Capitulo 26

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-Kaito: Bien hecho Nero, no dejes que aparte la mirada. Quiero que vea con detenimiento todo lo que le va a pasar a su amiguita y que se imagine que después, en su turno será mucho peor.

-Nero: Cierto, ya es hora de jugar.- la mirada lasciva de ambos se concentraba ahora en Luka quien parecía haber estado llorando en silencio todo este rato.

-Kaito: Luka no llores, ya veras como lo vas a disfrutar.

-Luka: P-p-pero yo no quiero esto... Por favor soltadnos.

-Kaito: Lo siento pero no.

Fue lo último que dijo mientras comenzaba desvestirla manoseando todo su cuerpo, desde la esquina de la habitación donde estaba atada, observé impotente como Kaito violaba a Luka, escuchaba sus llantos y gritos, en especial ese desgarrador primer grito cuando Kaito la penetró por primera vez. A aquella altura yo también lloraba junto a ella, realmente me apenaba que se encontrase en esa situación.

Sin embargo, me sentía extraña, tenía mucho calor y sed, demasiada sed, mi boca estaba sequísima y la saliva parecía no existir en ella, necesitaba desesperadamente humedecerla.

No quería seguir viendo aquello, pero Nero todavía tenía su mano en mi cuello, obligándome a observar toda la escena, cada embestida, hasta que por fin Kaito se corrió en ella. Lo supe en el momento en el que vi su cara de auténtico terror y como su llanto se había intensificado... Miré sin querer cómo Kaito salía de Luka sin ningún tipo de tacto, su cuerpo desnudo se acercaba hacia mí, hasta que se detuvo a tan solo unos metros de donde estaba.

Sabía que me estaba mirando, estaba segura de eso aunque me costaba enfocarlo bien, la luz me molestaba demasiado y me sentía demasiado mareada, además, el calor era demasiado insoportable, no sabía que estaba pasándome, no era posible que con solo una copa me hubiese emborrachado como para llegar a ese punto, ¿No? Pero, incluso con la dificultad que tenía para verle nítidamente, era demasiado obvio e intuitivo que en su rostro debía mostrarse aquella típica mueca de burla y lujuria, esa sonrisa cínica que no abandonaba su rostro por mucho tiempo.

-Kaito: Vaya vaya, mira a quien tenemos otra vez entre nosotros, si es la pequeña y desaparecida Rin. Sácale las bragas Nero.- él le hizo caso y tosí un poco antes de mirarle a sus algo borrosos y frios ojos azules como el hielo.

-Déjame basura.- mascullé, la lengua se me trababa y me costaba hablar, pero aun así traté de que sonase lo más amenazante posible, estaba frustrada y asustada por todo lo que le habían hecho a Luka y por lo que sabía que harían conmigo, pero a pesar de lo extraña que me sentía no iba a dejar que me tocasen sin luchar. Él se limitó a reír antes de darme una bofetada.

-Kaito: ¿Y quién me lo va a impedir? ¿Tú?...- se rió otra vez y negó con la cabeza antes de mirarme con seriedad- No te atrevas a insultarme pequeña. Yo estoy al mando, así que por tu propio bien más te vale obedecerme.

Me agarró del pelo arrastrándome hacia la pequeña cama donde se encontraba acostada Luka. Me soltó para desatarla, ella ni siquiera trató de huir en el corto tiempo que pasó sin ataduras, sabía que debía estar destrozada, completamente humillada, cuanto me gustaría poder consolarla. Sin embargo, sabía que eso no iba a poder ser posible, Kaito la volvió a atar tal y como estaba yo y la dejo en el duro y frío suelo. Fue entonces, al tenerla más cerca, cuando me percaté de que las sabanas estaban manchadas, no pude evitar dirigir una mirada culpable al observarla tan pálida y asustada, se notaba que estaba en pleno shock.

-L-Luka...- susurré como pude antes de que Kaito volviese a tirar de mi cabello acallando mi intento de darle ánimos.

-Kaito: Nero, siéntate en la cama.

Rompiendo CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora