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—¿Qué quieres decir? Eso es imposible...
El pueblo no puede ser invadido por monstruos.

—De hecho sí es posible. –dije en voz alta llamando la atención de todos en el establecimiento, continué– en el pueblo de Estela Lunar pasó por lo mismo hace 3 semanas, o será que... ¿creyeron que se trató de un simple rumor?

El chico impresionado por la noticia de dirigió nuevamente hacia el joven herido.

—Entonces, ¿porque no usan el cristal del pueblo para escapar a otro?

Cada pueblo tiene un Cristal que te permite teletransportarte a otros pueblos a cambio de algunas monedas por el servicio, pero si ellos no lo usaron es por algo.

—La presencia de los monstruos en el pueblo bloqueó el cristal... ¡no podemos usarlo!... fue horrible... –el chico atemorizado, calló de rodillas abrazandose a sí mismo– Todos nos ocultamos en la parte más alta del pueblo mientras tratábamos de defendernos, tomamos la dura desición de repartir nuestros mejores equipos y todas las pociones de cura a las 5 personas de nivel más alto... yo era uno de ellos y seriamos los que pasaríamos entre los monstruos hasta llegar al otro pueblo y pedir ayuda... pero... ¡solo yo sobreviví!

Una chica golpeó la mesa al levantarse bruscamente.

—¿Entonces qué hacemos aquí? ¡Vamos!

Su cabello es rubio, ojos azulados con una armadura de plata, equipada con un escudo y esgrima, la arma de una clase caballero.

La chica caminó hacia la salida y repentinamente dirigió su mirada hacia mí.

—Esa bufanda roja con las cuchillas de elemento oscuridad. Tú debes ser Shadow of Hell, ese asesino de los rumores.

—Vaya, me sorprende que me hayas identificado.

Las personas se levantaron de sus mesas, todos incrédulos y asombrados.

Nadie cree en los rumores pero al verse frente a mí ninguno se sentía tranquilo. Es verdad que muchos rumores de mí no son ciertos, como matar a quien sea por mero ocio, sin embargo no le importa aclararlo. Mientras más me teman mejor

—Shadow of Hell, arma grupo conmigo, te cubriré la espalda. Tu debes ser muy fuerte, eso facilitará las cosas.

—No recuerdo haber estado de acuerdo en ayudar –tomé la carta del restaurante y me puse a buscar algún postre.

—¡¿Que no eres conciente de la situación?!... Creí que serías una persona diferente, pero de todas formas para ser sincera, una parte mía no esperaba nada de tí –la chica tomó un poco de aire y al exalar lentamente y prosiguió– ¡Todos los demás, manden la noticia a toda la zona y agrupence de a 5, nos vemos en 10 minutos en la fuente central!

—Y tú ¿Quien te crees para darnos órdenes? –preguntó un chico que estaba sentado en una de las mesas del restaurante.

La chica no se disgustó en responder, desenfundó su esgrima y lo lanzó hacia el suelo con mucha fuerza provocando un pequeño temblor que estremeció a casi todos por su increíble fuerza.

Incluso hasta a mí... no me gustaría ser golpeado por ella.

—Soy Iani, Líder del clan La Hermandad y sucesora de la rama protectora en este mundo. Quien tenga el valor de demostrar su valentía y honor en combate lo veo en la plaza, ya saben las instrucciones. ¡Vamos!

 ¡Vamos!

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