Sueños Gemelos

Capítulo 13

Esto fue lo que soñé mientras acompañan a Liam:

Después de preparar nuestras cosas, irnos en el auto, escuchar la trágica decisión que escogió hacer el estado sobre borrar las memorias, mi padre manejó hasta el bosque, allí sacamos todo del auto y empezamos a adentrarnos en éste.

Teníamos que ser muy discretos, si el estado nos encontraba, nos borraría la memoria para vivir "felices" hasta el final de nuestros días.

Pero nosotros, como es normal de pensar, no queríamos nuestras memorias borradas y reemplazadas por unas falsas. Lo único que queríamos era vivir nuestra vida y escapar.

Nos adentramos en el bosque y decidimos dormir en la tierra, las carpas se demorarían mucho en preparar y llamarían demasiado la atención.

Mi padre fue a buscar agua, mientras yo y Will preparábamos la comida. Tratamos de hacer el menos humo posible.

—Mmm... Huele muy bien— dijo mi padre regresando con dos cubetas de agua.

—Es solo arroz con carne— dije.

—Bueno, supongo que es porque estoy hambriento— dijo Baird y le crujió el estómago.

—Bueno, entonces voy a empezar a servir— dijo Will dándome un beso en la mejilla.

Disfrutamos de nuestras simples comidas, sabíamos que desde ahora en adelante comeríamos cosas similares, si no peores.

Sacamos los sacos de dormir, mi padre se quedó con la frazada, mientras Will y yo nos acurrucábamos para no pasar frío.

—No puedo creer cuanto han cambiado nuestras vidas en un par de horas— dijo mi amado abrazándome.

—Yo tampoco, pero lo importante es que tú estás bien, igual que mi papá— dije.

—Y yo me alegro que tú estés bien— dijo. Pareció pensar un poco en decir algo.

—¿Qué quieres preguntar?— dije.

—Es que me preocupa que te desmayes de repente, es como si algo te hiciera dormir para que vieras algo. ¿Qué es lo que realmente pasa en tus sueños cuando duermes?— preguntó finalmente Will.

—Solo son sueños, que generan la cabeza con todos los problemas de la vida. No son nada más— dije. No quería conversar de los sueños con nadie, eran demasiado extraños, todavía no estaba preparaba, aunque no sabía si algún día lo estaría para confesar.

—Bueno, si algo extraño pasa asegúrate en decírmelo, puedes confiar en mí, siempre te voy a amar, no importa lo que hagas, o lo que sueñes, eres el amor de mi vida— dijo el hombre.

—Y yo siempre voy a confiar en ti— dije dándole un beso.

Me acomodé en su pecho para dormirme, pero escuché que hojas se movían alrededor nuestro, y definitivamente no era el viento. Los tres nos sentamos y sacamos nuestras armas, estábamos preparados para cualquier cosa.

Tratamos de ver una silueta que no fuera un búho, una planta o un árbol. Nada más se movía. Pero yo sentía que algo extraño estaba pasando.

Sentí un disparo y un dolor inmenso en mi antebrazo izquierdo, solté la pistola y ésta disparó sola. Una voz masculina gritó de dolor, el balazo le había dado a él.

Will y Blair me ayudaron a pararme, estaba perdiendo mucha sangre y la bala seguía en mi cuerpo, me sentía muy débil.

Al final will me llevó en sus brazos, mientras mi padre buscaba por ayuda. Tenía sueño, mucho, mucho sueño.

—No cierres los ojos, Blake, mantente despierta— dijo will notando que me estaba durmiendo.

—Eso trato, pero es muy difícil— dije. Entonces mi padre cortó un pedazo de su camisa y la puso alrededor de mi herida, eso ayudaba un poco a detener la hemorragia. Después de cortó otro pedazo y la puso en el inicio de mi antebrazo.

Seguimos buscando por auxilio. Aunque era casi imposible encontrar ayuda en mitades de un bosque que estaba prohibida la entrada al público.

Pero, al parecer nos equivocamos, después de unos minutos pude divisar una cabaña de madera.

Mi padre tocó la puerta. Quien respondió fue un hombre de unos cuarenta años de edad, al verme nos dejo pasar inmediatamente.

Dijo que vayamos a la habitación más escondida, una que estaba detrás de una puerta escondida en el baño.

Ahí había una cama, donde Will me puso suavemente. Además la habitación están repleta de cajas con lo que parecía sangre, cuero, remedios y otras miles de cosas de hospitales, el hombre era muy fanático de la medicina, o era doctor.

Pudimos escuchar hombres entrando al baño.

—¿Seguro que no esconde a nadie en su casa, doctor?— preguntó un hombre que creo que era de la armada.

—Seguro, jamás lo traicionaría, coronel— estaba en lo correcto.

—Bueno, en ese caso, nos vamos, tenemos que buscar a los fugitivos— dijo el coronel, escuché sus pasos yendo hacia afuera de la casa. Finalmente me podía relajar.

—Vamos a ver esa herida— dijo el doctor acercándose a mi brazo izquierdo— una bala, tendré que sacarla con pinzas, ya que no tengo nada más. Te voy a inyectar suero para que te recuperes— dijo.

—Gracias— dije casi susurrando.

—No hay de qué— dijo el doctor mientras buscaba suero, lo preparó y puso la horrible aguja en mi brazo.

Después buscó otro líquido, era morfina. Me lo inyectó y luego de que hiciera efecto, me sacó con una pinza la bala. Puso una venda en la herida y me dejó descansar. Incluso con la morfina, todavía dolía.

—¿Por qué nos ayuda?— preguntó mi padre.

—Por su hija— respondió— es muy especial.

—Lo es para nosotros, pero ¿Por qué es especial para usted?— preguntó con curiosidad Will.

—¿No le has dicho sobre...— después movilizó los labios para que solo yo entendiera. Había dicho "los sueños de Lailah?"

Respondí que no con la cabeza.

—¿Cómo sabe de eso?— pregunté.

—Puedo verlo en tus ojos, tus pensamientos, tus preocupaciones, es mi regalo, puedo leer las mentes— dijo el doctor— claro que primero tuve que practicarlo para usarlo bien. Yo fui quien inventó aquellas vacunas para sacar memorias y para poner otras.

—¿Cuál es su nombre?— preguntó mi padre.

—Prefiero no decirlo.

Después de que el doctor dijo esto, me sentí muy cansada y caí en un profundo sueño. El sueño típico de Lailah.

No soy una médica profesional, así que no esperen nada bueno de mí.

Abrazos. Ciao S2.