Touya temblaba de incontrolable temor y rabia. Sí, sentía un insoportable dolor, pero eso no le importó mientras entraba en el hogar de sus enemigos.
Los Olímpicos.
El vestíbulo de los dioses del sueño, los Oneroi, para ser precisos. No había estado aquí en muchísimo tiempo, pero había hecho todo excepto olvidar su apariencia. Nada lo asustaba más que la gran desesperación que lo había hecho acudir.
Sólo iba a hacerlo por Sakura. Y por ella, lo haría absolutamente todo. Sin discusión. Todo lo que ella tenía que hacer era llamar e iría a ella, sin importar las consecuencias.
Con el corazón palpitándole, entró en las cámaras de las cuales había sido excluido.
Yue, el más antiguo líder de los Oneroi, alzó la mirada con un fiero ceño fruncido que rápidamente se diluyó en una máscara de total incredulidad. Como todo dios de sangre pura existente, Yue tenía una belleza excepcional y hacía que fuera difícil para los humanos mirarlo en carne y hueso. Su cabello era largo y plateado y sus ojos azules prácticamente brillaban con la misma plata refulgente.
Él se levantó. Descansando los puños sobre la mesa de reuniones, inclinándose hacia delante en un signo de obvia agresión. Como si eso fuera a intimidarle.
—¿Touya?
Su tono era bajo y susurrante, como si Yue creyese, quizás, estar teniendo alucinaciones.
Touya mantuvo el rostro estoico. No había necesidad de enajenar a Yue aún más.
—Sí, el infierno se ha congelado.
Debía de haber ocurrido para que él estuviese aquí y además pedirle a Yue cualquier clase de favor.
Yue arqueó una ceja en plan condescendiente.
—¿Por qué estás aquí?
Aunque los dioses sabían que ellos habían pactado una tregua hace unos años en Grecia, nunca habían sido amigos. Ninguno de ellos confiaba en el otro.
Habían luchado el uno contra el otro durante demasiados siglos para ello.
Touya permaneció de pie en el lado opuesto de la mesa y adoptó la postura de Yue.
—Tenemos un problema.
Eso sólo lo divirtió.
Yue bufó en una grosera negación.
—¿Nosotros?
Touya estaba a punto de borrar de un golpe la mirada satisfecha en las facciones de Yue. Pero no necesitaba los puños para hacerlo. Por una vez sus palabras serían mucho más efectivas.
—¿Recuerdas la llave del Olimpo?
Todos ellos habían ido tras Touya por ello.
Durante siglos.
Lo habían intentado todo para encontrarla y destruirla mientras Touya la había protegido con cada onza de su fuerza.
Esa llave contenía la única cosa que podría matar a los dioses Olímpicos y destruir toda su existencia. La sangre de las tres razas que Zeus, Apolo y los Destinos habían condenado y castigado injustamente.
Sangre que había sido mezclada con la de una diosa Atlante que los había maldecido cuando asesinaron a su único hijo y después la atraparon en el reino del infierno atlante. La diosa de la destrucción absoluta, Apollymi, les había prometido que el día del Justo Castigo llegaría cuando la bestia del pasado regresara y los enfrentara por todas sus numerosas transgresiones.
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EL GUARDIÁN (Terminada)
FanfictionEsta historia no es mía pero me encanto cuando la leí y me gustaría compartirla con ustedes es de la autoría de " Rock Violet" son muy buenas sus historias... Cuando una tortura en el infierno es el resultado de no cumplir con tu misión, Syaoran sab...