25- Sumido en la lectura

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"¿Y dónde había quedado el ayer?"

Aún... Su aroma persistía poseyendo su piel; como toda su memoria. Sus besos... La pasión presa de la carne. Sus ojos grises. Aquella peca bajo su mirada... Esa que ella odiaba tanto, pero que él había ganado el vicio en besarla...

El ayer... Se sentía lejos. La mirada de la chica... Se extinguía entre sus dedos. Sus labios se presionaban; pero no rozaban los suyos, ni los de alguien más... Apenas se unían entre ellos, después de palabras dichas con fingida "amabilidad".
¿Sólo quedaba aferrarse al recuerdo? ¿Dónde quedaban aquellos días en que decía amarle de verdad?
El tiempo, había cambiado una sonrisa deslumbrante, por unos labios finos y llenos de fisuras; unos fríos y sin pizca de compasión, que sentenciaban... El final de su " aventura".

—¡Te amo! —Le grito él, alzando una de las tantas fotografías que se habían tomado juntos.
Allí se plasmaba el recuerdo de un amor, puro y verdadero. Uno que había comenzado a sus quince años, y ahora terminaba a sus diecisiete. ¡Habían sido dos años, maldita sea! ¡¿Cómo había dado todo un giró tan radical?!
Sus ojos eran eclipsados por centenas de lágrimas, la angustia era todo color de su mirada, pero a ella... Parecía poco importarle.
Su espalda, se expuso con agresividad y su mano se elevó, en un sencillo... Ademán de mano.

—No me rendiré, no dejaré ir mis sueños por nadie; ni por ti... —escupió ella, sin ninguna pizca de sentimiento.
Estaba firme a sus propósitos. Nada de lo que él dijera... Haría que su decisión cambiará...
Edward, fue ahogado por miles de recuerdos, en donde su tiempo se había yendo perdiendo junto a ella; en aquellos hermosos ojos grises... Que ahora se habían adueñado del cielo, provocando una lluvia agresiva, que en aquel instante le atravesaba la carne, como puñaladas sedientas: De verlo llorar.
Él tomó su mano, como cualquier que ruega por amor, y propuso irse con ella. ¿Sus sueños? Nada importaban... Sólo deseaba estar a su lado.

Edward... —Eleonor se deshizo del agarré, y vio al joven con la primera sonrisa, después de décadas exponiendo la frialdad de un vampiro —Ya habíamos hablado de esto; sobre que era en si nuestra relación. Fue, un período feliz, que será almacenado en nuestros recuerdos con grande estimó. Eso es todo lo que es. Tú y yo.... Tenemos sueños e inspiraciones. Tenemos que seguirlos. No podemos cambiarlos por un amor "pasajero".
¿Por qué seguía asesinándole de aquella manera? ¿Cuál era su intención? ¿Arrancarle la piel? ¡Le daría el placer de hacerlo, si eso cumplía su deseo de siempre permanecer a su lado!
Eleonor, no tenía su mismo deseo.
Ella era... Una alma libre, que tensionaba amar a más personas a lo largo de su vida.
—¡No me importa si no logró ser doctor! ¡Yo sólo quiero estar contigo! —Le grito con desesperación. Si sus ruegos no servían, sólo cabía el gritarle...
—No... No puedes.
Esas palabras sentenciaron el final.
Aquel había sido una amor más, uno que no sería digno de admiración. Uno que no tenía lugar en la literatura. Uno más... Del montón.

No cabía fuerza en él... Su mano se desplomó y aquellas imágenes expuestas en papel... Siguieron su camino.
Edward... vio "literalmente" su final.

Como aquel día; en que todo acabó... llovía fuertemente... El color de los ojos de Eleonor se expandía por todo el cielo.
Y con el sabor agridulce de la sangre saliente de la fina ranura de sus labios... Edward saboreó, el último paso a la muerte...
Las cortinas de su habitación, se agitaban con agresividad, como si gimieran por el sucedió que inevitablemente no había podido evitar.

Eleonor, había vivido un amor pasajero.
Y Edward... Había conocido la muerte por haberlo experimentado.

🌼🌼🌼

—¡Maldita sea!
Aleix había comenzado a llorar.
¡¿Aleix llorando por la lectura de un libro?! ¡Sólo podía ser el fin del mundo!
—¿Te gusto? —Marlene tragó saliva, dudosa por su trabajo.
—¡Es jodidamente hermosa! Pero... ¡¿Por qué tenía que morir?! —replicó en un arranque lleno de indignación.
—Bueno... Era la mejor forma de expresar cuanto amaba Edward a Eleonor... —Comentó Marlene, pasando la mano por su mejilla.
—¡Yo no quería que muriera! —Aleix se aferró a la pantalla de la computadora, llorando a moco tendido —¡Vuelve Edward!

Dos semanas después, aquel era el final de la historia... Y jamás pensó, crear semejante impacto en Aleix.

Me volví adicta a ti #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora