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—¡Toma esto! –exclamó uno de los bandidos empuñando su daga por mi espalda.

Entonces dí media vuelta y sujeté su muñeca antes que logre cortarme.

—Eh nada mal... Esp...¡Ha¡ ¡Duele! –dijo el bandido soltando su daga y usando su otra mano parar librarse de mi agarre.

Cada vez presionaba más fuerte su muñeca hasta que cayó de rodillas por la impotencia.

Los demás ladrones se quedaron asombrados y no se atrevían a atacar, era una buena oportunidad para negociar con ellos.

—Viendo el tipo de armas que usan sé que ninguno de ustedes sobre pasan el nivel 30. Entonces...

—¡Ah! ¡Me rindo! ¡Dejame ir por favor! –exclamó el bandido que apenas podía ponerse de rodillas.

Su mano estaba tornándose roja por la falta del bombeo de la sangre. Era suficiente demostración de la diferencia de poder que había entre ellos y yo, así que sin mucho esfuerzo lo lancé hacia sus compañeros quienes parecían confundidos.

Lo más lógico es que intenten atacarme en grupo, pero ahora las cosas han cambiado. Ya no puedes revivir.
Una vez que mueres lo haces de verdad, entonces dependiendo a lo elijan podrían salvar su vida o dejar de existir.

—No quiero presumir, pero mi nivel de combate es de 53. Si quieren atacar háganlo ahora.–dije sacando mi bufanda roja por  debajo de mi polera.

Hubo un silencio entre todos y se les notaba fácilmente el temor por el tambaleo que hacían con sus armas.

Uno de ellos me reconoció pero no me esperé esa respuesta...

—Él es el que asesinó a todo su clan...

—Yo... lo dejo... –dijo uno de los bandidos.

—¡¿Cómo que lo dejas?! ¡Espera porque huyes!

—¡Y.. Yo igual! ¡No quiero morir!

—¡No esperen no se vayan! Tss... ¡Maldita sea! –exclamó el último y corrió con los demás.

¿Maté a todo mi clan? Claro... es lógico que culpen al asesino de la masacre del pueblo en donde residía el clan La Hermandad. Aunque sus rumores no son veraces... sentía un poco de angustia en mi interior por ser juzgado de algo que no hice... De todas formas... ya estoy acostumbrado a esto... sólo tengo que reprimir mis emociones para sacarlas al momento de pelear.

—Bueno, no creo que vuelvan a toparse contigo Miruhi.

—Maestro, me sorprende que no hayas sido muy violento.

—Si me pagaran por sus cabezas quizá lo sería.

—Me alegra que no sea así jeje–respondió con una sonrisa.– ¿hacia donde iremos maestro?

—Primero a la ciudad central, necesito algo de dinero, además estas sucia y necesitamos equipos nuevos.

—¡No estoy sucia! ¡Se lavarme sola! ¡Solo no tuve tiempo para cambiarme!

—Además, has cuidado de mí por 4 semanas, voy a pagarte todo.

—Eh... No te preocupes por eso... yo decidí cuidarte por mi misma jeje

—Te pagaré y ya. Odio estar en deuda con los demás.

—Pero... no quiero que pienses que lo hice con esa intención... ¡Ehhh Maestro espera! ¡No me dejes atrás!

Caminamos un par de minutos hasta llegar a Index City. La entrada de 2 pilares de marmol que solían  estar relucientes y cubierto de muchas flores estaban sucias y descuidadas. Al dar los primeros pasos dentro de la ciudadela esperaba encontrar un sin número de aventureros pero ahora solo había un puñado de 14 de personas, el lugar parecía diferente... Y no por las construcciones, las personas no tenían esa carisma que caracterizaba a esta ciudad como la más atractiva.

Legión-INDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora