32- Tu sonrisa

436 31 14
                                    

<<A lo largo de todos estos años, asumí que nuestra relación, siempre seguiría el mismo camino, con meros cambios apenas visibles, y con pocos sucesos interesantes — a excepción del tema de cama.
Marlene me sorprendió varios veces, con sus ideas y venidas, y mucho más con el nacimiento de un nuevo hijo; al que esta más apegada que nunca. Y mucho más desde la salida de su libro infantil, al que el menor se ha aferrado con sumó empeñó, visualizando las bonitas ilustraciones de Marlene; la cual me sorprendió también cuando supo que sabía dibujar>>

El día había llegado. Después de aquella noche, a buena mañana saldrían juntos, de regreso a su humilde morada; pero antes de ello, verían una vez los fuegos artificiales.
—¿Tenemos que salir? — interrogó con mucha pereza el menor, dejando decaer la cabeza en el borde del sofá y con el libro de Marlene entre manos.
Lo había visto incontables veces y había jurado que era sin duda su prometido. Eso había llenado de mucha dicha a la madre, la cual estaba más contenta que nunca.
—Sí, mañana ya nos vamos — Le dijo Aleix, acariciando su cabeza, buscando que el niño se levantará del sofá por su propio pie.
El menor soltó un sonido de reclamó y dejó su libro sobre el mueble.

Marlene, extrañamente caminaba delante, sacudiendo los brazos, como una colegiala que gozaba de alegría por su primera cita con su novio. Aunque la razón de dicha felicidad, no era precisamente por estar enlazada con Aleix. Ahora él habían pasado a segundo plano. A sus ojos no cabían más, que su adorado pequeño.
—¿Quieres venir a brazos de mamá? — Se agachó, moviendo las manos llamándole.
Aleix frunció el ceño y dio un suave tirón del menor, el cual ya estaba dispuesto a ir.
—No lo mimes tanto — Le regañó su marido, viendo que el menor hacia morros.
—Cielos... Eres un tacaño hasta con tu propio hijo — Le mostró la lengua.
<<Madre mía... No comprendo como puedo soportar tanto...>>
«Eso es porque la deseas.
Una voz interna se río con todo gusto de Aleix, quien hizo una mueca de molestia.

Nada más llegar al festival, Marlene corrió al puesto de libros, mostrando sus ojos brillantes y... Peligrosos. Que a Marlene se le pusiera aquella mirada, sólo podía significar una cosa. Estaba pensando en gastar... Y no una cantidad inocente.
Marlene era como una niña, siempre que iba a comprar un libro, Aleix se certificaba que llevaba lo justo, sólo para que no comprara más de la cuenta.
Así es, este es un detalle que no se ha mencionado nunca, Aleix es quien controla los gastos de la familia; y eso incluyendo las ganancias de Marlene. Ella misma se lo había cedido... "Era obvio que ella misma sabía que era peligrosa".
—¡He visto unas novelas maravillosas! — Vino corriendo, toda eufórica y exaltada, aferrándose a la camisa de su esposo.
—¿Y?... — Aleix alargó la interrogación; aún siendo consciente de la razón de su venida apresurada.
El día de hoy, ella apenas llevaba dinero encima para un libro. Y esa cantidad estaba lejos de ser de satisfacción para la loca amante de los libros.
—¡Dame dinero! — Tendió la palma de la mano con firmeza, abriendo sus ojos de par en par.
Aleix, guardó unos momentos de silencio. Lo suficiente para que Marlene comenzará a sacudirlo con ansiedad.
—¿Y las últimas cinco novelas que compraste la semana pasada? — le presionó el dedo índice en la frente.
Doña ñoña desvío la mirada, como a un perro pillado en su maldad.
—No hay más... — Aleix le dio la espalda, pero Marlene se agarró a él con garras y dientes.
—¡Por favor, te imploró que me des dinero! ¡Prometo que no te pediré más durante un mes!
De entre los labios del susodicho, escapó un largo suspiro, viendo a su esposa con enorme pesadez. Ella tenía aquellos ojos brillantes de suplica... Era difícil decir que no...
—Ok... Sólo por esta vez — Sacó la cartera, dándole la cantidad que Marlene le pidió, y vio como ésta se marchaba corriendo como una loca en plenas rebajas, y se metió entre la multitud, como una cucaracha.
Aleix se centro en el menor, el cual seguía quieto, observando la gente a su alrededor, especialmente el puesto de algodón dulce, dejando caer un pequeño hilo de baba.
—¿Quieres un poco? — Le preguntó agachándose, esbozando una sonrisa.
El menor asintió.

Cinco minutos después, Marlene volvió con su familia, los cuales estaban sentado en un banco de piedra, comiendo el algodón dulce.
—¡Los tengo! — Mostró la bolsa con orgullo, como si hubiera sido la victoriosa de una ardua batalla.
—Felicidades... — Aleix aplaudió con pocas ganas, ganándose la mala mirada de su ñoña.
—Y yo que pensaba recompensar tu amabilidad... — Esbozo una sonrisa llena de sarcasmo, ganándose el enorme interés de su amante, quien ansió preguntó que recompensa era esa — Te has burlado de mi, así que te has quedado sin premio.
—¡P-pero, Marlene!
En ese momento, los fuegos artificiales cubrieron el cielo, y Marlene enfocó su mirada en los colores vivaces que eran expuestos, ignorando a propósito la presencia de su amante, quien le había comenzado a rondar.

Aquellos eran sus días; días que no iban a cambiar. Era una vida pacífica, sin grandes novedades, pero era la mejor vida, que Aleix había podido obtener.

FIN

//Doy por terminada esta novela, pues las ideas para ella ya no me llegan :c muchas gracias por el apoyo incondicional. Quizás surjan algunos especiales, pero eso será todo.
¡Hasta la próxima! :)

Me volví adicta a ti #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora