Época actual

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Ghost of love

Capítulo  dos

Época actual

"La muerte no es nada... lo es todo".

Dante.

En otro tiempo había sido una mansión hermosa. Erigida sobre una colina que dominaba el valle; pero ahora estaba abandonada y ruinosa.
Tenía cegadas con tablas algunas ventanas, al tejado le faltaba la mayor parte de las tejas y la hiedra se extendía a sus anchas por todoslados. Hacía muchos años que nadie vivía en ella. Por lo menos no en la forma en que se espera.

Se había ganado la fama de mansión vieja y siniestra, porque nadie permanecía mucho tiempo en ella, cada nuevo propietario, aseguraba que pasaban cosas extrañas; sombras que se paseaban por las diferentes habitaciones, puertas abriéndose  y cerrándose solas, pianos que se tocaban solos... lamentos en medio de la noche... incluso pasos y la risa de un hombre. Así que al quedar deshabitada por aquellos rumores, cayó en el total abandono. Y todo volvió a ser paz y tranquilidad por un largo tiempo, en el que sólo estábamos yo y mis recuerdos.

Por doscientos años permaneció así, y yo permanecí anclado a la finca por ese mismo tiempo, alejando a todos aquéllos que tenían la osadía de internarse en mis terrenos.

El último que recordaba, era un niño casi un muchacho había entrado a la casa a raíz de una apuesta. Él y sus amigos tenían la costumbre de arrojar piedras a los cristales de las pocas ventanas expuestas y pasearse por el jardín en lo que ellos llamaban bicicletas.

Los habitantes del poblado más cercano coincidían en que la vieja finca era la última morada de un fantasma, algo de lo que todavía les gustaba hablar a la luz de las linternas alrededor de una fogata cuando salían a acampar. Habían relatado tanto la misma historia sobre mi muerte y le habían añadió extras de su propia cosecha, qué ya nadie estaba seguro de que parte era verdad y cuál no.

Por su parte, los niños, así cómo sus padres y sus abuelos antes durante su infancia, creían cierta esa historia del fantasma. Así que una noche de agosto, después de una ligera tormenta, uno de estos niño entró a la finca acompañado tan solo por una linterna que lanzaba un pequeño aró de luz palida frente a él.

Penetró en la cavernosa cocina por un estrecho hueco en la vieja puerta de madera destartalada por el tiempo, lo suficientemente ancho para que el niño pudiera pasar a travésde él.

Afuera, sus amigos le gritaban de todo, desde "Cuidado qué te agarra el fantasma" o " si que eres valiente".

Mientras tanto, el chiquillo avanzaba sigilosamente hacia el vestíbulo, agudizando el oído para captar cualquier sonido, no sé si esperaba oír voces, lamentos, o si pensaba que alguno de sus amigos le iba a gastar una broma, pero se mantenía alerta por si las dudas.

Desafortunadamente para él, lo único que se oía, eran los jóvenes latidos de su corazón, tan acelerados por el miedo que sentía que, casi estaba seguro de que le dolían las costillas.

Para cuando llegó al vestíbulo mal iluminado a causa de los tablones que cubrían algunas ventanas, el chico jadeaba cómo si hubiera estado corriendo por su vida, y aún así, siguió avanzando, recorriendo con sus pequeños ojos los lugares que alcanzaba a iluminar su linterna.

Cuando llegó al empolvado espejo que aún colgaba en la sala, se acercó lentamente a él y la madera del suelo crujió bajo su pesó. Produciendo  un espantoso sonido. Tan molesto, que la familia de ratones que tenía su madriguera dentro de uno de los viejos muebles que todavía quedaba de pie, salieron huyendo despavoridos.

—¡Estúpidos ratones! —maldijo cuando las pequeñas plagas pasaron corriendo junto a sus pies.

Cuando iluminó el espejo y miró su propio reflejo, se limpió el sudor que le empapaba la frente, y cuándo su mano cayó a un costado de su cuerpo me miró reflejado en aquel espejo viejo y sucio, justo detrás de él; con los ojos desorbitados se giró con linterna en mano para ver detrás de él... nada... miró de nuevo el espejo y allí seguía yo. Pálido y fantasmal.

Extendí mi mano como si quisiera atraparlo

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Extendí mi mano como si quisiera atraparlo. El niño gritó, aunque... a través de su garganta seca, más que un grito me pareció que lo que salía era un graznido que casi me hace reír.

Dejó caer la linterna y salió corriendo despavorido como hicieron los ratones antes de él, a pesar de la oscuridad que lo rodeaba se abrió camino hacia la salida; al final logró gritar, asustando a sus amigos quienes se alejaron gritando lo más rápido que podían moverse sus piernas.

Y finalmente  me reí.

Nunca me había reído tanto como esa noche, así que esperé a que volvieran, y esperé en vano, después de esa noche no regresó ninguno de ellos, y el caos volvió en forma de ruidosas y endemoniadas máquinas del infierno. 

¿Ahora qué era lo que tenía que hacer para purgar mi pena en santa paz? Ahora la finca palaciega estaba recuperando su imponente apariencia. Todo un regimiento de arquitectos, ingenieros y albañiles, le devolvían poco a poco su antiguo esplendor.

La finca La Herradura tenía nuevo dueño. Y yo ya estaba esperando por que llegaran para conocernos mejor.

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