Capitulo 1

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No sé por dónde empezar a contar mi historia para que sepáis todo por lo que he tenido que pasar, tantas cosas pasaron en apenas unas semanas..., todo sucedió tan rápido..., quiero que entendáis el motivo por el que me encuentro así, pero es complicado. Nunca he sido especialmente buena redactando, aún así necesito que alguien llegue a comprenderme. Supongo que si tengo que empezar a contar ha de ser por el principio, por ese día en el que todo cambio. Era un día como cualquier otro, principios de febrero, hacia bastante frío pero daba igual, tenía que levantarme temprano ya que debía ir a la escuela. Es mi obligación, no es porque me guste ir, aunque tampoco lo odio, solo es que mi vida es muy monótona, es una rutina constante, no tiene ninguna emoción en ella, es tan sosa, tan aburrida...

Todos los días son iguales, me despierto, me pongo ese incomodo uniforme que tan mal me sienta, desayuno y me voy, justo lo que estoy haciendo en este momento. No tengo amigos, tampoco es que los necesite, prefiero estar sola a tener una mala compañía que me influencie negativamente, al igual que en aquel entonces... Mis padres no se preocupan por mí, nunca lo han echo, no lo hacen ni lo harán, tampoco es algo que me afecte mucho a estas alturas de la vida, o al menos eso creo. Suelen estar de viaje en alguno de sus negocios, no entiendo esas ganas de trabajar que poseen, esa codicia y avaricia que los lleva a trabajar a unos niveles inhumanos solo para adquirir algo más de riqueza. Trabajan día y noche, se pasan meses fuera dejándome sola y aún así no son ni serán ricos, solo buscan dinero, nunca les importo mi felicidad, y la verdad es que no entiendo porque se esfuerzan tanto en algo que no tiene futuro. Termine de hacer lo básico y camine hacia el colegio, estaba bastante lejos, pero aunque hay escuelas mucho más cercanas a mi casa prefería caminar, esto me daba más tiempo para pensar.

Hoy tenía el presentimiento un tanto extraño, algo iba a suceder, no sé si bueno o malo, agradable o molesto. Mire hacia el cielo, estaba tan nublado como mi alma, suspire apenada, hace demasiado tiempo que no le veo el color a la vida, es demasiado monótona realmente no parece que encaje aquí. Las calles estaban salpicadas por varios alumnos, todos con alguien, ninguno solo. A medida que iba avanzando se veían a más adolescentes por la calle, cada uno iba a su propia escuela, unas pocas tiendas se encontraban abiertas para que a algún despistado comprase lo que se le hubiera olvidado a última hora. Ojalá me pasase algo interesante para variar, algo emocionante... Lo que no sabía es que los deseos podían ser tan peligrosos.

Llegue a la escuela temprano, tanto que casi no había nadie por la entrada, al menos esta vez había llegado cuando estaban las puertas abiertas, los alumnos que yo solía ver por la calle iban a otra escuela que se encontraba algo más lejos, los pocos que se encontraban aquí a estas horas eran por problemas con el horario de autobuses o bien eran tan antisociales como yo. Dios los cría y ellos se juntan, y eso es muy cierto, la diferencia con los demás grupos sociales es que a pesar de que todos los antisociales estemos reunidos en un mismo lugar no llegamos a hablarnos, compartimos espacio, pero poco más.

Un grupo de chicos cuchicheaban entre ellos la llegada de algún compañero nuevo, la curiosidad era demasiado tentadora logrando que me demorase más tiempo en las taquillas del que me esperaba intentando escuchar algo más, no entendía cómo iba a llegar alguien nuevo a estas alturas de curso. Sin embargo, al cambiar el tema de conversación suspire y me aleje despreocupada hacia mi clase, había perdido bastante tiempo intentando escuchar cual era el motivo de que un alumno llegase a mitad del curso, lo notaba, en los pasillos cada vez había más adolescentes hablando despreocupadamente. Al girar la esquina sentí un fuerte empujón que me tiro al suelo haciendo que mi mochila cayese y con ella los libros que había en su interior, el peso de alguien encima era bastante notorio. Un chico se había chocado conmigo al haber girado los dos a la vez, aparentaba tener la misma edad que yo con el cabello corto de un azul profundo al igual que sus ojos, que parecían estar analizando cada uno de mis movimientos. Estaba demasiado cerca de mi, podía notar hasta su respiración demasiado cerca de mi cara.

Rompiendo CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora