Capitulo 11

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Después de haber visto a Harry, entré al baño y me miré en el espejo; suspiré cansada y lo peor es que no sabía por qué. A veces creo que cargo con muchas cosas del pasado imaginarias o de cualquier cosita que me pasa y me pone mal. He intentado mejorar mi mente, aunque es algo difícil por la Universidad, la unidad, ir al gym y hacer pequeñas cosas en casa o salir, no mucho pero algo.

—¿Qué haces aquí?— Preguntó Ariana.
—¿Qué no es obvio? No vengo a besarme con el espejo.
— ¿Te gusta Harry?— ¿Qué? ¿Harry? No, claro que no, no es mi culpa que esta sea tan celosa y empiece a alucinar cosas.
—No me gusta. Estate feliz.
—Harry no puede olvidarme.
—¿Y eso a mí qué?— De estar frente al espejo me puse de perfil hacia ella. —Me reclamas de Harry como si me interesara o lo siguiera, no es mi culpa que él me esté hablando.
— Conozco las tipas como tú novata.
—No, no me conoces, por favor deja de reclamarme algo que no tengo ni idea.¿quieres? —Bramé y ella solo puso sus ojos en blanco y entro a hacer sus necesidades.

Salí del baño y me topé con Harry pero solo lo ignoré. Es lo mejor porque me causa problemas.

—Hey hey hey.—Traté de caminar más rápido pero me tomó por la cintura y me giró.

Dios santo, la piel se me erizó.

—¿Qué quieres Harry?
—¿Qué te dijo Ariana?
—¿Tenía que decirme algo? Porque si es así no me interesa. Ahora déjame ir Harry.
—¿Segura qué no te dijo nada?—Estaba nervioso, como si le asustara que me peleara con ella o algo. Pero no haré eso.
—No Harry no me dijo nada. Adiós.

Pero Harry me dio un beso en la mejilla y me sonrojé demasiado, es una sensación que no sabía cómo explicarla, sentía hormigueos por mi panza, pies y manos. Se sentía bien. Me gustó.
Pero cuando me alejé un poco de él todavía roja de la vergüenza vi un bulto a mi derecha: Ariana nos estaba viendo lo raro es que no estaba enojada, sino pensativa.
Miré a Harry y lo empujé con mi hombro para salir.

No podía evitar a Harry ya que vamos en la misma Universidad.
Me dirigía al aula donde el maestro Geronimo se encontraba, él era psicólogo y trabajaba en un siquiatra.

Toqué la puerta y pasé.

—Buenos días.— Sonreí y tomé asiento sin que el maestro me lo pidiera, había mucha confianza entre nosotros.
—Sé a lo que vienes y déjame primero decirte que tú hermano necesita no estar en la Universidad por lo menos un año o meses, su estado de ánimo es muy bajo.

¿Qué? Un año es mucho para un universitario.

—Maestro sabe que a mi hermano le quedan dos años y medio para terminar su carrera de abogado. Casi nada. Aunque otras personas crean que es mucho el tiempo en el que se está aquí, para nosotros no y ni para ellos. Sabe que el esfuerzo que el hizo fue un gran paso y para yo llegar a casa y decirle esto lo derrotará más.

— Entiendo tú punto de vista pero tú más que nadie sabe que lo que dice un psicólogo es verdad. Hay estudios que comprueban que el mejor medicamento para estar bien, es darse tiempo a uno mismo.

Claro que lo sabia pero no sé cómo vaya a reaccionar Ricardo.

— Creo que no es necesario que hable más cuando usted me dijo todo lo que tenía que decir. De tal maneras, gracias.
—A ver, lo sabes perfectamente que es así como él tiene que hacer su procedimiento para estar bien con él mismo solo que a ti te cuesta aceptarlo porque tienes miedo a que no pueda avanzar como lo hiciste tú.

Es cierto.

—Gracias, yo le diré a mi hermano. Tenga un buen día.

¿Por qué evitar lo que dijo el maestro? Temía por él, no por mí pero tal vez esté en lo incierto y mi hermano sea más fuerte que yo. Tal vez.

Cuando llegue a casa hablaré con mi mamá de esto.
Ya mero se hacían las tres de la tarde y yo estaba en clases de psicología, pronto tendría que exponer.
El maestro me aburría, ¿por qué el maestro Geronimo no nos daba clases? Geronimo era muy explícito, él era un hombre sin rodeos. Así deben de ser los maestros.

—Maestro, tengo una duda.— levanté la mano.
—Sí, dime.— el maestro se quitó sus lentes de contacto y me miró esperando mi pregunta.
—¿A qué se debe que la depresión vuelve después de un cierto tiempo?
— Ok. Mira. Una vez que caes en depresión se dice que vuelves a caer. Pero lo cierto es que no es cierto.—No sé qué les causaba gracia.
—¿Cómo?
— Se vuelve a caer en depresión porque no se cierran ciclos, por eso es necesario que cuando un paciente vaya a su consulta se desahogue y diga todo lo que piensa, cómo se siente. Es casi obligatorio.
—¿Hay otras maneras de cerrar los ciclos? — preguntó un alumno.
— Sí. Sí los hay. Uno de ellos es esperar a que el tiempo de resultados, cuando estés esperando a cerrar un ciclo una persona puede cerrar tu ciclo. Preguntarán cómo; pues depende de tu dolor. Por ejemplo: tienes un trauma que para los demás no es grave pero para ti sí, miedo a estar solo. A ti te causa miedo ¡pero qué crees! A los demás no porque para ellos estar solos ¡les funciona, les gusta, les satisface, los complace estar solos!—Parecía que el maestro estaba en una obra de teatro, explicaba este tema como si estuviese en una película.

—Pero llega alguien a tu vida y ya no estás solo, esa persona cerró tu ciclo que ¡Tú! No pudiste hacerlo. A eso me refiero chicos.— Sonrió satisfecho al ver nuestras cosas puestas en él, todo el salón le puso atención. Incluyéndome.

Aplaudimos y el maestro Geronimo sonrió satisfecho.

—Gracias chicos. Ay como amo mi clase.— Suspiró con una sonrisa de oreja a oreja.— Pueden salir. Y no se les olvide que mañana exponen.

Algunos de la clase lo ignoraron pero sabían que de esa exposición dependía su calificación.

—Adiós.— dije y me fui.
— Oye...espera.— dijo el maestro,gire hacia él.
—De casualidad ¿sales con Harry?
—¡No! ¿Por qué? ¿Él le dijo algo? ¿O qué vio?— Lo dije atropelladamente asustada, si alguien oyera al maestro decirme esto creerían que sí es cierto.

—Te pregunto esto porque hoy vi que él te dio un beso. Solo no te metas en problemas, su ex novia es muy mala persona, bueno, no sé cómo explicarlo. Pero yo que soy psicólogo también he he hablado con Harry sobre sus problemas, ese chico no debería de estar aquí por su comportamiento y eso que debería ser responsable de lo hace.
— Puede estar tranquilo, que yo no ando con el. El beso lo hizo para molestarme, nada más. Con su permiso.

Rompiendo Corazones |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora