Capítulo 1

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En una cabaña se encontraba una chica de cabello rojizo, ella miraba a todos lados confundida por estar en aquel lugar, no tenía sentido, ella estaba en el castillo de Crissan ¿Cómo había llegado hasta ahí?

─ ¿Qué se supone que hago aquí?

De repente la cabaña empezó a arder, habían llamas por doquier, como si estas quisieran acabar con todo lo que había a su paso, ella miraba como era que las llamas la rodeaban, pero ninguna alcanzaba a tocarla, como si fuera por arte de magia apareció una sombra, una persona con una capucha de color negro que cubría su rostro y no dejaba ver quien era la persona, lo único que Mónica pudo ver fue que del gorro de la capucha salían algunos rizos de color marrón, esta figura misteriosa sacó una espada y la señaló con ella, amenazando a la chica, la pelirroja intentó defenderse y se dio cuenta de que no podía, en ese momento se sintió como si no pudiera moverse, estaba estática, estaba congelada. De repente una figura conocida se posó frente a ella y habló

No le hagas daño, es solo una niña, mi niña, no tiene la culpa de nada, déjala en paz ─dijo aquella figura enfrentando posándose frente a la pelirroja.

La persona que tenía la espada miro al chico posado frente a la princesa, luego guardó el arma y se fue de ese lugar sin decir una sola palabra, la pelirroja se posó frente a aquella figura que la había protegido y al ver su rostro se quedo pasmada, no era posible. Él no podía ser real.

¿Zac? ─preguntó con la voz quebrada mientras daba un paso hacia atrás.

─ Mi amor, sé que la última vez nada terminó como queríamos, pero si tu me dieras otra oportunidad yo te prometo que no voy a volver a hacerte daño ─empezó a decir él, pero ella no lo dejó terminar, ya que salió corriendo del lugar para alejarse de él lo más que fuera posible.

La pelirroja se pudo dar cuenta de que llevaba la misma ropa que el día en el que llegó a Evenia, su cabello estaba recogido en una coleta y el bosque se miraba tal cual lo había visto ese día, lo cual le pareció aún más raro, de repente sintió dos grandes manos al rededor de su cintura y la persona la cargó como a un saco de patatas, mientras ella tiraba patadas al aire para soltarse y seguir escapando.

─ Zac, suéltame ─le ordenó ella mientras intentaba quitar las manos del castaño de su cintura.

─ No, amor ─dijo él con una voz burlona, causando que ella se enojara más de lo que ya estaba, quería que la soltara, no quería estar con él.

¡Zac, te estoy diciendo que me sueltes! No quiero que me toques ─dijo ella mientras empezaba a patalear con más fuerza.

─ Mi vida, si sigues haciendo eso ambos vamos a caer y no te va a gustar ─contestó el castaño mientras besaba el cabello de la chica y empezaba a llevarla a rastras, con mucho esfuerzo debido a la negativa de la chica.

Y así fue como siguieron su camino, la pelirroja siguió pataleando para liberarse y en una de esas el castaño ya no pudo mantenerse en pie y juntos cayeron a un lago. La pelirroja intentó salir lo más rápido que pudo para poner una distancia considerable entre ambos, pero Zac la tomó de la cintura y la besó, unió sus labios en un tierno beso, beso que ella correspondió después de unos segundos, aferrándose a la camisa del castaño mientras que él acariciaba su mejilla, lo amaba y ninguna traición haría cambiar eso, el castaño era el posible amor de su vida y ese era el problema, ella no lo podía olvidar, eso era lo que más le dolía.

─ Mónica, Mónica ─se escuchó una voz a lo lejos mientras la chica sentía como era que le movían un hombro.

─ ¿Que quieres? ─respondió ella de mala manera con los ojos entrecerrados.

Reino de Cristal |Completa ✅|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora