once

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Dkai




Mi querida Fa-nu
Espero y te guste.
Ni ami me ha convencido del todo, pero te prometo algo mejor ♡







Cuatro horas mas tarde.

El infierno era un caos, un verdadero caos.

Tal parecía que se divirtieron a lo grande, cientos de demonios estaban arrodillados y suplicando por su vida. Algunos más destrozados que otros.

¿Quien seria? ¿para retomar el control? ¿O solo seria un enemigo más?

¿Tendría que hacerse cargo? Esperaba y no.

A menos que Lorcan estuviera en problemas.

Su cuerpo aún se encontraba cansado, hambriento.

Charlotte veía todo con una ligera sonrisita, y pensar que se perdió toda esa diversión.


"Es hora de ponerse a trabajar"- se dijo.

Quitando a todo aquel que se atravesará en su camino, tenia un par de horas tratando de encontrar a Lorcan, y la paciencia no era su virtud.

Sus pasos ágiles le situaron frente a esa habitación, en la cual jamás había estado. Su ceño se frunció al entrar en ella, algo en su interior cobro vida.

- Al fin nos conoceremos.-le vio recostado en un amplio sofá, la oscuridad rodeándolo cual amante.-¿Se puede saber quien eres y que ha pasado aquí?¿Donde esta Lorcan?

- Siempre eres tan directa, uno creería que estarías más agradecida con quien te salva.-Le dijo mofandose.-Y respondiendo a tus preguntas. Soy Dkai, hijo de Lorcan.-poniéndose de pie.-Cómo habrás notado, tuve que controlar esta ofensa, el gato no está y los ratones quieren hacer fiesta.-dando unos pasos fuera de la oscuridad.-Lorcan, simplemente no está. No se donde se ha metido ese desvergonzado.

Charlotte no apartó la vista de su imponente figura, ataviado en un traje a la medida. Un ser sin precedente, ojos grises. Eso fue lo primero que atrajo su interés, cabello marrón obscuro, cada rasgo en su rostro finamente acentuado de una manera tan masculina. Nunca, en lo que llevaba de su vida. O en este caso la falta de ella. Se encontró con un ser como él, todo en él le gritaba doblegarse ante sus deseos.

Charlotte se negaba a ceder, y él parecía darse cuenta de su dilema. Dándole una sonrisa perezosa. Como el gato que sabe a comido al canario.

-Entonces necesitas encontrarle, debo de hablar con él. Alessandra tiene un pequeño problema.-Le dijo Charlotte  con aburrimiento, mientras él se detenía a tan sólo un metro de ella.-Aunque, tú podrías hacerte cargo.

Se miraron fijamente, ambos midiendo el valor del otro.

Sus frios grises ojos queriendo ver más allá de su fachada. Charlotte gruño con disgusto, si algo le molestaba, eso sin duda era que le subestimaran.

-No te atrevas a subestimarme. No vayas por ese camino, ten por seguro que no te gustará.-le siseo Charlotte.

"¿Quien dice que no? Sería muy interesante verte perder el control."-
Le dijo Dkai.

La mirada desconcertada de Charlotte fue un pequeño parpadeo, antes de mostrar su cólera.

-Sal de mi mente. -dijo entre dientes, tensandose.-Malditos demonios.

Le sentía serpenteando entre sus pensamientos. Tan sutil, como lánguidas caricias a sus sentidos. Quería gritar, maldecir; cerrarle el avance en ella. El sudor perlaba la frente de Charlotte, no era nada sencillo ponerle un alto. Logró aislar la mayor parte de ella.

Cazador De AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora