Trece

9 1 0
                                    


Los párpados le pesaban, podría haber dormido durante días y seguiría sintiendo ese cansancio en todo su ser.

Hambre. Estaba hambrienta.
Trato de levantarse, mover alguna parte de su cuerpo. Le era imposible.
Su vista y oídos era todo con lo que contaba.

"¡Qué demonios!"
Pensó Charlotte.

Se concentró en mover su cuerpo.
Nada. No podía mover siquiera un dedo. Esto era grave, podía percibir algún tipo de sello. Quería negarse a creer semejante traición, ¿como se atrevían? ¿que tenían pensado hacer?
Se arrepentirán y eso era un hecho, lo disfrutaría, si que lo haría. Cerró los ojos al oír pasos, de momento no podía hacer nada.

La puerta se habrío tan lento y sin hacer el mínimo ruido, que si ella no estuviera despierta y concentrada, lo dejaría pasar.

-Te dije que aún no despertaría, los sellos limitan al mínimo su poder.-susurro Adam.-Cuando despierte será ya tarde. Solo necesito terminar el siguiente pergamino y tendremos su cuerpo sellado en el.

-Hazlo rápido, me da terror que despierte. -le dijo Dante con voz contenida.-Dudo que la muerte sea algo suficiente para ella.

-No deberías pensar en ello, después de todo, tú sugerirte este plan.-le recriminó Adam.-Aún debemos encontrar la forma de contactar con ellos.

-Entre tus compañeros, no hay alguien así. -tomando asiento en el suelo, junto a la puerta.-Debe de haber alguien así, siempre hay personas con ese tipo de poderes en sus grupos. Aunque no se si podrá contactar, no tenemos un nombre. -dijo Dante.

El silencio invadió la habitación,  solo dejando oír sus respiraciones. Cada uno sumido en sus pensamientos. Adam no había creído que Dante propusiera semejante plan. Un plan que por el momento, no había mostrado fallo. Debía reconocer que tenia sus dudas respecto a esto.

-Conozco a alguien.-llamando la atención de Dante.-Pero no estoy seguro que  quiera ayudar, no es muy cooperativa. Y menos si se trata de contactar a un demonio desconocido. Hace un tiempo, tuvo problemas con un demonio así. Y las cosas no terminaron bien.

-Convencele, no tenemos más opciones. Helena debe de estar muy asustada. Los quiero de vuelta, Adam.-mirándolo directamente a los ojos.-No me importa si con ello, me estoy sentenciando a la muerte. . . ¡Charlotte no vale la vida de ellos! ¿Sabes cuanto tiempo estuve sólo? ¿Cuanto dolor sentí al perder lo poco que tenia por ella? No le voy a permitir, que me arrebaten lo poco bueno que me queda. Nunca más, no los sacrificare por Charlotte. -escupió con desesperación Dante.-Antes de Helena, no era nadie.

El temor, sufrimiento y desesperación; reducían cualquier atrayente rasgo de su rostro. La situación y el tiempo límite sobre ellos, provocaba estragos en la mente de Dante.

-Necesitas mantener la cabeza fría. No eres él único preocupado, iré por esa llamada.-le dijo Adam, antes de dejar la habitación.

Poniéndose en pie, Dante camino hasta estar frente a la cama. Observó detenidamente a Charlotte, estudiando su rostro. Se veía tan serena, para cualquier otro que la viera, diría que es un ángel; un ser de suma belleza y pureza. Claro, eso lo diría cualquier otro. Para él era un ser muy peligroso. Casi se dejaba engañar, casi.
Ella solo buscaba su propio beneficio.

-Eres buena mintiendo. ¿Verdad, Charlotte? Pero no sólo tú lo puedes hacer. -le acarició el rostro.-Me quitaste a mi padre, y antes a él le quitaste el suyo. ¿Cuantas generaciones deben servirte? ¿No tienes compasión? Tantas familias destruidas. Padres sin hijos, hijos sin padres. Hermanos "desaparecidos" ¿Conoces la compasión, Charlotte? Aún recuerdo ese día, mi padre estaba aterrado. Nunca entendí su preocupación.-río sin alegría. -Simplemente lo creía un paranoico, te había construido un altar, algo tan espectacular. No tenía igual; tan tonto fui, quise jugar con todo ello y lo termine arruinando, ese día me dio unos buenos golpes, a mamá no le fue tan bien. La destruyó, no sólo su cuerpo, su espíritu se rompió y con ello conocí la otra cara de mi padre. ¿Cuanto resistió mi amada madre? Eso es algo que no deseo saber. Y sólo para un par de años después morir, se dejo morir. No creo poder juzgarle. Yo dese mucho ese final, cuando este me encontraba en aquella obscura habitación, pero siempre fui cobarde.-le dijo Dante, con odio.

Cazador De AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora