19- Curiosidad

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—Pensé que no sabías bailar...
—Y yo pensé que tú, si sabías...

Como Aleix había mencionado a su esposa, habían quedado de ir a un baile que habría en una cafetería costera.
El joven, iba todo dispuesto a sorprender a su esposa, con su increíble forma de danzar. Toda elegante y sensual, rítmica y perfecta.
Sin embargo... No fue ella quien se sorprendió...
Al principio, se notó torpe y poco gustosa en desempeñar el papel deseado por él, pero... Fue en apenas unos minutos, que el cuerpo de Marlene comenzó a moverse por si mismo, con arte y distinción. Y Aleix... Se quedó boquiabierto... Viendo a su esposa reluciendo bajo las luces coloridos del local, resplandeciendo en su vestido color vino, y en el vidrio de sus ojos; los cuales eran pura tentación...

—¿Qué sucede? —Marlene esbozo una sonrisa, extrañamente sensual —Pensé que querías que bailará contigo...
Aleix estaba inerte en medio de la pista de baile, fijando sus ojos en los vivaces labios rojos de su amada, los cuales se contraían provocando enorme tentación.
—Y eso quería... Pero, pensé que no sabías bailar... —Le vio con ojos acusadores.
—"Y, nunca he bailado" —Volvió a aclarar, tomando la mano de su marido, quien aún seguía con la duda expuesta en sus ojos.

Sus cuerpos se pegaron, Aleix seguía los suaves y lentos pasos de su esposa, al son  calmo de la música romántica.
—Deberías estar contento —Dijo Marlene sonriendo divertida.
—Y lo estoy...

<<No tanto...>>

Su oportunidad de lucirse se había esfumado, sin ni siquiera poder intentarlo...

—Si me dices la verdad, sonrió —Aún se negaba a creer, que aquella era su primera vez.
Marlene soltó una nueva carcajada y apretujo los labios en un sonrisa triunfal.
—Juro que es verdad.

Aleix hizo una mueca y arrastro a su esposa a bailar, a una zona más apartada de la multitud.
—¿Que sucede? —Interrogó Marlene, viéndole con curiosidad.
—Nada...
Ese nada había sonido muy frío y... No parecía ese "nada", que indicaba que ella hubiera hecho algo equivocado.
Su mirada se vio libre de pasearse por su alrededor, y entonces se topó con la mirada de un chico, más o menos de su edad, que clavaba su mirada en ella.

—Oh... —Por sus labios asomó una sonrisa de burla y satisfacción —¿Celoso?
—No —Ese fue un no muy frívolo.

Ok...Estaba celoso...

—Ya, deja que me mire. Es normal que lo haga... Tiene ojos en la cara, justo para eso —Dijo Marlene, haciendo que su marido diera la espalda a individuo.
—Seria lógico, pero sólo si no estuvieras acompañada —Soltó en rabieta, apegándose más a su esposa, quien reía en sus adentros con enorme satisfacción.
—Ok... —Se separó de él, viéndole con una sonrisa tierna —Vámonos entonces. ¿Te parece un paseo nocturno por la playa?
—Perfecto.

A Aleix le urgía abandonar aquel local, donde aquel pesado estaba acosando visualmente a su amada Marlene.

La susodicha corrió nada más abandonar el local y se descalzo por el camino, tirando de cualquier manera sus zapatos por la arena.

—Ah... Esta estupenda el agua —Soltó ella en un suspiro satisfactorio.
Aleix se quitó los zapatos y se unió a la joven.
—Oh... Ahora me he acordado de algo —Dijo repentinamente, al parecer saboreando algo mentalmente.
Marlene arrugó la nariz.
—¿Sobre qué? —Dio un pequeño chapuzón con el pie.
—Cuando tenía catorce años, vía a dos dándose el lote en la playa, cuando el sol se ponía... —Comentó soltando una pequeña risa, mientras que Marlene soltó un sonido que expresaba asco —Creo que ahí nació el pervertido que llevo dentro.

—Aleix... Te amo mucho, pero no me cuentes esas cosas... —Se separó de él, viéndole con cierta rencilla —Ya con esa edad eras un salido...
—Cualquiera con esa edad ya piensa en eso... —Dijo todo convencido de que así era.
—Yo no... —Aclaro Marlene —Yo en ese entonces, me preocupaba en tener mi paga para poder comprarme los libros que quería.
—Ok, no te pregunté... —Dijo Aleix, quien aún sin antes escuchar a su esposa, ya sabía que... Ella pensaba más en los libros.
Siempre los libros...

—Aunque, ahora me  entró curiosidad —Se paro Marlene frente a su marido, viéndolo con cierto brillo en la mirada —¿A que edad perdiste tu primera vez?
A Aleix se le tiño el rostro de blanco —¿Para que quieres saberlo?
—Porque si. Vamos, cuenta.
Aleix desvío posó la mano sobre el hombro de su esposa y esbozo una sonrisa inocente.
—No me acuerdo.
—Mentiroso...
Era más que obvio que lo sabía...
—¡Dilo yo! —Siguió insistiendo, agarrándose a la camisa de Aleix como garrapata. ¡Ahora si estaba súper interesada! —¡Habla!

Aleix ojeó a su ñoña por un lapso de tiempo, al parecer se lo estaba pensando...

—Marlene...
—¿Dime? —Marlene asintió con euforia.
Ya venía... La bomba iba explotar y...

—¡Haber si me pillas!

Aleix abandonó a su esposa, en una correría veloz...

Me volví adicta a ti #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora