Nueve

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Charlotte se levantó de golpe. Las palpitaciones de su corazón se volvieron más lentas, tan pausadas. Que podría haber pasado por muerta ante algún médico forense, llevo su mano a la altura de este, apretando la tela de la playera, mientras hacia una mueca tratando de controlar el dolor. Si se concentraba podía sentirlo.

En algún lado, estaba oculto. Alguien lo mantenía muy bien escondido.

-¿Te encuentras bien, Charlotte? Te noto un poco pálida.

Richard hizo la pregunta más obviamente tonta.
Y Charlotte se lo hizo saber por la mirada que le dedico.

-Está bien, esta bien. Esa fue una pregunta tonta. Vuelve a sentarte que es muy en serio, no tienes buena cara . . . Te ves mortecina. En la mejor de las palabras, aunque bien podría decir que pareces un zombi.-río desde su lugar.-Ya sabes esa invención loca de los humanos para referirse a la escoria de los demonios que se alimentan de otros. Nadie me tomo en serio cuando les sujeri acabar con ese maldito fisgón, era una maldita rata. Una rata en el psiquiátrico. Una rata, una muy jodida rata.

Richard sin ser consiente del suplicio en cual se encontraba Charlotte.

Profiriendo un fuerte grito, de una patada mando volar el sofá donde momentos antes descansaba. Era tan desgarrador.
Podía sentir como sus almas se desprendían y no eran de una a una.
Hubiera sido soportable, pero casi un tercio de ellas eran extraídas, quien quiera que lo estaba haciendo era más que claro que tenia un acceso directo al contrato.

-Malditasea.-susurro

Las piernas le temblaban, el sudor cubría su frente y sentir el corazón; el alma fragmentarse no le ayudaba para nada.

Cayendo de rodillas, su mente tratando de encontrar el nuevo contenedor de tan descarado robo. Sus ojos se abrieron un tanto más, la sorpresa, furia y  odio se reflejaban en su rostro.
El asombro hizo a Richard ponerse en pie para llegar a ella, con pasos vacilantes trato de tomarla. Profirió un grito más agudo y se desvaneció.

-Demonios

Susurro Richard.

Con la vista fija en donde segundos antes se encontraba Charlotte, se paso la huesuda mano por el pelo. Soltando maldición, tras maldición.
Marco un numero y espero.

-No se que esta pasando pero Charlotte se a marchado muy perturbada.-guardo silencio y escuchó atento.-¡Oh! Eso es terrible. Ahora entiendo porque se puso así, pobre del imbécil que se cruce con ella.


Su divertida risa hizo eco en la habitación.  
Tras colgar, su mirada se quedo pegada al techo; los pequeños querubines revoloteando de un lado al otro y demostrado así su verdadera naturaleza.

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-Sabes que todo esto sucedió gracias a ella. ¿verdad? Podrías estar ahora viviendo feliz y festejando junto a tu pareja la llegada de ese bebé. Tan pequeño e indefenso ser creciendo en ti ¿Acaso no temes por este pequeño?

Le dijo poniendo la mano en su plano vientre.

La sonrisa de Efessto creció ante la duda que habían creado sus palabras.

"La mente humana es tan simple y fácil de manipular, primero destruiré ese estorbo de retrato, tus hijos se podrán uno contra Lorcan. No sabes cuanto disfrutaré ver caer tu pequeño reino y esta mujer será la clave."

Pensó con deleite.

Sin mucha prisa tomó el rostro de Helena entre sus manos, para mirarle fijamente a los ojos. Quien trato de alejarse, siendo una pelea pérdida.

Cazador De AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora