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Bien, supuse que las cosas no serían tan fáciles.

—¡¿Que está pasando?! –exclamó Silvy confundida.

El asaltante que sostenía una cuchilla sobre el cuello de Blend hizo una señal moviendo la cabeza.

Tenía el presentimiento de una presencia acercándose, a pesar de no ver a nadie, podía escuchar el sonido de sus pisadas...

Son invisibles, eso quiere decir que son de clase asesino y que están usando Sigilo ahora mismo para atacarnos. Puedo detenerlos, pero antes tengo que quitarme de encima los estorbos.

—Silvy, ¿Sabes volar?

—¿Qué pasa Fla? ¿Qué quieres decir? Espera ¡¿porque me tomas de la mano?! Hey espe...¡IAAAAAA~!

La lancé hacia el tejado de una cabaña en donde cayó satisfactoriamente bien... por suerte.

—Eso dolió.... ¡oye Fla que te pasa!

Ignoré lo que decía Silvy y me enfoqué en mi entorno...

uno... dos... tres enemigos... radio de distancia por sonido.... 1 metro... 50cm...
20cm... Ahora.

Los asesinos siempre apuñalan por la espalda así que me dí la vuelta rápidamente y dí una patada al aire con fuerza.

—¡Gaahhhaa~!

Un gemido de dolor se dispersó revelando como por arte de magia un asaltante frente a mí, el golpe en su estómago le quitó el aire haciendo que suelte su cuchilla y retroceda descorcentado.

Aún faltaban dos, así que tome el brazo del ladrón y lo lancé hacia mi derecha... este se golpeó contra otro cuerpo invisible mostrando la presencia del segundo atacante... El golpe que recibió provocó que caiga al suelo dándome al menos 3 segundos más para defenderme del siguiente enemigo.

Me guié del sonido nuevamente y lancé mis dos cuchillas al frente mío... cuando lo hice quedaron quietas a un metro de mí, como si hubiera perforado un fantasma y entonces...

—¡Haaaggg~!

poco a poco se comenzó a reflejar la imagen de un tercer asaltante que caía rodillas lentamente con dos cuchillas perforadas en sus hombros.

El muchacho quedó paralizado y viendo como extraía mis armas de su cuerpo... no apartaba la mirada en él mientras que se despavorecia de terror... fue entonces cuando un chorro de sangre salpicó.

El segundo asaltante que se levantaba del suelo, vió tan terrible escena que no soportó hacerme frente...

—¡¿Co-como es posible?! ¡Al diablo con el dinero yo me largo de aquí!–exclamó huyendo y llevándose a su compañero cargado en brazos.

La mayoría de personas me teme generalmente por mi mirada. Si, cuando voy en serio mis ojos adormecidos se vuelven tan feroces y penetrantes como la mirada de un león a punto de dar el primer mordisco a su presa... te dicen directamente que ya estas muerto. O al menos así me lograron describir en los suburbios.
Independientemente de los rumores, las personas que son de niveles muy inferiores a mí por lo general caen en una parálisis interna de terror quedándose completamente petrificados sin poder ni mover un solo músculo cuando sus ojos cruzan con los míos...

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