Sakura caminaba en círculos por el dormitorio del cual había memorizado cada detalle, incluso el diseño de las grietas del suelo. Había comido y luego había empezado a pasearse por lo que tuvo que ser horas y horas…
Si no un día entero.
La frustración le formó un nudo amargo en la garganta. ¿Cómo podría…?
El aire se revolvió tras ella.
Giró, lista para luchar.
El demonio se encontraba por fin de vuelta. Pero algo iba mal. Todos sus instintos se lo decían, aún cuando él estaba allí de pie, tan orgulloso y feroz como lo había estado antes.
Tensa y nerviosa, esperó a que hiciera o dijera algo.
Como ella, él no se movió mientras se evaluaban el uno al otro. El peso de aquella aterradora mirada dorada envió un temblor sobre ella…
¿Qué iba a hacer?
Syaoran contuvo el aliento mientras discutía silenciosamente qué acción tomar. Era estúpido el quedarse aquí mientras estaba herido. Lo sabía.
Su habitación siempre fue un lugar en el infierno donde podría retirarse para estar a salvo de todos excepto de Azura y Noir, allí no había forma de prohibirles la entrada.
Pero con ella aquí…
¿De qué te quejas? Serás maltratado pase lo que pase. Al menos ella no tenía sus poderes. Sólo podría proporcionarle mucho dolor.
Con los otros…
Sería ilimitado, sobre todo después de su retribución.
Además, no tengo ningún otro lugar a donde ir.
Tendría que encerrarla antes de desmayarse, pero Noir lo había dejado completamente exhausto después de que por fin se cansara de darle una paliza. Syaoran ahora estaba muy débil. Muy enfermo. Era asombroso que hubiera vuelto siquiera aquí.
No te caigas, maldito, no te atrevas a mostrar ninguna debilidad. Él era férreo de espíritu. Pero el cuerpo se negó a cooperar. Contra su voluntad, las piernas le cedieron y golpeó el suelo con fuerza, sorprendiéndose de no haber roto la piedra. Intentó permanecer consciente. Avanzar lentamente hacia la cama.
El cuerpo ni siquiera le concedería tanto. Estaba demasiado cansado y demasiado dolorido.
En contra de todos sus intentos, la oscuridad lo acogió.
Sakura retrocedió mientras lo observaba tirado en el suelo en una pila de gigantesca armadura metálica. ¿Era un truco?
¿Por qué lo sería? ¿Qué podría ganar al caer frente a ella?
Aún así… los demonios en Azmodea eran traicioneros. Malvados. Uno nunca sabía de qué fechorías eran capaces. No antes de que fuera demasiado tarde y estuvieran sobre ti.
Siempre cautelosa y curiosa, avanzó lentamente, lista para salir corriendo si la agarraba.
No lo hizo.
No fue hasta que se arrodilló que vio la sangre rezumar del pelo que se veía húmedo y más oscuro, así como sobre su armadura y cara. En varios sitios, la sangre corría bajo las placas de acero y goteaba en el suelo de piedra.
Había sido golpeado. Brutalmente. No, despiadadamente. Los golpes habían estropeado la pintura blanca y las líneas rojas y negras sobre su cara, mostrándole que después de todo era maquillaje y no su tono de piel.
¿Qué hago?
No había nadie a quien pedir ayuda. Y en el fondo de su mente estaba el miedo de que si moría, ella moriría también. Nadie sabía dónde estaba. Probablemente, ni siquiera Touya.
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EL GUARDIÁN (Terminada)
FanfictionEsta historia no es mía pero me encanto cuando la leí y me gustaría compartirla con ustedes es de la autoría de " Rock Violet" son muy buenas sus historias... Cuando una tortura en el infierno es el resultado de no cumplir con tu misión, Syaoran sab...