CAPITILO 11

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Jaden apartó la mirada de ella, pero no antes de que viera la vergüenza y el dolor en sus ojos. Su respiración se intensificó como si estuviera soportando un daño físico.

-Syaoran me odia porque soy el estúpido cabrón que le enseñó a Noir a drenar sus poderes y mantenerlo sumiso.

Se le aflojó la mandíbula cuando la ira le apuñaló el corazón. ¿Cómo había podido hacer algo así? A un niño, nada menos. Y ella que creía que era decente.

Al final, resultó que era incluso peor que Noir.

No tenía que preguntarse el porqué Syaoran odiaba a la gente como lo hacía. De verdad que nunca tuvo a nadie. Ni una sola vez en toda su vida.

Volvió a dirigir una mirada desdeñosa al cuerpo de Jaden

-¿Por qué lo hiciste?

Él soltó una carcajada en la que se entrelazaba la amargura junto con el odio por sí mismo.

-¿Por qué una persona jode a otra? Estaba tratando de salvar mi propio pellejo. En aquel momento, no conocía a Syaoran. Ni siquiera lo había visto. No es que eso sea una excusa, créeme, nadie está más disgustado con mi comportamiento que yo mismo.

Sakura no apostaría por ello. Lo que era extraño es que Syaoran no lo hubiera destripado ya.

Jaden suspiró.

-Mi única defensa es que estaba en un sitio donde no podía ver el mundo. Y Noir es una de las dos únicas personas que pueden mentirme sin que pueda detectarlo. Me dijo que había encontrado a un dios cabrón al que se le tenían que quitar los poderes. Si le mostraba cómo capturar al dios y usar sus propios poderes para mantenerlo débil, me dejaría salir de aquel agujero del infierno, y podría matarlo por él -la vergüenza en sus ojos bicolores le llegaba hasta el alma-. Nunca olvidaré el momento en que Noir lo tiró al suelo delante de mí, y miré a un inocente niño indefenso y aterrorizado que no tenía ni idea de lo que le habían hecho, ni por qué. Noir se rió como si fuera la cosa más divertida que hubiera visto. Y supe... -apretó los dientes y la agonía en su cara le reflejó que estaba siendo sincero cuando decía que lo lamentaba-. Supe que me había mentido y que acababa de condenar al pobre niño a la mayor miseria de la que cualquier criatura debería sufrir -se pasó la mano por el pelo oscuro-. Debería haberlo matado aquel día. Debería haberlo hecho. Pero no pude obligarme a asesinar a un niño indefenso.

-¿Cómo podrías haberlo matado?

Jaden le dirigió una sonrisa malvada.

-No hay nada que no pueda matar sin importar lo inmortal que sea.

-Entonces, ¿por qué no nos haces un favor a los dos y matas a Noir ahora?

Apartó la vista y curvó los labios con desprecio. No fue hasta que habló que se dio cuenta de que el desprecio estaba dirigido a sí mismo.

-Es una larga y complicada historia que nunca te voy a contar ni a ti ni a nadie. Es suficiente con decir que no matarlo cuando tuve la oportunidad fue el mayor error que he cometido en mi vida y es de lo que más me arrepiento. Nunca deja de sorprenderme la forma en que jodemos nuestras vidas por intentar protegernos, a nosotros y a los que amamos, de cualquier dolor o daño. Por desgracia, la vida es impredecible y se vuelve contra ti en los peores momentos posibles. Lástima que no podamos aporrearle en la cabeza hasta que desaparezca, o mejor, hasta que muera.

Demonios, como si ella no lo supiera. Cada vez que pensaba que las cosas parecían mejorar, siempre había algo que iba trágicamente mal.

-¿Por qué me estás contando todo esto?

EL GUARDIÁN  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora