De polo a polo.

Capítulo 11

Después de pasar por el peor viaje en moto de toda mi existencia, con los ojos cerrados y asfixiando al chico sin nombre por apretarlo tan fuerte, llegamos al lugar donde según, servían unos ricos burritos.

- Ya llegamos, ¿Puedes dejar de abrazarme como si tu vida dependiera de ello y dejarme bajar? Muero de hambre - dice y abro los ojos e inmediatamente lo suelto, no me había dado cuenta que ya habíamos llegado, literal tardó unos diez minutos en llegar de lo rápido que conducía.

- La verdad es que mi vida si dependía de ello, conduces como un loco - dije mientras me bajaba de la moto.

MALDITA SEA, ME QUEMÉ LA PIERNA CON EL TUBO DE ESCAPE.
Esto sólo me pasa mí, en serio.
Duele, duele, duele, duele;
DUELE.

- Cuidado te quemas con el tubo de escape al bajarte - dice mientras se baja él, cuando voltea a verme, me mira adolorida mientras sobo mi pierna - Oh, claro. - ríe sarcástico - Imaginé que sucedería; déjame ver.

Le muestro mi pantorrilla, tenía un inmenso círculo rojo formado en mi pierna. Al ver la quemadura me toma de la cintura y me sube de nuevo a su moto, toma su mochila y saca una cremita en un frasco blanco, la destapa, se arrodilla para poder atenderme y cuidadosamente me echa en la herida.

- ¿Siempre tienes cremita para todo en esa mochila? -le sonrío.

- La verdad sí, tengo crema para los oídos, infecciones, hongos, humectánte, para las manos, entre muchas otras - dice mientras termina de echarme la crema.

- ¿En serio? - pregunto confundida, no lo decía en serio.

- No, ¿Qué clase de persona me crees? - ríe mientras se levanta y guarda su crema de nuevo en la mochila.

- No sé que clase de persona eres.

- Pues, créeme que no del tipo que colecciona cremas para hongos e infecciones y las lleva a todas partes... ¿O sí? -ríe.

- Ya, en serio - dije mientras me bajaba de la moto, ésta vez del lado correcto.

- Unas de las pocas desventajas que requiere tener una moto, es que me he quemado muy seguido con ese maldito tubo de escape; la relación más larga que he tenido hasta ahora, es con la crema para quemaduras.

No me sorprende.

- Ven, sé donde es un buen lugar para sentarnos - dice, y lo sigo.

El lugar queda en una colina, es como un mini restaurante de comida mexicana, pero a diferencia de un restaurante, este no tenía lujos. De igual forma, el ambiente era muy agradable.

- ¡Hola J! ¿Todo bien? - dice un señor que se aproxima a nosotros, parece ser el chef por su uniforme.

¿J?
Mmm...

- José hermano, todo excelente - dice mientras se abrazan.

- Veo que trajiste compañía - levanta las cejas mientras lo mira y luego voltea a verme a mí - ¿Cómo es tu nombre bonita? - pregunta.

- Hola, soy Elizabeth - le sonrío y él me da la mano.

- Mi nombre es José, un gusto tenerte aquí, ya verás que una vez que vienes, nunca más dejas de venir - me sonríe - Vengan, les doy una mesa en un buen sitio.

Seguimos a José y nos llevo a una mesa que estaba al aire libre, nos sentamos y pude apreciar la hermosa vista nocturna, junto al cielo lleno de estrellas.

- ¿Ya quieren ordenar? - preguntó José.

- Sí, nos traes siete de tus mejores burritos por favor - pide J.

- Perfecto, enseguida se los traigo - se retira.

- ¿Siete burritos? ¿Vas a alimentar a un pueblo? - río.

- Te dije que me estaba muriendo de hambre, Elizabeth - sonríe - por cierto, no tienes cara de Elizabeth, tienes cara como de Carmenza.

- ¿Carmenza? - volteo los ojos - ese nombre parece de abuelita.

- Tú pareces una abuelita - ríe.

- ¡Oye! No es cierto. Hablando de eso, ¿J? - levanto una ceja.

- Sí, así me dice José, mi nombre empieza con una J - dice.

- ¿Julio?, ¿Juan?, ¿Jacob?, ¿Jeremmy? - pregunto al azar.

- Mejor sigue estudiando, porque como vidente no llegarás a nada - ríe - Calma, te digo después de cenar... pero sólo si te comes tres de los burritos que pedí.

¿¿Tres??
¿Él quiere que termine cuatro horas en el baño o qué?

- ¿Estás loco? La comida mexicana no me sienta muy bien que digamos...

- ¿Te da diarrea? - lo dice en voz alta para que los demás escuchen.

- Ssshhh, cállate que nos escuchan - dije mientras me tapaba con el menú.

- ¿NO QUIERES QUE EL MUNDO
SE ENTERE QUE LA COMIDA MEXICANA TE DA DIARREA? - grita y ríe.

Que ver-güen-za

- ¡Cállateee, qué pena! - dije mientras me escondía más en el menú - me comeré los tres burritos pero sólo para demostrarte que no me pasará nada.

- Así es que me gusta - sonríe.

Pasaron unos minutos hasta que José nos trajera los burritos junto con unas cervezas.

- La cerveza son cortesía de la casa - dice José. 

- Gracias - dijimos al unísono.

Dicho y hecho, me comí los tres burritos. No me pareció tan difícil ya que estaban deliciosos y no eran tan grandes como pensé que serían.

- ¿No pensabas que podría comerlos todos, no? - pregunto orgullosa.

- La verdad es que no, ¿Te gustaron?

- Me parecieron deliciosos, creo que los mejores que he comido - dije mientras limpiaba mi boca con una servilleta.

- La verdad me sorprendiste, no a todas las chicas le gusta comer en un lugar que no es lujoso o con las mejores atenciones - dice - y que además, se come tres burritos - ríe.

- No me considero materialista, me gusta disfrutar de las pequeñas cosas que nos da la vida, incluyendo los burritos - le sonrío.

Pedimos la cuenta, J pagó, a pesar de que le insistí con pagar la mitad. Nos fuimos del restaurante y nos dirigimos a donde estaba la moto, no podíamos quedarnos más rato, ya hasta había olvidado que dejé mi casa sola con un montón de desconocidos.

- Mi nombre es Jonaikelson - dijo de repente mientras me veía a los ojos.

Ya va, ¿Qué?
¿Jonaikelson?
JAJAJAJAJAJAJ.
Ok, no es por ser mala pero en serio, ese nombre no me parece para nada bonito.

- ¿Jonaikelson? - pregunto mientras me muerdo el labio inferior, para no soltar la carcajada.

- ¡Debiste ver tu cara! - ríe - ¿Jonaikelson? - dice imitandome - No, eres muy ingenua, ¿Sabes?

Thanks God

- ¿Entonces, cuál es tu nombre? - pregunto, ansiosa por saber.

- Mi nombre es J...

Lo sabrán en el siguiente capítulo, i promise 💕. Espero les haya gustado.