CAPITULO 3

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Cuando regresó a su habitación, Syaoran esperaba encontrar alerta a la mujer y se agachó, preparado para que se lanzara sobre él otra vez. Sin embargo, estaba sentada en la esquina con los brazos cruzados sobre las rodillas y la cabeza apoyada sobre los antebrazos. Un suave y delicado ronquido le hizo saber que estaba profundamente dormida.

¿Cómo puede ser?

Él no había sido capaz de hacer algo más que dormir una siesta desde que había sido liberado. E incluso había sido muy corta, despertando sobresaltado al menor ruido o la más leve agitación en el aire. Real o imaginaria.

Sin embargo, allí estaba ella en medio de territorio enemigo, y...

Dormía.

Profundamente.

Es una tonta.

Por encima de todo, era una rareza envuelta por el enigma y la contradicción. ¿Por qué? ¿Por qué había arriesgado su vida y cuerpo por otra persona? ¿Por qué había venido aquí?

¿Realmente?

Antes de que siquiera se diera cuenta de lo que estaba haciendo, había cerrado la distancia entre ellos y se arrodilló en el suelo a su lado. La armadura crujió muy ligeramente por el movimiento. El largo pelo castaño se le derramaba sobre los hombros y las piernas, formando un sedoso manto brillante. En esa posición, se veía aún más frágil y diminuta que antes... Como una pequeña flor en su suelo. Y olía como la belleza. La mayoría de los demonios tenía un olor... endemoniado, pero no ella.

Olía como el sol del verano que no había visto desde que era un niño... en los días en que había creído en la belleza y la decencia. Cuando él había mirado hacia un futuro que estúpidamente había creído sería brillante.

Antes de que la inocencia le hubiera sido tan violentamente arrebatada, y luego arrojada a la cara.

Vacilante, pero también demasiado curioso para detenerse, le tocó un mechón de cabello que colgaba a su lado. La suavidad lo sobresaltó. Lentamente, se lo llevó a la nariz para poder aspirar el olor dulce y agradable que parecía ser parte de ella. Ah, sí... le hizo pensar en el hogar que nunca había conocido o tenido.

Cerró los ojos para saborear el aroma a medida que se le introducía en la sangre como el fuego. Contra su voluntad, los pensamientos se dirigieron a cómo se vería ella desnuda. Cómo se sentiría al tenerla debajo de él, cuando saboreara su piel suave y cremosa...

No, mejor aún, encima de él.

Sí, esa era la imagen que él codiciaba. Con este cabello suave cosquilleándole la piel mientras ella lo miraba como nadie lo había hecho antes. Lento y tierno. Con besos suaves que no le drenaran la sangre.

Al igual que él haría con ella.

No seas estúpido. ¿Desde cuándo te convertiste en una ancianita? El sexo es sexo. Un acto animal sin sentido que el cuerpo necesita de vez en cuando. Sólo un absoluto imbécil imprime emoción en eso.

¿Y desde cuándo el sexo incluso es tierno? Sobre todo con alguien tan repugnante como él lo era. Infiernos, tenía suerte de que cualquier mujer se rebajara a sí misma para estar con él.

Sakura nunca lo haría.

El pensamiento aguijoneaba profundamente. Pero era verdad. Lo primero que había hecho después de que regresara su fuerza fue buscar a una amante demonio para saciar lo que más había perdido, el único placer que Noir no había tomado de él. Había necesitado la liberación en el peor tipo de forma. Pero ella, la demonio de pálida piel gris había sido fría y seca, el tacto áspero y exigente cuando lo había arañado y mordido hasta que sangró. Incluso lo había golpeado haciéndole perder algunos dientes. Y su cabello había sido duro y quebradizo. Nada como la cálida suavidad de su pequeña flor.

EL GUARDIÁN  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora