paredes que llegaban a ser sofocantes.
Ambos lectores se sincronizaron en mostrarse poco gratos con la propuesta y rápidamente soltaron un cargado suspiro de negación, retomando sin perder más un segundo de su amada lectura.
—Oh... —Ambos soltaron al unísono un sonido de sorpresa, viendo como sus libros habían desaparecido de entre sus manos y que sus parejas los tenían.
—Blanca... —Adler comenzó a mover las manos en el aire, rogando por el retorno del libro y haciendo unos ojos de cachorro abandonado.
El corazón de Blanca se tambaleó, era tan tierno cuanto se veía, que estuvo a punto de devolverle el libro. Dicha actitud acababa funcionando la mayoría de veces, pero esta vez... Blanca tenía un aliado.
—No funciona conmigo —Dijo tomando el libro de entre manos de Blanca —Anda, toca levantar holgazanes.
Ambos lectores hicieron una mueca, pero nada les sirvió...

🌼🌼🌼

—Tu marido es un aguafiestas... —Se quejó Adler andando junto a su amiga en plan zombie, detrás de Aleix y Blanca.
—Ya te digo... A mi nunca me funciona rogarle... Ya ni prometerle sexo funciona... Él dice que lo tendrá cuando quiera... —Se quejó Marlene, acribillando la espalda de su marido, andando también con pesadez.
—Debí casarme contigo... —Soltó Adler, pero entonces sintió cierto escalofrío —Mejor no... Sólo debimos vivir juntos y ya, en plan compañeros lectores...
Marlene sintió lo mismo. No es que no creyera guapo al alemán, pero no despertaba en ella aquella atracción sexual que el estúpido de su marido sólo sabía crear. Así pues... Si el no hubiera aparecido en su vida, seguro había terminado viviendo con Adler, alguien que compartía su mismo vicio y podía comprenderla perfectamente.

—¡Me encanta! —Nada más llegar, Blanca comenzó a chapotear como una cría en la orilla del lago, riendo moviéndose de un lado a otro.
Aleix siguió el ejemplo de ella, pero los dos restantes... Creyeron hermoso el banco que había allí. Aún estando en mal estado y con la madera deteriorada...
—No... —Blanca tomó a su marido por la muñeca, y lo arrastró consigo hasta la orilla.
Marlene río para sus adentros, viendo con satisfacción que el banco sería exclusivamente para ella, pero..  Aleix no tardó nada en seguir el ejemplo de Blanca...

—Hue, que divertido... —Marlene fingió a cámara lenta que se moría de la diversión que vivía.
Adler protagonizó el mismo papel, chapoteando con lentitud.
—Madre mía... ¿Es que acaso no os parece divertido? —Les vio Aleix de brazos cruzados y ceño fruncido.
—¿No puedo leer? —Interrogó Marlene viendo a su marido con un eje de esperanza.
—No —Lo dijo totalmente firme.
Marlene hizo una mueca y se dispuso a recorre el lago con la mirada. Hasta que ni un minuto después volvía a ver a su marido...
—Esto es tan monótono... Que incluso prefiero que tengamos salseo Aleix...
A Blanca se le subieron los colores por lo directa y poco reservada que había sido Marlene, pero no pensó en ningún momento que Aleix fuera a aceptar semejante propuesta tan descarada...
—Ni caso, sólo disfrutaremos de este día tan maravilloso. ¿No es así, A...? ¿Aleix?...

Ni él ni Marlene ya se hallaban en el lugar, apenas Adler... Quien ya dormía tirado a la orilla del lago, con la cabeza en el agua y ya haciendo burbujas...
Se ahogaba...

Me volví adicta a ti #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora