Después de la charla con le maestro me fui al estacionamiento a buscar mi carro. Lo encontré.
Pero a parte de encontrar el carro me encontré con esa mirada mata pasiones de Harry. Creo que me estaba esperando porque está a un lado de mi carro.—¿Me extrañaste bombón?.— Tenía una postura sexy y radiante, mataría a cualquier chica así con tal postura. Dije que no me gustaba pero me atrae y mucho.
— Sí mi amor, te extrañé.— Le dije sarcásticamente a lo que Harry solo río.
—Hey tienes buen humor, creí que eras una amargada o es solo que te molesta mi presencia porque si es así déjame decirte que ya gané.
—¿Gané? ¿Qué ganaste?— Él solo se limitó a regalarme una sonrisa de medio lado y lo empujé algo leve para entrar a mi carro.
— Quiero decir que ya gané tu atención, ya nos vamos entendiendo.
—No niño bonito, no ganaste mi atención— Harry solo me miró tierno y levantó su cabeza hacia al cielo y no dejó de reír.
— Ves como si gané tu atención, ya estás adentro.— Me pellizcó la mejilla y se fue.
—¿Adentro de donde?— Le grité mientras él se marchaba.
— No lo sé, tal vez de mí o de tu casa. Ahí lo dejo a tu imaginación.— Igual que yo, él me grito por la distancia que nos separaba.
—¡Idiota!— Le grité pero no me enojaba lo que me dijo y me reí bajo para que no creyeran que estaba loca pero de nada sirvió disimular si Harry volvió a voltear y me vio riendo y él también rió; dejé de reír pero él no. Al ver mi cara seria río aún más fuerte a lo que yo bufé.Me subí al carro para llegar a mi destino.
Una vez que llego a casa me quito los zapatos y me cambio por algo más cómodo y liguero.
—¿Qué hiciste de comer?— Mi mamá se encontraba en la cocina preparando agua de sabor.
—Tu papá tenía ganas de comer hamburguesas.
—Oh...bueno no está nada mal.— Digo mientras me dirijo al refrigerador a tomar una manzana.
—¿ Y qué si te preparo verduras?
— No eso no.— Hice un puchero. — Deja voy a lavarme las manos.Durante la comida estábamos los cuatro comiendo, aunque hacia falta mi hermano mayor: Gustavo. Él hacía mucha falta aquí en la casa. Gus se encontraba en México, se hizo independiente pero él decía que nos extrañaba cada vez que marcaba por teléfono.
— ¿Qué tal la escuela?.— Preguntó mi papá con la comida en la boca.
—Pásate la comida antes de hablar, te puede atragantar con ella. Me fue bien hoy, aunque mañana tengo que exponer. Estoy nerviosa.—Dije dandole un sorbo a mí vaso de agua.—Tú siempre te pones nerviosa. No es novedad.—Ricardo respondió.
—Que te de igual a ti.No tenía pensado seguir discutiendo con él para no preocupar a mi mamá.
Una vez que terminé empecé a hacer mis tareas en mi cuarto mientras escuchaba música.Mi celular comenzó a vibrar y contesté al número desconocido.
—Hola.
—Qué bien que contestas a la primera pitada, bombón.
—¡Harry!
—Él mismo de siempre y para siempre.
—Amén.— Reí al completar la oración y empezamos a reír; pero de repente me ruboricé y me puse nerviosa al ver que estábamos charlando sin pelear. Harry sintió ese mismo nervio que yo peque se calló por un momento. ¿Quién le pasaría mi número?—Oye Harry tengo una pregunta.
—Tengo mis métodos bombón.
—¿Qué? ¿De qué hablas?—Tenía el ceño fruncido.
—Que no te diré quién me pasó tu numero si esa era tu pregunta.
Reí.
—¿Cómo lo sabes? La risa nadie me la quitaba.
—He salido con chicas y sé cómo son y además, pues he visto películas. Es como la palabra mágica.
—¿Cómo?
—¿Ay es en serio? ¿tengo que explicarte hasta lo más mínimo que digo? —Rió. — Kris es como... algo típico que suele pasar, por ejemplo si tú tienes un montón de dinero y tu mamá lo ve, ¡es lógico! Que ella va a preguntar de dónde lo sacaste. Cualquier persona preguntaría eso.—Oh...Ok. ¿A qué debo tú llamada?
—Quería...—¿Qué quería él? ¿Sexo? Si es así está loco. —Quería invitarte a salir.¿Salir? Estoy totalmente nerviosa ñ, siento que mi panza duele y mis manos sudan, tengo calor. Pero escuché a Harry maldecir en voz baja.
–¿ Y por qué yo?
—Porque me gustas.—Harry es un chico sin rodeos pero esto me tomó por sorpresa. No
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Rompiendo Corazones |H.S|
RomanceRomper corazones nunca fue algo del otro mundo; pero hacerse cargo de ello si que lo es. Te enseñé a amar,te enseñé a reír, porque eso no era lo tuyo. Lo tuyo era algo que no tenía nombre, algo que si Dios se diera cuenta de esto, tú no obtendrías...