Capitulo 3

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Me desperté no muy segura de cuantas horas habían pasado desde que el cansancio me sumió en aquel intranquilo sueño por el cual rememoraba toda la escena al completo de lo sucedido en aquella cama, lo único que sabía con certeza era que mis caderas ardían de dolor debido a la brusquedad que había tenido aquel chico rubio tan amigo de Kaito. Levante pesadamente la cabeza, mi cuerpo se sentía entumecido de permanecer en la misma posición tanto tiempo, pero seguía estando atada al poste de la cama, apreciando que me había dejado como recién llegada al mundo, no se había molestado ni en taparme. Las sabanas seguían movidas y sucias, incluso desde aquí, con esta postura era capaz de vislumbrar como los restos de semen y sangre empezaban a secarse. Desvíe la vista indignada y humillada, ¿Cómo han podido hacerme esto a mí?

Yo no les había echo nada, solo le había dejado claro a ese imbécil que no iba a aceptar una falsa y vacía amistad de alguien como él, no volvería a darle la oportunidad a nadie de destrozar mi vida, pero... Habiendo tantas personas en el mundo, ¿Por qué tuve que ser yo? Lo que me acababa de suceder no se lo desearía ni a mi peor enemigo, todo esto era demasiado indignante y asqueroso como para deseárselo a alguien por mucho que lo odiase. Todo mi entumecido cuerpo dolía cuando trataba de moverlo un poco para liberar las tensiones que se creaban en él por la forma en la que me encontraba, pero era inútil, no podía remediarlo, relajarme le haría bien a mi agarrotado cuerpo, pero era prácticamente imposible, y tampoco podía soltar mis amarres por más que lo había intentado las ataduras no se aflojaban absolutamente nada.

Los odio tanto..., odio a esos dos, en tan solo un día me han destrozado la vida por completo. Mi padre cuando se entere de esto me va a matar y mi madre... Bueno, a ella le dará igual, todo lo que hago para complacerla nunca es suficiente, da igual cuántas veces lo intente el resultando siempre era el mismo, a todo le encuentra una pega, siempre hay algún motivo para que no esté satisfecha conmigo, y por si esto no fuera suficiente siempre va buscando el modo de volver a mi padre en contra. La cantidad de insultos y regaños injustos que he tenido que soportar no tienen siquiera numero, pero igualmente siguen siendo mis padres y los quiero, aunque ellos no me quieran de la misma manera. Entonces palidecí al notar un detalle que había olvidado por completo, ellos no van a notar que he desaparecido hasta que no vuelvan a casa de su viaje, y para que eso ocurra todavía quedan varios meses por delante. No se van a preocupar por mi, ahora maldigo el hecho de haberme sentido orgullosa al conseguir que me ignoraran, ya que después de varios viajes y regalos posteriores se dieron cuenta de que si me llaman no se lo voy a coger, nunca lo hacia y hace ya bastante tiempo que dejaron de intentarlo, solo me envían de vez en cuando un mensaje que tampoco contesto.

Mire con algo más de atención la habitación en la que me encontraba, un armario en una pared, la cómoda y a su lado una silla por la otra... todos los muebles parecían que se iban a caer de viejos, y en mi interior estaba deseando que se le cayese encima a alguno de esos dos desalmados. En medio de la deteriorada sala se encontraba tirado en el suelo, cerca de la cama, mis bragas, las cuales estaban rotas por aquellos lugares donde él las había cortado. Contemple la puerta durante un rato, estaba abierta, tan cerca de mi libertad y a la vez tan lejos... No podía hacer nada, los nudos estaban muy bien hechos, por mas que tiraba de estos no se deshacían, es más, solo conseguía que se apretaran más, de hecho no me sorprendería que mis muñecas estuvieran en carne viva después de tantos intentos fallidos.

Empecé a escuchar unos pasos ligeros y por la puerta entró mi violador sonriente y despreocupado, como si no hubiera echo nada, pero sí que lo había echo. Me acaba de arruinar la vida y allí estaba el, tan tranquilo, avanzando risueño hasta que se detuvo a unos pasos de dónde estaba echada. Llevaba un cubo con lo que parecía agua y un trapo al lado, ¿Qué piensa hacer con eso?, observe sus movimientos algo confundida pero con odio latente en la mirada, no debía bajar la guardia, este desalmado podía hacer cualquier cosa de un instante a otro, solo es un depredador que tiene acorralada a su presa y es consciente de ello, en este caso para mi desgracia la presa soy yo.

Rompiendo CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora