Capítulo 10: Al aire libre.

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—Jung Soo hyung, necesitamos que localices a Young Jin —Seungcheol subió a su camioneta junto a los demás con el manos libres del teléfono en su oreja—. Acabo de enviarte la información con su número telefónico y datos personales. Si puede ser rápido, mejor... no hay mucho tiempo.

—Nos pondremos a trabajar enseguida —respondió.

El líder general cortó la llamada y siguió conduciendo camino al hotel. Esperaba que los demás hayan avanzado algo más de lo que lo habían hecho antes de partir con su equipo; como si fuera pura sincronización o lectura de pensamientos a la lejanía, el teléfono de Seungcheol comenzó a sonar en sinónimo de una llamada.

Hyung, creemos saber dónde está Young Jin —a pesar de que los indicios parecían ser claros, Jihoon no dejaba de dudar—. Hemos reemplazado los números por letras, y estás dieron una ubicación bastante precisa...

—¿Pero...? —Mingyu sabía que, por el tono de voz del mayor, después de aquella buena noticia vendría un 'pero'.

—Pero no creo que sea probable —chasqueó la lengua—. La ubicación es la Mansión Rothschild en París...

—¿La mansión abandonada de los Rothschild? —inquirió Hansol, confundido.

—¿Algo que quieras contarnos, Hansol? —preguntó el líder general mirándolo por el retrovisor, Hansol asintió.

—No mucho, sólo que la conozco... —sus hombros fueron hacia arriba y luego bajaron una vez más con aires de despreocupación— Cuando tenía once años fui con mi familia a París, mi padre tenía una reunión y aprovecho a llevarnos con él. No sé mucho, sólo que está abandonada hace cientos de años, que se derrumba poco a poco y que es realmente gigante.

—Cheol, ¿puede ser posible que haya salido del país y entrado a otro sin que nadie se haya enterado? —preguntó el menor de los líderes rascando su barbilla— Digo, se ha contactado a cada aeropuerto de Corea del Sur y nadie ha visto nada.

—Si salieron de forma clandestina, hay grandes posibilidades de que no hayan utilizado un aeropuerto real —respondió—. Estamos regresando al hotel, cuando lleguemos lo hablamos con tranquilidad.

—De acuerdo, aún seguimos en nuestra habitación —respondió antes de colgar la llamada.

Los tres se quedaron meditando a cerca de la información que tenían hasta ahora; si en verdad estaban en París, no tenían más opción que viajar a Francia. Pero primero debían tener el resultado del rastreo del teléfono de Young Jin.

[...]

Al llegar al hotel, todos fueron a almorzar al restaurante mientras Seungcheol les contaba de la información que había conseguido sobre Young Jin gracias al banco. Sabía que no podían dejar de lado la investigación, pero por ahora no tenían mucho que hacer hasta recibir un mensaje de la central.

—¿Podemos descansar un poco y salir? —preguntó Seokmin, Seungcheol asintió afirmativamente— Al menos por hoy no tenemos más que hacer, hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance por ahora.

—Estos días aquí no hemos entrenado, y el parque parece un bonito lugar para hacerlo, me gustaría entrenar allí —dijo Chan, pensativo—. Sé que no tenemos protecciones, pero en una pelea real tampoco las tenemos. ¿Quién me acompaña?

—Vamos —dijeron los demás miembros del equipo al que el menor pertenecía.

—También quiero entrenar... —habló el líder general— Mi herida ya no duele, tampoco sangra. Necesito entrenar como antes... así que, también iré. Jihoonie, ¿vienes? Dudo que tu equipo sea capaz de practicar tiro en el parque —rio.

Los Reclutas: Contra Reloj (Seventeen) [Segunda temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora