Capitulo 5

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Cuando recupere la consciencia noté que estaba tumbada en una confortable cama tapada con una fina manta, pero no tenía frío, la manta era fina pero cálida. No estaba en la misma habitación donde me habían mantenido atada, pero tampoco era mi dormitorio ni ningún otro lugar conocido, solo sabía que estaba entre cuatro moradas y mohosas paredes y un techo que no me resultaban para nada conocidos, la curiosidad de saber dónde estaba iba invadiendo mi cuerpo poco a poco que era incapaz de mantenerse tumbado por más tiempo. Me senté como pude en la cama agarrándome la barriga que había dado una fuerte punzada al moverme, no era lo único que me dolía, mi entrepierna ardía y me sentía extraña, estaba cansada y completamente desorientada. Si no estaba ni en aquella habitación que se caía a pedazos ni en mi casa... ¿Dónde me encontraba?

Escuche pasos acercarse y mire temerosa hacia la puerta cubriéndome instintivamente con la manta intentando fundirme con ella y pasar desapercibida, no quería ver a nadie. Cada movimiento brusco que hacía era una punzada de dolor por lo que me senté algo mejor con algo de torpeza mientras los pasos sonaban cada vez más cerca tensando mi pobre y extraño cuerpo que no parecía querer hacerme caso, pero misteriosamente me relaje cuando vi entrar a Len. Su figura me resultaba demasiado familiar, me recordaba a algo que no quería recordar, algo que podía notar como mi propio corazón me pedían a gritos que le perdonase todo el daño que me ha causado.

Pero mi cabeza no me deja olvidarlo, lo reproduce constantemente una y otra vez en un bucle infinito, quería olvidarlo, dejar de ver sus ojos burlones cuando me penetraba quitándome lo más preciado que tenía, pero seguía viéndolo turbando mi mente, odiándolo todo lo que era capaz al igual que al otro. Un escalofrío me recorrió entera al acordarme de Kaito, se había ganado todo mi odio, uno mucho mayor al que nunca lo había sentido con tanta fuerza hacia alguien, tanto que lo de Len parecía una tontería en comparación. Pero estaba segura de que a Len lo había visto en algún lugar con anterioridad, ¿Pero dónde? Este venía con un cubo y un paño como la vez anterior, además parecía llevar alguna especie de venda, pero al ver que estaba despierta lo dejo todo en el suelo y se acercó rápidamente hacia mi.

-Len: Rin, menos mal que ya has despertado.- dijo abrazándome con fuerza a pesar de mis intentos de alejarme, no quería que me tocase.

-¿Por qué? ¿Llevo mucho rato dormida?

-Len: Casi dos días, ya me tenías preocupado. No sabía si ibas a despertarte o iba a tener que llevarte a urgencias.

¿Tanto? Mire extrañada a la nada, incómoda por su cercanía y la aparente confianza que me había tomado, pareció notarlo pues se apartó un poco de mi dejándome espacio, dirigí mi mirada hacia el, no es como Kaito, a él si le parece que le importo, sino no me habría sacado de allí. Lo vi darme la espalda saliendo por la puerta otra vez, no comprendo su comportamiento, su forma de ser y de actuar cambia demasiado, a penas lo conozco pero no parece seguir ningún tipo de patrón de comportamiento, lleve mi mano a mis labios estaría dos en una inconsciente sonrisa, hacía mucho tiempo que nadie conseguía sacarme una sonrisa, y a pesar de haberme violado a conseguido de mi una sonrisa de las de verdad.

Y pensar que la culpa de mi actitud actual y puede que incluso indirectamente por culpa de lo que pasó he acabado aquí, todo por culpa de ser tan fría y cortante, todo por culpa de mi antiguo mejor amigo que me abandonó, que se fue sin dar explicación alguna arruinando toda mi vida, apenas lo recuerdo, pero desde entonces esta actitud tan fría que tengo es la que a predominado en mi. Len volvió a aparecer por la puerta unos minutos después, solo que esta vez llevaba comida en una bandeja, olía delicioso y mis tripas rugieron sin control, eso me recordó que me estaba muriendo de hambre, ya llevaba dos días sin probar bocado y eso que yo soy la gula en persona, me encanta comer.

-Len: Toma, tienes que estar habrienta.- dijo dejándome la bandeja en mis piernas y algo tímida tome el cubierto y di un bocado vacilante. Estaba delicioso así que me apure en terminarlo.- ¿Estaba bueno?- pregunto una vez acabé sonriéndome de una forma muy dulce, sí que ha cambiado de un día para otro, no sé si fiarme de su nueva y recién descubierta faceta.

Rompiendo CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora